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Adriana Ugarte: «La sensación de anonimato me hace sentirme relajada»

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Abc.es 
Adriana Ugarte vive uno de los momentos más apacibles de su vida. A punto de estrenarse su nueva película en octubre, que da visibilidad a la problemática del cáncer, regresa de Tánger , con la mochila llena de excelentes intenciones. La actriz ha pasado unos días junto a su pareja, Juan Antonio Rosas, en La Maison Blanche de Tánger, donde ha iniciado un proyecto solidario para salvar animales en condiciones ínfimas. Lo cierto es que el primer animal rescatado en este proyecto filantrópico, Pituli , lo ha hecho en un lugar de referencia como es la emblemática Maison Blanche, santuario de culto donde recalan personajes como Isabel Preysler, Felipe González y su esposa Mar o el mismísimo, Daniel Craig 007 . «No sé si salvamos a Pituli o más bien nos salvó ella a nosotros enseñándonos a ver que muchos 'poquitos' generan un gran cambio», nos dice la actriz. También nos cuenta que vivir en pareja es perfecto: «Para mí, lo ideal es convivir como cómplices que desean profundamente la felicidad del otro». —'Tiempo entre costuras' te catapultó a lo más alto. Amas Tánger, donde la rodaste, y ahora vuelves de nuevo. ¿Te reconocen aún los tangerinos cuando te pierdes por la medina? —La realidad es que no me reconocen por la calle, no sé si la serie ha «resucitado» como ha pasado en España en Netflix. Me han reconocido españoles turistas en la ciudad pero no personas locales. Y reconozco que esta sensación de anonimato me ha hecho relajarme mucho y sentirme más despreocupada y más natural. —En esta ocasión, en vez de rodar en Tánger, has estado en una misión solidaria con un proyecto de ayuda animal que tienes en conjunto con tu chico. —La realidad es que cuando llegamos no teníamos ningún proyecto elaborado para esta zona específica. Todo se empezó a gestar al descubrir la presencia masiva de gatos en las calles. Hablamos con vecinos de diferentes barrios y nos confirmaron que había ido en aumento en los últimos años y que se sentían desbordados. Así que hemos decidido ayudar . —¿Qué proyecto queréis poner en marcha?   —Nuestro proyecto consiste en llevar a cabo una campaña de esterilización masiva en las calles de Tánger. La idea es usar clínicas, casas equipadas u hospitales móviles para llevarlo a cabo. Hice la formación de auxiliar veterinaria y pude ejercer en una clínica muy activa así que la ilusión es implicarme al 100% en el proyecto. —Siempre agradeces a Juan José la sintonía que tiene contigo a nivel animalista y como se lo curra para ayudar a esos «bichejos» que tanto quieres… —¡Sí! Esto es algo que hemos hecho y estamos elaborando juntos. Siempre habíamos estado vinculados a la ayuda animal y, al unirnos, estos proyectos y planes se potencian y la realidad se vuelve más accesible. Imaginaos lo que podríamos conseguir entre muchas personas sensibles a realidades de este tipo. —Ahora vives en pareja con Juan Antonio. ¿Vivir de esta manera os transforma u os enriquece? —Compartir nuestra vida, ya sea con pareja, con familia, con amigos o con vecinos, nos transforma y nos enriquece. Por supuesto. Cuanto más íntimas son las relaciones más retadoras se vuelven. Siento que más nos confrontan. Muchas veces exigimos o esperamos de otra persona cuidados o una protección que nosotros no nos proporcionamos. Nadie está en nuestra vida para salvarnos. —En Tánger, te has buscado un lugar muy cultureta como es la Maison Blanche con la habitación de Goytisolo. ¿Qué libro estás leyendo? —Me gusta este lugar que homenajea a personas relevantes en el mundo de cultura y la humanidad. Yo tengo debilidad por la Ibn Battuta. Ahora estoy leyendo un libro que se llama 'El árbol el Yoga'. —Te encanta la poesía y escribir relatos cortos. ¿Para cuándo un libro escrito por ti? —Me gusta mucho escribir, sí. A los 16, tuve mi punto álgido en una producción muy enriquecida por la búsqueda en el análisis extremo propio de la adolescencia (risas). Igual un día me lanzo a escribir algo más extenso o a recopilar los relatos de este momento de la vida tan especial. —¿Qué te gusta comer? ¿Alimentación saludable? —Me gusta mucho comer. Elijo comer de manera saludable porque me sienta mejor, pero si la fritanga fuera sana, yo sería feliz. —Ahora vuelves este otoño con una película sobre el tema del cáncer. —Sí, es una película que narra cómo el enfermo decide vivir el cáncer y en qué situación deja a sus seres queridos, qué margen les da de cuidado o cercanía. Me parece una historia interesante, un dilema moral en torno al derecho que tenemos de guardar en secreto algo que condiciona en su raíz la vida de nuestros seres queridos. —¿Tienes algún proyecto profesional más a la vista? —Hay varios proyectos profesionales en el horizonte y os hablaré de ellos en cuanto se confirmen y me den permiso. ¡Esto es siempre una incógnita! —¿Cómo se ha transformado tu vida desde que saliste de Madrid y te fuiste a Cantabria al campo? —Ha sido un cambio profundo. Ya vivíamos en la sierra y esto ha sido una incursión intensa en la vida rural cántabra. Ha tenido momentos complicados, a ratos se ha hecho difícil. Y a la vez ha sido una de las etapas más ricas de mi vida. De mayor aprendizaje. Así que me siento muy agradecida. Desde aquí he podido sentir una fuerza interior que no conocía y la cercanía de personas que han sido una sorpresa. —No tienes hijos y tus «peludos» son como tus bebés. Vivimos en una sociedad que a veces no entiende este concepto.   —Puf, yo no te diría que son mis bebés. Precisamente porque alude a algo humano e imagino que se establecen relaciones diferentes con un cachorro animal y con un bebé humano. Lo que te puedo decir es que son mis seres queridos y en grado de amor no están ni por encima ni por debajo de otros seres amados en mi vida.