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Сентябрь
2024

El plan de la NASA para recuperar la nave averiada de los astronautas atrapados en la Estación Espacial Internacional

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Abc.es 
Dos días quedan para que veamos a la nave de Boeing, la Starliner, volver a la Tierra. Lo hará en la madrugada del próximo sábado, si bien de forma muy diferente a lo esperado: tres meses más tarde de lo que se había planeado en un principio y, sobre todo, vacía. Ni Suni Williams ni Butch Wilmore, los primeros astronautas de la NASA a los que el vehículo -que pretende convertirse en el nuevo 'taxi espacial' de los norteamericanos- llevó a la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) volarán a casa en su interior, como se suponía que iba a suceder tan solo una semana después de que llegaran el pasado 6 de junio. En su lugar, los apodados como 'astronautas atrapados' en la ISS, verán el regreso desde el laboratorio orbital, donde se quedarán hasta febrero del próximo año . Regresarán a la Tierra en una Crew Dragon de SpaceX, las naves diseñadas por la compañía de Elon Musk que, ahora mismo, junto con las Soyuz, son el único transporte regular a la ISS. Un duro mazazo para Boeing, la compañía encargada de la nave, que aún se encuentra en pruebas (todas registrando problemas más o menos graves) mientras ve cómo la de su principal competidor lleva realizando vuelos regulares desde 2020. Pero, a pesar de viajar vacía, Boeing se sigue jugando mucho con el regreso no tripulado de la Starliner. «El propósito de la misión sigue siendo aprender, y ahora lo seguiremos haciendo con el siguiente paso, que es traer a la nave de vuelta a casa», ha explicado en rueda de prensa Steve Stich, gerente del Programa de Tripulación Comercial de la agencia espacial estadounidense. "El equipo ha realizado varios simulacros, el tiempo parece bueno para el sábado y estamos preparados", ha añadido. El equipo llevará a cabo toda una serie de test previos, sobre todo centrados en comprobar que las fugas de helio están resueltas. Además, Williams y Wilmore, junto con el resto de astronautas de la NASA, han llevado a cabo cambios en los ordenadores de a bordo para que el sábado la nave entre en modo de emergencia, el mismo con el que la tripulación volvería a la Tierra en caso de emergencia. Si todos los sistemas aprueban el conocido como 'Go-No Go', los hasta ahora tripulantes de la nave dirán su último adiós a la Starliner cerrando las compuertas. Si las condiciones climáticas lo permiten, la cápsula se desacoplará de forma autónoma en la madrugada del sábado a las 00.04 AM (hora española) de la ISS. Se trata de una de las maniobras más delicadas de la vuelta, más aún con algunos propulsores dañados. "La nave está preparada para hacerlo", ha señalado por su parte Dana Weigel, responsable de la gestión, el desarrollo, la integración y la operación generales en la ISS. "Es algo que estaba contemplado y que, además, se suma a todo el trabajo que se ha llevado a cabo este desafiante y ocupado verano", ha indicado. Y, si todo sigue según lo previsto, seis horas después, a las 06.03 AM de la mañana en España, la cápsula llevará a cabo el aterrizaje en el desierto de Nuevo México, cerca del puerto espacial de White Sands de la NASA. Se trata de una maniobra pionera, pues las cápsulas Crew Dragon suelen amerizar en el océano. "Confiamos en que los propulsores lo hagan bien: se han comportado de forma correcta en las pruebas previas y creemos que la Starliner llevará a cabo una buena reentrada", ha dicho Stich. No es la primera vez que la Starliner regresa sola a casa. En 2019 tuvo lugar la primera prueba en el espacio con la nave, si bien registró problemas de orientación y nunca llegó a su objetivo, la ISS. Sí que lo consiguió en 2022, en otra misión que tampoco estuvo tripulada aunque cumplió todos los hitos propuestos. Aquel test fue la puerta al primer vuelo con humanos, algo que se demoró en varias ocasiones hasta el pasado 5 de junio. Aquel viaje no fue precisamente un camino de rosas: durante el trayecto, la nave registró varias fugas de helio. Pero lo más preocupante fue el fallo en varios propulsores, lo que motivó que la tripulación tuviera que desechar el primer intento para atracar en la estación espacial al día siguiente, el día 6 de junio. «Notamos que el empuje, el control y la capacidad se habían degradado. Las capacidades de manejo no eran las mismas», contó Williams durante una rueda de prensa en julio . «Pero en ese momento, no sabíamos por qué». A partir de ahí empezaron toda una serie de pruebas, tanto en la nave acoplada a la ISS como con una réplica de los propulsores en las instalaciones de la NASA de White Sands, en Nuevo México, para saber qué había ocurrido. Aunque tras los primeros test, los responsables de Boeing se mostraron bastante optimistas -llegaron a emitir un comunicado apuntando a agosto como el mes de regreso-, la agencia espacial estadounidense siempre se mostró más cautelosa. Hasta que finalmente, a finales de agosto, en una rueda de prensa en la que no participaron responsables de Boeing, la agencia espacial estadounidense confirmó lo que ya se sospechaba: por «la necesidad de un mayor nivel de certeza para realizar un regreso tripulado» y porque el equipo «no comprendía algunos de los procesos físicos que se estaban dando» en los propulsores, Williams y Wilmore no volverían a la Tierra en la Starliner, que regresaría vacía, una vez más. En su lugar, la NASA anunció que recurriría a las Crew Dragon de SpaceX, más concretamente a la nave que llevará a la misión Crew-9 a la ISS en una estancia que durará seis meses a partir del 24 de septiembre. Esta decisión ha tenido consecuencias: aparte del retraso de un mes del lanzamiento de la misión Crew-9, la tripulación de dicha misión se ha reducido de cuatro a dos personas para dejar hueco a Williams y Wilmore. No acaban ahí los contratiempos del cambio de planes de la NASA. Los astronautas de la ISS siempre tienen que contar con un plan de regreso en caso de emergencia en la estación espacial, ya sea desde una contingencia médica a una amenaza sobre las instalaciones. Pero, en el momento que la Starliner abandone la ISS, Wilmore y Williams perderán sus asientos hasta la llegada de la Crew Dragon durante casi un mes. Para solucionarlo, de forma temporal se han habilitado dos plazas adicionales en una de las naves de carga atracadas ahora mismo en la ISS. "Son asientos reducidos, pero hemos estado practicando en caso de que alguno de ellos necesitara regresar", ha indicado Stich. La resolución de la NASA es un duro mazazo para Boeing, que con Starliner lleva cuatro años de retraso frente a su principal competidora, la Crew Dragon de SpaceX, quien opera vuelos regulares a la ISS (tanto para agencias espaciales como para empresas privadas) desde 2020. Y eso que la compañía ha recibido el doble de presupuesto que la empresa de Musk. Si bien la reputación y la experiencia de Boeing parecían pesar más al principio del desarrollo de las naves, los éxitos de SpaceX después de lanzar los primeros cohetes reutilizables Falcon y la nave espacial Crew Dragon han cambiado totalmente el escenario. Ahora, SpaceX es la principal contratista de la NASA, que confía en sus vehículos incluso para ir más allá de la ISS (el megacohete Starship es el elegido para regresar a la Luna con el Programa Artemis, por ejemplo, si bien se postula también como el transporte de los primeros humanos a Marte). Desde la NASA aseguran que siguen creyendo en el proyecto de Boeing. «Muchas partes funcionaron extraordinariamente bien durante el vuelo de ida -ha afirmado Stich-. Starliner es una gran nave y los siguientes pasos nos ayudarán a entenderla mejor y poder programar los siguientes pasos». Aún con todo, el hecho de ver volar de vuelta a la Starliner vacía supone un nuevo revés para la compañía, que suma este capítulo a la crisis que ya arrastra desde finales de la pasada década.