Almeida cierra la web que censaba los árboles de Madrid y que abrió en 2007 Gallardón al ser acusado de "arboricida"
La aplicación servía para que los ciudadanos avisaran al Ayuntamiento de los lugares con alcorques vacíos y otras incidencias del arbolado. El área de Medio Ambiente asegura que la ha dado de baja porque ya no funcionaba correctamente y que prepara otra de reemplazo
El Ayuntamiento de Madrid suspende hasta septiembre las talas en la plaza de Santa Ana ante la presión vecinal
El 2007 fue un año difícil para la imagen de Alberto Ruiz Gallardón. El alcalde de Madrid se presentaba a su primera reelección y una protesta ciudadana parecía hacer sombra a la posibilidad de renovar su mayoría absoluta. El motivo eran las talas masivas de árboles que el edil del PP estaba llevando a cabo por toda la ciudad para hacer hueco a sus obras faraónicas y que llegaron a su culmen en el Paseo del Prado, donde la baronesa Thyssen lideró las concentraciones y amenazó con encadenarse a un árbol si el Ayuntamiento intentaba pasar la motosierra por los troncos situados frente a su museo.
Coincidiendo con estas protestas que le llamaban “arboricida”, y para demostrar lo mucho que hacía el consistorio madrileño por mantener su patrimonio verde, Gallardón encargó a su equipo un desarrollo informático para lanzar una web que recogiera todo el arbolado de alineación de Madrid (el que crece en las calles, sin contar los parques ni el monte del Pardo), cifrado por aquel entonces en casi 300.000 ejemplares. A la página la llamó Un alcorque, un árbol. En realidad era una aplicación con apariencia de visor cartográfico que permitía de un modo bastante intuitivo ver dónde estaba cada árbol de la capital, su especie, perímetro de tronco, edad o altura. Con ella, además, los madrileños podían avisar al Ayuntamiento si algún alcorque que debería estar lleno se encontraba vacío, y el área de Medio Ambiente procedía al replantado.
La aplicación fue puesta en marcha en el año 2007 por la empresa Tecnigral y recibió galardones por su contribución a la gestión pública del verde municipal. Por entonces el Ayuntamiento la definía como “una importante herramienta de interacción con los ciudadanos que le permite conocer las inquietudes en materia de arbolado de los habitantes de la capital y analizar una a una las sugerencias y peticiones que se realicen”, explicaba el consistorio en una nota de prensa.
Un alcorque, un árbol fue utilizada por numerosas personas a lo largo de los últimos 17 años para vigilar el estado del arbolado de la ciudad. Solo en su primer mes y medio de funcionamiento había recibido más de un millar de solicitudes de los ciudadanos. Pero este último verano el Ayuntamiento de Madrid ha decidido cerrarla. El equipo de Almeida clausuró el acceso a su página web hace unas semanas, haciendo imposible la consulta de los datos sobre los árboles que ofrecía.
“La aplicación no funcionaba”, explica justificando el cierre una portavoz del área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, responsable de la web. “Casi ninguna de las funcionalidades estaba operativa”, algo que se debe a que no había sido desarrollada por el departamento de Informática del consistorio. “Se está trabajando en una alternativa”, añade sin dar una fecha concreta a la vuelta de esta herramienta de transparencia y participación municipal.
Diseño similar a Adopta un árbol
Como en Madrid la historia se repite muchas veces, al alcalde actual, José Luis Martínez-Almeida, también le han colgado el sambenito de “arboricida” después de varias talas polémicas como las de la plaza del Carmen, las de Santa Ana o las asociadas a la ampliación de la línea 11 de Metro. Es frecuente verlo retratado en caricaturas acompañado de un hacha en la mano y su careta se ha hecho popular en las protestas que de nuevo vuelven a surgir en los barrios ante el anuncio de nuevas talas por obras.
Al igual que hizo Gallardón, Almeida ha puesto en marcha varias iniciativas para demostrar que su Ayuntamiento también cuida de los árboles de la ciudad. La más destacada de ellas ha sido la promesa de plantar 500.000 ejemplares en todo el término municipal durante su segunda legislatura, cifra que todavía está lejana. También presenta como un éxito que la capital sea nombrada cada año “Ciudad arbórea mundial”, una distinción que concede un organismo de la ONU a 200 localidades por contar con una estructura organizativa encargada del arbolado, un censo de ejemplares y celebrar un evento anual que recuerde su importancia.
Además de las fotos de Almeida plantando árboles -una imagen habitual en cualquier regidor- el primer edil lanzó hace unos meses una propuesta relacionada con el arbolado, de carácter más emocional. Se trata de la campaña Adopta un árbol, una página web en la que el Ayuntamiento dibuja todos los ejemplares de la ciudad y anima a los madrileños a vincular nombres de los recién nacidos en la ciudad a cada uno de ellos.
La iniciativa tiene un carácter meramente simbólico, pues no está previsto que haya ningún reflejo físico en las calles de la capital (otro alcalde de Madrid, Rodríguez Sahagún, sí que colocó placas con nombre de niños en muchas nuevas plantaciones). El Ayuntamiento, eso sí, envía a la familia un certificado firmado por el alcalde, en el que figura el nombre del menor y su fecha de nacimiento, la especie del árbol adoptado, el barrio y el distrito al que pertenece, así como también las coordenadas con su ubicación exacta. El Ayuntamiento aclara que “cada uno de los árboles que sean adoptados forman parte del patrimonio natural de Madrid y el proceso no supondrá a los padrinos ningún derecho sobre estos ejemplares, más allá del vínculo familiar y entrañable que se genere con él y, por extensión, con todo el arbolado de la ciudad”.
Esta nueva página web guarda algunas similitudes con la ya desaparecida Un alcorque, un árbol. Ambas comparten el objetivo de poner en valor el patrimonio verde de la ciudad. Y la base cartográfica de la nueva es tremendamente similar a la que tenía su predecesora, con un número identificador del árbol, su ubicación, especie y, en este caso, nombre del adoptante y fecha de la adopción. Aunque faltan otros elementos clave con los que sí contaba su predecesora como el tamaño del ejemplar o los años de vida que lleva en la ciudad.