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Сентябрь
2024

Un ICE con energía de nuevas fuentes

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Este diario publicó recientemente dos noticias que reafirman lo que debe ser un replanteamiento radical del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).

La primera información se refiere a que, por un problema geológico y de merma en las lluvias, la planta hidroeléctrica Reventazón no alcanza la producción prometida, pues genera, en promedio, menos del cuarenta por ciento de su capacidad instalada, pese a su descomunal costo de casi $1.600 millones.

El costo de la obra aumentó a causa de un elevado sobreprecio en el valor de la construcción original, como lo denunció precisamente este diario en noviembre del 2018.

Por esa y otras razones, el ICE se ha visto obligado a incrementar el uso de hidrocarburos hasta alcanzar el veinte por ciento de la energía que produce mediante esa vía contaminante en algunos días de agosto, además de tener que importar energía de Centroamérica.

Según la investigación periodística de La Nación, el costo que deberá ser trasladado a los bolsillos de los ciudadanos será la bicoca de ¢147.000 millones. En otras palabras, el no renovar nuestro sistema de explotación energética nos está costando a todos muchos millones de dólares.

Todo parece indicar que la época de gloria del ICE, cuando presumíamos de que el 99 por ciento de nuestra explotación energética procedía de energías limpias, quedó atrás.

Mareomotriz y geotérmica

Para salir del bache, es indispensable que el ICE se proponga transformar su oferta produciendo energía extraída del mar y los volcanes. Ambas posibilitan desarrollar grandes proyectos y revolucionar nuestra principal institución eléctrica nacional.

La energía mareomotriz es la obtenida mediante el aprovechamiento de las corrientes marinas. Hasta hoy, las tres mejores plantas de este tipo están ubicadas en Francia. Por ejemplo, la Rance Tidal genera 540 millones de kilovatios hora (kWh) al año. Corea del Sur concluyó recientemente la planta Sihwa, con capacidad para 600 millones de kWh al año, con un costo de $300 millones.

Si tomamos como referencia la planta Reventazón, que genera 300 MW al año, nos damos cuenta de la desproporción entre el costo de producción de la energía hidroeléctrica y la mareomotriz, cuya relación costo-producción masiva es mucho menor.

La experiencia geotérmica en Costa Rica es buena, y ya lleva tres décadas de desarrollo. Nuestro primer proyecto fue en Bagaces, con la planta Miravalles I en 1994, y llegó a generar la considerable cantidad de cincuenta y cinco megavatios anuales. En la actualidad, el país cuenta con seis plantas geotérmicas, ubicadas en Miravalles, y las plantas Pailas I y II, que aportan alrededor de 250 MW anuales de potencia.

Sin embargo, el país tiene un potencial en volcanes cercano a los 1.750 MW anuales. Si tomamos en cuenta que ya explotamos 250, mi propuesta es que lleguemos a 1.500 más.

Entre las ventajas figura que es una energía muy estable, el costo de explotación es razonable y el ICE ha demostrado que, donde ha instalado una planta, las comunidades se benefician gracias al incremento de las reservas naturales y el turismo. Los bosques se regeneran y la fauna vuelve cuando se establece una política de protección en los compromisos de explotación de los recursos geotérmicos.

Consorcio privado entrega al ICE planta geotérmica Miravalles III

Refutación de críticas

La crítica a la explotación de la energía geotérmica se debe a un supuesto costo ambiental; sin embargo, la experiencia dice lo contrario. Cuando el ICE echó a andar sus proyectos geotérmicos, buscó alternar la actividad eléctrica con la forestal.

Dentro del presupuesto de las plantas se previó, como parte del costo del proyecto, la compra de tierras para bosque, al punto que solo con el proyecto de Bagaces se transformaron 1.400 hectáreas de tacotales y terrenos de pastoreo en reservas forestales, que finalmente se pagaron con los mismos beneficios de la venta de energía.

Una tierra que antes estaba deforestada fue restaurada y crecieron grandes bosques en torno a las plantas geotérmicas bagaceñas, uno de los mayores atractivos naturales y turísticos.

El modelo hidroeléctrico tiene grandes desventajas, derivadas de su bajo rendimiento en razón de las constantes sequías y el alto costo de la construcción de las plantas.

Por ello, al ICE le llegó la hora de transformar su matriz energética, y la reconversión del modelo hidroeléctrico imperante debe enrumbarse en función de uno nuevo mediante el aprovechamiento del mar y los volcanes.

fzamora@abogados.or.cr

El autor es abogado constitucionalista.