Lo de Jesús: un ícono de la tradición porteña que evolucionó en el tiempo
En la esquina de Cabrera y Gurruchaga, en el corazón de Palermo, se encuentra un lugar que supo mantenerse en el paso del tiempo y adaptarse a las nuevas tendencias sin perder su esencia original: Lo de Jesús.
Jesús Pernas, un inmigrante español que, junto con su esposa Lola, abrieron en 1953 un almacén de ramos generales. Este tipo de comercio era común en la época, ofreciendo desde alimentos básicos hasta artículos de uso cotidiano. Sin embargo, la visión de Jesús iba más allá de un simple negocio. Añadió una barra donde servía vermut y jamón crudo, creando un ambiente que rápidamente se convirtió en un punto de encuentro para los vecinos, taxistas y dueños de talleres mecánicos del barrio. Lo de Jesús no era solo un lugar para comprar, sino un sitio donde se forjaban amistades y se compartían historias.
Durante décadas, este almacén se mantuvo como un símbolo de la comunidad, un espacio donde las personas se reunían no solo por la calidad de los productos, sino por la calidez humana que se encontraba en cada rincón. Jesús y Lola eran conocidos por su hospitalidad, y su local se transformó en un refugio para quienes buscaban un momento de descanso en su rutina.
Una nueva era
"Lo de Jesús" dio un giro en 1999 cuando, después de más de cuatro décadas de actividad, el local cerró sus puertas temporalmente. El espacio fue ocupado por otro local, pero la nostalgia por el antiguo almacén permaneció entre los vecinos. Fue en 2003 cuando Juan Pablo Caorsi y su socio, decidieron recuperar el espíritu original de Lo de Jesús, transformándolo en un bodegón de barrio.
Los bodegones porteños tienen un lugar especial en la cultura de Buenos Aires: son espacios donde se combina la comida casera con un ambiente relajado y familiar, y donde las tradiciones se mantienen vivas. Lo de Jesús no solo volvió a abrir sus puertas, sino que lo hizo con un compromiso renovado de ofrecer una experiencia nueva.
El restaurante conservó gran parte de la estética original, con pisos de cerámica y muebles de madera que evocan los tiempos pasados. La decoración, que incluye fotografías antiguas y objetos que recuerdan a los viejos almacenes, es un homenaje a sus raíces y al barrio de Palermo.
"Lo de Jesús" se define por tres características: calidez, innovación constante y búsqueda de la excelencia.
"La calidez es la esencia del lugar: el ambiente acogedor y el trato cercano hacen que los clientes se sientan como en casa. La innovación, por otro lado, es una constante en nuestra filosofía; estamos en un proceso continuo de adaptación a las tendencias, realizando mejoras en nuestros espacios y servicios para mantenernos a la vanguardia. Además, la búsqueda de la excelencia se refleja en cada detalle, desde la selección de ingredientes frescos de estación y la colaboración con expertos como Darío Gualtieri -reconocido chef argentino-, hasta en la preparación de cada plato, ofreciendo así una experiencia gastronómica de alta calidad", afirmó Caorsi.
La evolución de la oferta gastronómica
El restaurante se centró en una propuesta de cocina casera, con platos abundantes y sabores que te recuerdan a las comidas de las abuelas. Sin embargo, el lugar supo adaptarse y evolucionar. En 2008, introdujo una parrilla que se convirtió rápidamente en uno de los principales atractivos del lugar.
La decisión de incorporar carnes a la parrilla no fue tomada a la ligera. Los dueños del restó entendían que la calidad de la carne era fundamental para destacar en un país conocido por su amor por el asado.
Implementaron un sistema de maduración en húmedo, donde las carnes se almacenan en condiciones controladas durante un período de 15 a 21 días. Este proceso permite que los sabores se intensifiquen y que la carne adquiera una textura más tierna y jugosa.
La carta de "Lo de Jesús" se expandió para incluir cortes clásicos como el bife de chorizo, el ojo de bife y el asado de tira, además de opciones más innovadoras que reflejan las tendencias contemporáneas de la gastronomía. Pero, a pesar de la evolución de su oferta, el restaurante supo mantener siempre un pie en la tradición.
Un espacio de encuentro
"Lo de Jesús" no es solo un lugar para comer; es un espacio donde se cultivan relaciones y se crean recuerdos. En sus mesas se sentaron muchas generaciones de vecinos, turistas y figuras reconocidas de la cultura.
Este sentido de comunidad es una de las razones por las que "Lo de Jesús" perduró a lo largo de los años.
"La atención al detalle y el servicio personalizado son características que nos destacan. Nuestros camareros, quienes tienen años de experiencia en el restaurante, conocen a los clientes por su nombre y recuerdan sus preferencias", remarcó Caorsi. Además, indicó que esta dedicación a la atención al cliente se convirtió en el sello distintivo del lugar.
"Nuestro objetivo es brindar una experiencia auténtica, en la que la calidad de la comida se combine perfectamente con un ambiente acogedor y un servicio personalizado", concluyó Caorsi.