Así fue el fallido juego de Shadow the Hedgehog, el popular personaje que interpretará Keanu Reeves en el cine
Recordamos aquella vez que Sega decidió darle todo el protagonismo a la forma de vida definitiva con una aventura para las consolas de 128 bits que dejó mucho que desear.
Sega ha declarado que 2024 es el año de Shadow the Hedgehog, uno de los personajes más queridos del universo de Sonic, y no se puede negar que con esta curiosa campaña están consiguiendo relanzar su popularidad a un nuevo nivel que no veíamos desde los tiempos de las consolas de 128 bits, cuando este antihéroe debutó con el fantásticoSonic Adventure 2 .
Una buena muestra de ello la tenemos en la locura colectiva que se ha desatado en redes al confirmarse que el mismísimo Keanu Reeves (Matrix, John Wick) será el encargado de interpretar a la forma de vida definitiva en la tercera película del icónico erizo que se estrenará el próximo 20 de diciembre, quien promete llevar al límite a Sonic y sus amigos con su inmenso poder y sus ansias de venganza. Además, el 25 de octubre podremos disfrutar deSonic X Shadow Generations , una remasterización del aclamado Sonic Generations que traerá consigo nuevos niveles y una nueva campaña con muy buena pinta protagonizada, por supuesto, por Shadow.
Por ello, en Vandal hemos querido sumarnos a la celebración recordando la vez que Sega decidió dedicarle su propio videojuego al personaje, una historia que, lamentablemente, distó de tener un final feliz, pero que conviene recordar, ya que es un spin-off que apunta a tener mucha importancia en los nuevos contenido queSonic X Shadow Generations traerá consigo.
Un catastrófico spin-off
Para entender bien lo que ocurrió conShadow the Hedgehog , debemos retroceder a principios de siglo, una época en la que muchos de los jugadores que se criaron jugando a videojuegos con las consolas de 8, 16 y 32/64 bits empezaban a llegar a la adolescencia, lo que propició que las compañías empezaran a apostar por productos que contentaran sus nuevos intereses e inquietudes.
De un modo un tanto erróneo y al igual que le ocurrió a la industria del cómic en los 90, muchas editoras confundieron hacer juegos más maduros, serios y adultos con aumentar gratuitamente la cantidad de violencia de sus productos, hacer que todo sea muy oscuro, apostar por el trash metal y poner de protagonistas a personajes muy malotes y atormentados de dudosa moralidad, entre otras cosas.
Esto llevó a que algunas sagas perdieran gran parte de su identidad y a que acabásemos por recibir juegos como el horripilanteBomberman: Act Zero , el turbio reinicio 3D de Altered Beast o el desconcertante Prince of Persia: El Alma del Guerrero , una aventura muy notable que trajo consigo un brusquísimo cambio de tono con el que se perdió toda la magia de Las Arenas del Tiempo.
Hay muchísimos más ejemplos de esta oleada de juegos edgy, pero aquí el que nos interesa es precisamente Shadow the Hedgehog, un título que parecía inevitable que acabase llegando más pronto que tarde entre la popularidad que había cosechado el personaje entre los fans y las tendencias de la época. Y así lo hizo a finales de un fatídico 2005 en PS2, GameCube y Xbox.
Probablemente, uno de los mayores impactos que nos dejó este spin-off fue el hecho de ver a Shadow con pistolas, una imagen que cuesta todavía quitarse de la cabeza por lo surrealista que resulta y lo poco que encajaba con el universo del erizo. De hecho, esto se convirtió en una de las señas de identidad del título, ya que debíamos rearmarnos constantemente durante las fases con las armas que nos fuesemos encontrando por el escenario o que soltasen los enemigos. Es más, hasta los efectos de sonido de los menús eran disparos, lo que dejaba claro el tono de su propuesta.
Su historia nos ponía en la piel de este antihéroe para lidiar con la invasión de los Black Arms, unos peligrosos alienígenas que amenazan con conquistarlo y destruirlo todo. A diferencia de los dos Sonic Adventure, aquí el guion hacía aguas por todas partes y no había casi nada que salvar de él, ni por la forma en la que se nos cuentan las cosas ni por el relato en sí mismo, con una sucesión de secuencias sin mucho sentido, unos personajes muy mal definidos y unas reacciones impropias de la mayoría de ellas, por no hablar de algún que otro momento bastante estúpido y nada coherente.
En lo jugable intentaba ofrecernos una aventura de plataformas y acción 3D con niveles generalmente lineales que iban muy en la línea de lo visto en las fases deSonic Heroes y especialmente en las de Sonic y Shadow de Sonic Adventure 2, pero añadiendo las mencionadas armas de fuego a la ecuación y la posibilidad de pegar puñetazos.
Un detalle muy interesante y que sobre el papel suena realmente bien es la peculiar estructura que se le dio la aventura. En vez de apostar por un título con pantallas que se van sucediendo en un orden preestablecido, aquí cada fase tenía entre dos y tres posibles objetivos que podíamos cumplir. Dependiendo de cuál de ellos cumpliésemos para completar el nivel, la historia se ramificaba e iba en una dirección u otra, pudiendo llevarnos a jugar unas pantallas u otras hasta llegar a alguno de sus 10 finales posibles, en los cuáles Shadow podía acabar como héroe o villano.
Dicho así, parece que tenemos la receta para un buen juego: la velocidad, el plataformeo y la acción de un Sonic Adventure combinados con una estructura altamente rejugable que nos invitaba a que jugásemos una y otra vez hasta ver todas las rutas. Lamentablemente, el resultado final fue un auténtico desastre.
Para empezar, tenemos unos controles tremendamente imprecisos, poco amigables, con una detección de impactos y objetivos que dejaba mucho que desear y con un manejo de las armas deficiente que ni siquiera contaba con un sistema de apuntado que nos permitiese plataformear y disparar con comodidad, algo que se agravaba en el momento en el que nos daban la opción de conducir algún vehículo.
Por si esto no fuese suficientemente grave, el sistema de objetivos de las fases iba, por lo general, en contra de su propuesta jugable de velocidad, acción y plataformas, ya que muchas veces nos pedían que buscásemos una serie de cosas o, peor todavía, que destruyésemos a todos los enemigos de un tipo concreto del nivel.
Esto propiciaba momentos tremendamente frustrantes en los que queríamos avanzar a toda velocidad encadenando acrobacias, pero debíamos ir muy despacio y explorando todo al milímetro para asegurarnos de no saltarnos ningún objetivo. Y si al llegar al final del nivel os falta algún enemigo o algún elemento clave para cumplir con la misión que necesitáis para ir por la ruta que queréis, preparaos para usar los teletransportadores para retroceder a ciegas a puntos anteriores cruzando los dedos para encontrar lo que os falta. Una auténtica pesadilla que convertía fases como la del flashback de la colonia espacial ARK en una experiencia lenta, tediosa, desesperante y aburrida como ella sola.
Sumadle que el propio diseños de los niveles era muy pobre y poco consistente y entenderéis rápidamente por qué lo último de lo que podíamos tener ganas tras ver los títulos de créditos por primera vez era de volvernos a pasar el juego 9 veces más para jugar todas las rutas y desbloquear la auténtica batalla final.
Para rematar, llegó al mercado con demasiados errores de programación y si bien en GameCube y Xbox aguantaba el tipo y la mayor parte del tiempo funcionaba a 60 imágenes por segundo o rondaba una cifra cercana, en PS2 el rendimiento era completa y absolutamente atroz, además de verse mucho peor a nivel gráfico.
Podríamos seguir desgranando sus muchos problemas, como el hecho de que los personajes que nos acompañan a veces nos repiten una y otra vez las mismas frases hasta el hartazgo o su olvidable Modo Batalla para dos jugadores, pero llegados a este punto ya debería quedar claro por qué fue un juego tan fallido.
Al menos, la banda sonora estuvo bastante bien y temazos como I Am All Of me, Never Turn Back o All Hail Shadow son ya grandes clásicos de la saga, y de alguna forma con el paso de los años ha conseguido su propio grupo de defensores a pesar de que nunca ha sido un buen juego. Una pena, ya que tenía ideas interesantes con potencial, pero la ejecución falló estrepitosamente.
Con suerte, en esta recta final de año por fin se le hará justicia a Shadow con su campaña exclusiva de Sonic x Shadow Generations, la cual, curiosamente, recuperará a Black Doom (el villano principal de Shadow the Hedgehog) y sus Black Arms y tiene una pinta simple y llanamente espectacular, al igual que la tercera película de la saga cinematográfica que apunta a convertirse en el último gran taquillazo de este 2024.
Sega ha declarado que 2024 es el año de Shadow the Hedgehog, uno de los personajes más queridos del universo de Sonic, y no se puede negar que con esta curiosa campaña están consiguiendo relanzar su popularidad a un nuevo nivel que no veíamos desde los tiempos de las consolas de 128 bits, cuando este antihéroe debutó con el fantástico
Una buena muestra de ello la tenemos en la locura colectiva que se ha desatado en redes al confirmarse que el mismísimo Keanu Reeves (Matrix, John Wick) será el encargado de interpretar a la forma de vida definitiva en la tercera película del icónico erizo que se estrenará el próximo 20 de diciembre, quien promete llevar al límite a Sonic y sus amigos con su inmenso poder y sus ansias de venganza. Además, el 25 de octubre podremos disfrutar de
Por ello, en Vandal hemos querido sumarnos a la celebración recordando la vez que Sega decidió dedicarle su propio videojuego al personaje, una historia que, lamentablemente, distó de tener un final feliz, pero que conviene recordar, ya que es un spin-off que apunta a tener mucha importancia en los nuevos contenido que
Para entender bien lo que ocurrió con
De un modo un tanto erróneo y al igual que le ocurrió a la industria del cómic en los 90, muchas editoras confundieron hacer juegos más maduros, serios y adultos con aumentar gratuitamente la cantidad de violencia de sus productos, hacer que todo sea muy oscuro, apostar por el trash metal y poner de protagonistas a personajes muy malotes y atormentados de dudosa moralidad, entre otras cosas.
Esto llevó a que algunas sagas perdieran gran parte de su identidad y a que acabásemos por recibir juegos como el horripilante
Hay muchísimos más ejemplos de esta oleada de juegos edgy, pero aquí el que nos interesa es precisamente Shadow the Hedgehog, un título que parecía inevitable que acabase llegando más pronto que tarde entre la popularidad que había cosechado el personaje entre los fans y las tendencias de la época. Y así lo hizo a finales de un fatídico 2005 en PS2, GameCube y Xbox.
Probablemente, uno de los mayores impactos que nos dejó este spin-off fue el hecho de ver a Shadow con pistolas, una imagen que cuesta todavía quitarse de la cabeza por lo surrealista que resulta y lo poco que encajaba con el universo del erizo. De hecho, esto se convirtió en una de las señas de identidad del título, ya que debíamos rearmarnos constantemente durante las fases con las armas que nos fuesemos encontrando por el escenario o que soltasen los enemigos. Es más, hasta los efectos de sonido de los menús eran disparos, lo que dejaba claro el tono de su propuesta.
Su historia nos ponía en la piel de este antihéroe para lidiar con la invasión de los Black Arms, unos peligrosos alienígenas que amenazan con conquistarlo y destruirlo todo. A diferencia de los dos Sonic Adventure, aquí el guion hacía aguas por todas partes y no había casi nada que salvar de él, ni por la forma en la que se nos cuentan las cosas ni por el relato en sí mismo, con una sucesión de secuencias sin mucho sentido, unos personajes muy mal definidos y unas reacciones impropias de la mayoría de ellas, por no hablar de algún que otro momento bastante estúpido y nada coherente.
En lo jugable intentaba ofrecernos una aventura de plataformas y acción 3D con niveles generalmente lineales que iban muy en la línea de lo visto en las fases de
Un detalle muy interesante y que sobre el papel suena realmente bien es la peculiar estructura que se le dio la aventura. En vez de apostar por un título con pantallas que se van sucediendo en un orden preestablecido, aquí cada fase tenía entre dos y tres posibles objetivos que podíamos cumplir. Dependiendo de cuál de ellos cumpliésemos para completar el nivel, la historia se ramificaba e iba en una dirección u otra, pudiendo llevarnos a jugar unas pantallas u otras hasta llegar a alguno de sus 10 finales posibles, en los cuáles Shadow podía acabar como héroe o villano.
Dicho así, parece que tenemos la receta para un buen juego: la velocidad, el plataformeo y la acción de un Sonic Adventure combinados con una estructura altamente rejugable que nos invitaba a que jugásemos una y otra vez hasta ver todas las rutas. Lamentablemente, el resultado final fue un auténtico desastre.
Para empezar, tenemos unos controles tremendamente imprecisos, poco amigables, con una detección de impactos y objetivos que dejaba mucho que desear y con un manejo de las armas deficiente que ni siquiera contaba con un sistema de apuntado que nos permitiese plataformear y disparar con comodidad, algo que se agravaba en el momento en el que nos daban la opción de conducir algún vehículo.
Por si esto no fuese suficientemente grave, el sistema de objetivos de las fases iba, por lo general, en contra de su propuesta jugable de velocidad, acción y plataformas, ya que muchas veces nos pedían que buscásemos una serie de cosas o, peor todavía, que destruyésemos a todos los enemigos de un tipo concreto del nivel.
Esto propiciaba momentos tremendamente frustrantes en los que queríamos avanzar a toda velocidad encadenando acrobacias, pero debíamos ir muy despacio y explorando todo al milímetro para asegurarnos de no saltarnos ningún objetivo. Y si al llegar al final del nivel os falta algún enemigo o algún elemento clave para cumplir con la misión que necesitáis para ir por la ruta que queréis, preparaos para usar los teletransportadores para retroceder a ciegas a puntos anteriores cruzando los dedos para encontrar lo que os falta. Una auténtica pesadilla que convertía fases como la del flashback de la colonia espacial ARK en una experiencia lenta, tediosa, desesperante y aburrida como ella sola.
Sumadle que el propio diseños de los niveles era muy pobre y poco consistente y entenderéis rápidamente por qué lo último de lo que podíamos tener ganas tras ver los títulos de créditos por primera vez era de volvernos a pasar el juego 9 veces más para jugar todas las rutas y desbloquear la auténtica batalla final.
Para rematar, llegó al mercado con demasiados errores de programación y si bien en GameCube y Xbox aguantaba el tipo y la mayor parte del tiempo funcionaba a 60 imágenes por segundo o rondaba una cifra cercana, en PS2 el rendimiento era completa y absolutamente atroz, además de verse mucho peor a nivel gráfico.
Podríamos seguir desgranando sus muchos problemas, como el hecho de que los personajes que nos acompañan a veces nos repiten una y otra vez las mismas frases hasta el hartazgo o su olvidable Modo Batalla para dos jugadores, pero llegados a este punto ya debería quedar claro por qué fue un juego tan fallido.
Al menos, la banda sonora estuvo bastante bien y temazos como I Am All Of me, Never Turn Back o All Hail Shadow son ya grandes clásicos de la saga, y de alguna forma con el paso de los años ha conseguido su propio grupo de defensores a pesar de que nunca ha sido un buen juego. Una pena, ya que tenía ideas interesantes con potencial, pero la ejecución falló estrepitosamente.
Con suerte, en esta recta final de año por fin se le hará justicia a Shadow con su campaña exclusiva de Sonic x Shadow Generations, la cual, curiosamente, recuperará a Black Doom (el villano principal de Shadow the Hedgehog) y sus Black Arms y tiene una pinta simple y llanamente espectacular, al igual que la tercera película de la saga cinematográfica que apunta a convertirse en el último gran taquillazo de este 2024.