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Urko Berrade firma el tercer milagro de Kern Pharma

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Hace unos meses Urko Berrade estaba en la cama con dos vértebras fracturadas después de una caída en Eslovenia. Ahora ha ganado una etapa en la Vuelta, la tercera para su equipo, la cuarta para un corredor español. Una heroicidad más del Kern Pharma, que empieza ya a parecer una rutina después de las victorias de Castrillo en Manzaneda y en el Cuitu Negru. Juanjo Oroz, el mánager del equipo, sabía que era una etapa propicia para las fugas y metió tres hombres en ella. Cada uno con un labor. Castrillo, para cerrar los huecos; Pau Miquel, para el esprint y Urko Berrade para el remate.

Fueron dos semanas de reposo las que tuvo que guardar el corredor del Kern Pharma después de esa caída en Eslovenia. «Era una zona delicada y nos daba respeto», confiesa el ganador en la localidad alavesa de Maeztu, en el Parque Natural de Izki. Primero empezó con el rodillo y, cuando los médicos comprobaron que todo estaba bien soldado, se subió a la bicicleta y empezó a trabajar con el fisio. «Me hizo tener dudas de si iba a llegar», dice de la caída. Pero Berrade, un navarro que vive en Barcelona porque allí destinaron a su pareja a trabajar, acaba de conseguir su primer triunfo en una grande.

Una sensación extraña. «Siempre me había preguntado qué se siente cuando ganas en una grande». En Maeztu lo comprobó. No se siente nada. No hay tiempo para pensar. La mente sólo alcanza a preocuparse por los que vienen detrás.

Pero cuando ya sabía que iba a ganar llegó la explosión, las emociones desbordadas de su pareja, de sus padres, la fiesta en los coches del equipo y en la meta, con el mánager, Juanjo Oroz, a la cabeza. «Muy feliz», dice. Ahora ya lo sabe, aunque siempre le habían robado la ilusión en el último momento.

Berrade y Kern Pharma disfrutan de ser el equipo español con más victorias en la Vuelta desde 2020. Mientras, Mikel Landa se despide del podio. El ciclista del T-Rex corría en casa. No es su territorio de entrenamiento, lo conoce más de las carreras, pero no esperaba pelea entre los favoritos con dos días por delante como el de Moncalvillo y el de Picón Blanco. No contaba Mikel con la valentía y la ambición de Richard Carapaz, que atacó en la subida al puerto de Herrera. Quedaban todavía más de 40 kilómetros a meta, pero no había un solo metro llano. Era un buen terreno para explotar cualquier momento de debilidad.

Mas y Roglic respondieron, incluso a un segundo ataque del ecuatoriano. El líder, O’Connor, sufrió más. Le costó engancharse, pero llegó para mantener esos cinco segundos de ventaja que le permiten continuar vistiendo la Roja.

Landa, mientras tanto, se consumía en soledad. No tenía ningún compañero a su lado y tampoco le ayudaba la desastrosa estrategia del equipo. A nadie se le ocurrió parar a Pedersen, que había enganchado con el grupo de favoritos hasta que Mikel, peleando como en una contrarreloj, estaba ya dos minutos por detrás. La ridiculez se consumó cuando los directores del T-Rex pararon a Cattaneo, que iba en el grupo delantero y tenía opciones de pelear por la victoria, para que esperara al líder del equipo. De nada le sirvió. Landa se dejó 10 minutos justos con el ganador, tres veinte con el grupo de favoritos.

A Mikel se le está haciendo largo el final de Vuelta. Berrade y el Kern Pharma disfrutan cada día. La concentración que hicieron en Sierra Nevada para preparar la Vuelta les está dando resultado. «Ha habido momentos de la temporada en que no nos salía nada, pero teníamos la temporada enfocada a la Vuelta y ha merecido la pena», dice Urko. La Vuelta es suya.