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Un regreso casi perfecto salva a la Starliner y a Boeing del desastre: la nave de los astronautas atrapados vuelve a la Tierra vacía

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Abc.es 
Boeing y su nave Starliner han salvado los muebles en lo que ha sido, sin duda, el culebrón espacial del verano. La primera prueba con tripulación de la nave, que aspira a convertirse en el próximo vehículo espacial estadounidense con vuelos regulares a la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), ha acabado con el regreso de la cápsula vacía en la madrugada de este sábado. La NASA decidió no arriesgar tras registrar varias fugas de helio y un problema con los propulsores, y tomó la decisión de que su tripulación, formada por los veteranos astronautas de la agencia Suni Williams y Butch Wilmore, se quedara en la ISS al menos hasta febrero . Tras la decisión, ambos tripulantes y el equipo en Tierra cambiaron la configuración de la cápsula para un regreso autónomo. Wilmore y Williams terminaron todos los preparativos para dejar lista la nave de Boeing un día antes de su partida. «El dúo cerró la escotilla de la Starliner por última vez el jueves por la tarde, preparando la nave espacial para su partida sin tripulación», rezaba el último comunicado de la NASA antes del regreso. Williams y Wilmore vieron por la escotilla las maniobras que la cápsula, que empezaron al filo de la medianoche en España. «Es hora de llevar a la Starliner de vuelta a casa», afirmó Wilmore en una conexión con el equipo de Tierra minutos antes de comenzar las operaciones. «Sois un equipo increíble. Buena suerte». La NASA, consciente de todos los ojos puestos en el regreso debido a la expectación que han creado los astronautas 'atrapados' (si bien siempre han tenido una forma de volver en caso de emergencia en la ISS), ha intentado ser lo más transparente posible desde las críticas registradas los primeros días por no ofrecer información al respecto. Desde momentos previos a la partida de la Starliner de la ISS, a 400 kilómetros de la superficie terrestre, hasta su aterrizaje en el desierto en Nuevo México , cerca de las instalaciones de White Sands de la NASA, la agencia espacial ha retransmitido todo el proceso en directo, emitiendo comunicados cada vez que la nave cumplía los hitos previstos. Así, se pudo ver cómo la cápsula se separó lentamente unos metros de la ISS para luego realizar un potente encendido de reactores para evitar que cualquier fallo acabara con la colisión de la nave en el laboratorio espacial. Tras un viaje más o menos tranquilo (si bien Steve Stich, gerente del programa de tripulación comercial de la NASA, revelaría después que el sistema de navegación sufrió un pequeño corte durante la vuelta), la Starliner aterrizaba dos minutos antes de lo esperado, pasado un minuto de la medianoche en el desierto de Nuevo México (las 6.01 en la península ibérica). «Ha sido un gran día. Suni lo dijo: Starliner estaba preparada y lo ha demostrado», ha afirmado en rueda de prensa posterior al aterrizaje el propio Stich, quien sin embargo ha explicado que se registraron algunos problemas, como que un par de propulsores mostraron una temperatura mayor de la esperada. «Ha sido un aterrizaje exitoso, pero tomamos la decisión correcta en traer sin tripulación la nave», ha asegurado Stich en la conexión con los medios en la que, una vez más, ningún representante de Boeing ha estado presente. «Es un vuelo de prueba y conseguimos entre el 85 y el 90 por ciento de los objetivos previstos. En muchos puntos, la Starliner superó las expectativas. Pero había algunas cosas con las que el equipo no estaba cómodo, así que tomamos la decisión de dejar en la ISS a Butch y Sunni. La nave ha hecho un gran trabajo hoy, aunque hay que revisar los datos antes de pensar en el siguiente paso». Ahora la nave será transportada en un par de semanas a las instalaciones de lanzamiento en Cabo Cañaveral, donde Boeing y la NASA revisarán todos la información recabada por la sonda. «Aún es pronto para decir cuándo volará de nuevo Starliner -ha admitido Stich-. Nos gustaría poder realizar vuelos regulares a la ISS, pero necesitamos un poco de tiempo para llegar allí». La primera prueba tripulada de la Starliner partió el pasado 5 de junio, aunque no sin sufrir retrasos y cancelaciones hasta entonces. Previamente había llevado a cabo dos pruebas: una en 2019, en la que tuvo que regresar a la Tierra tras registrar perderse de camino a la ISS; y una segunda en 2022, donde sí logró su objetivo, si bien se detectaron algunos problemas con los paracaídas en el aterrizaje. En este nuevo test, el primero tripulado, consiguió su objetivo de llegar al laboratorio orbital. Aunque tampoco faltaron contratiempos: durante el viaje se registraron varias fugas de helio, pero lo más preocupante fue el fallo de 5 de los 28 propulsores que motivaron que la Starliner tuviera que atracar a la segunda en la ISS. Con todo esto, lo que se suponía una estancia de una semana se ha alargado a tres meses. Y aunque la nave regrese, la NASA ha tomado la decisión de que Williams y Wilmore se queden hasta febrero para finalmente volver con la tripulación de la misión Crew-9 en una Dragon de SpaceX. Y todo a pesar de que a partir del minuto cero del atraque de la Starliner comenzaron toda una serie de pruebas, tanto en la nave acoplada a la ISS como con una réplica de los propulsores en las instalaciones de la NASA de White Sands para saber qué había ocurrido. Aunque tras los primeros test desde Boeing se mostraron bastante optimistas -llegaron a emitir un comunicado apuntando a agosto como el mes de regreso -, la agencia espacial estadounidense siempre se mostró más cautelosa y finalmente decidió que la Starliner regresara a casa sola, tal y como hizo público en una rueda de prensa en la que ningún representante de Boeing estuvo presente. «Boeing creía en el modelo que habían creado que intentaba predecir la degradación de los propulsores para el resto del vuelo», explicó Stich a los periodistas esta semana en una rueda de prensa previa del regreso de la Starliner . «Sin embargo, el equipo de la NASA, debido a la incertidumbre en el modelo, no podía sentirse cómodo con eso», agregó, calificando el estado de ánimo durante las reuniones como «tenso». El aterrizaje pone fin a la primera misión tripulada de la Starliner, la prueba de fuego de Boeing para volver a la carrera del transporte espacial que lleva liderando SpaceX con su Crew Dragon desde 2020. Aunque la compañía de Elon Musk recibió mucha menos inversión por parte de la NASA, pronto tomó la cabeza de la competición, y se ha convertido en principal contratista de la agencia espacial estadounidense tanto con sus naves como con sus cohetes reutilizables Falcon.