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Сентябрь
2024

Augurio de tensiones en Moncloa con «Los Óscar»

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Pedro Sánchez lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto de vacaciones y en una semana ha nombrado a José Luís Escrivá gobernador del Banco de España, lo ha sustituido por Óscar López que pasa a ser ministro de Transformación Digital, ha nombrado a Diego Rubio primer secretario de Estado como jefe de su gabinete, se ha ratificado en la hoja de ruta de la financiación autonómica, presentará la próxima semana el proyecto de Presupuestos Generales del Estado y ha convocado el congreso federal del PSOE para finales de noviembre. Todos estos movimientos implican dos claros mensajes: renovación del partido y del ejecutivo para afrontar los próximos tres años.

Los cambios en el partido se producirán en el mes de noviembre pero ya hay nervios. La fuerza de los críticos se valorará en el proceso congresual que debe elegir los delegados que asistirán a la gran cumbre de Sevilla. El PSOE no es un partido uniforme y un líder puede tener una posición que no secunden sus delegados. No es la primera vez que pasa ni será la última. Los cambios también pueden afectar al Gobierno. De momento, Sánchez ha solventado la marcha de Escrivá con un movimiento -teóricamente- que potencia a Óscar López que deja la jefatura de Gabinete.

En julio de 2021, se dijo «el PSOE ha vuelto». Siguiendo esta línea argumental ahora el PSOE se ha ido y otro elemento a analizar serán las relaciones entre el nuevo equipo monclovita y la calle Ferraz, liderado por Santos Cerdán. En la época de Redondo fueron siempre un campo de minas para la mano derecha de Sánchez que cayó, según reza la propaganda oficial tras el desastre de Madrid que fue consecuencia de un fracaso organizado por Cerdán, Bolaños, Lastra y Ábalos que orquestaron una moción de censura en Murcia y no tuvieron en cuenta la reacción de Díaz Ayuso -léase Miguel Ángel Rodríguez- que rompió el tablero político. Pero Redondo fue señalado para restaurar al PSOE en Moncloa.

La restauración ha durado poco porque las distancias entre Pedro Sánchez y López se agrandaron, sobre todo en las elecciones de julio, dónde Sánchez tomó las riendas y fueron sonoras en los días de reflexión del presidente dónde López fue un convidado de piedra. Ahora el ministro López, dicen, ha ido a reforzar el perfil político del Gobierno, afirmación que no debe ser del agrado de otro Óscar -Puente- enemigo íntimo de López desde sus tiempos al frente del PSOE de Castilla y León. En el partido de esta comunidad auguran el inicio de toda una serie de Netflix y le ponen nombre «Los Óscar».

El presidente también pisará el acelerador en el campo político y está dispuesto a lidiar con las adversidades de la oposición y de los independentistas. Financiación y presupuestos serán el caballo de batalla -sin olvidar la amnistía- de este nuevo ciclo. Primer movimiento: convocar a los presidentes autonómicos, consciente de que la uniformidad en materia de financiación no existe.

Segundo movimiento: dar apoyo explícito a Salvador Illa que navega en estas semanas sin oposición en Cataluña y acercar tanto a ERC como a Junts al proyecto de presupuestos. En Moncloa saben que habrá ruido, en Cataluña también, pero en el mundo empresarial catalán -que se ha posicionado a favor del acuerdo ERC-PSC- hay una convicción: «Tendremos presupuestos».