Cheney huye de Tump y regala un inesperado triunfo a Kamala Harris
A pocos días de su primer cara a cara con Donald Trump, Kamala Harris acaba de recibir una noticia inesperada. El exvicepresidente Dick Cheney, que sirvió en la administración de George W. Bush y ha sido el hombre por excelencia del republicanismo, ha anunciado que el próximo 5 de noviembre votará por la candidata demócrata.
Cheney ha explicado en un comunicado que lo hace para cumplir con su deber de «poner al país por encima del partidismo para defender nuestra Constitución» porque «en los 284 años de historia de nuestra nación, nunca ha habido un individuo que represente una mayor amenaza para nuestro país como Donald Trump»
El excongresista de Wyoming fue firme en sus palabras, asegurando que Trump trató de «robar las últimas elecciones utilizando mentiras y violencia para mantenerse en el poder después de que los votantes lo rechazaran. Nunca más se le podrá confiar el poder».
El que fue el brazo derecho de los Bush sí apoyó a Trump en 2016, a pesar de que en un principio lo tachó de «demócrata liberal». Pero en 2020 se distanció del republicano cuando arremetió contra el trabajo hecho durante su estancia en la Casa Blanca asegurando que no habían logrado detener el 11-S. Cheney, de 83 años, regresó a la escena política en el 2022 en un vídeo para la campaña de su hija en el que mostró sus futuras intenciones. El octogenario acusó al ahora candidato republicano de ser un «cobarde» y asegurando que nunca había habido «mayor amenaza» para el país.
La decisión del exvicepresidente norteamericano llega dos días después de que su hija, Liz Cheney, también republicana, anunciara su cambio de voto citando el «peligro que representa Donald Trump» para el país. Liz, exmiembro de la Cámara de representantes de Wyoming, se distanció de Trump tras el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021. El viernes recibió varias críticas tras llamar al candidato republicano «un ser humano depravado», y los etiquetó a él y a su compañero de fórmula, JD Vance, «cerdos misóginos».
La respuesta de Trump no se hizo esperar, y en su plataforma Truth Social publicó que «Dick Cheney es un RINO irrelevante», igual que su hija. RINO son las siglas de Republican In Name Only (en español, Republicano Solo de Nombre), y es un término utilizado por los miembros más conservadores del partido para referirse a otros partidarios con visiones políticas más centristas, que son criticados por cooperar con los demócratas.
Por su parte, la presidenta de campaña de Kamala Harris, OMalley Dillon, ha anunciado que la demócrata está orgullosa de este apoyo y «respeta profundamente la valentía» de Dick «de anteponer el país al partido».
La decisión ha supuesto un giro histórico y uno de los cambios de partido más notable que han tenido lugar en los últimos meses, pero no el único. Cada vez más republicanos están mostrando reticencias, de manera pública o privada, a seguir apoyando a Donald Trump, incluido el que fuera su mano derecha durante su presidencia, Mike Pence, el expresidente George W. Bush, el exjefe de gabinete de la Casa Blanca John Kelly o el senador de Utah Mitt Romney.
Pero a Trump parece no preocuparle una estampida de apoyos, y él sigue empeñado en mantenerse en una línea dura que pasa por desmantelar todo lo creado por la actual administración, colocando en lugares estratégicos a personas con su misma visión.
Sin ir más lejos, el jueves, en una conferencia durante un foro económico en Nueva York, anunció que, si vuelve a la Casa Blanca, su amigo y hombre más rico del mundo, Elon Musk, presidirá una comisión encargada de revisar cómo de eficiente es el sector público estadounidense. Un equipo llevará a cabo una «auditoría financiera» para recomendar reformas «drásticas», y como Musk «no está muy ocupado, ha aceptado capitanear este equipo». Su gran amigo no tardó en responderle a través de su red social X: «Estoy deseando servir a EEUU si hay ocasión. No necesito ni sueldo, ni un título ni reconocimiento».
Los últimos movimientos de campaña llegan en un momento clave. El viernes arrancó la votación anticipada en estados como Carolina del Norte, un territorio muy disputado en los próximos comicios.