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Сентябрь
2024

Degradación del lenguaje en el gobierno

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Los seguidores de Chaves denuncian, fingiéndose indignados, porque en las redes le endilgan expresiones que consideran irrespetuosas por el cargo que ostenta. Desde luego, no puedo estar de acuerdo con esas manifestaciones ofensivas y vulgares. Cuando escribo sobre estos temas, procuro hacerlo con ideas y datos objetivos y ciertos, y con respeto por el uso del lenguaje.

Sin embargo, es inevitable preguntarse si merece Chaves el respeto que reclaman para él, cuando con expresiones y actuaciones él mismo irrespeta, como nunca antes, su investidura. ¿Será digno de un “presidente” que, en vez de argumentos con verdaderas ideas, trate de descalificar a los que no comparten sus ocurrencias con expresiones mucho más que irrespetuosas, lo cual ha impedido, en buena medida, que pueda hacer gobierno?

A los estudiantes universitarios los llama esbirros y sicarios; filibusteros, a los expresidentes, y por haber firmado una carta de IDEA, en la que le señalaron un “agravio sistemático a medios de comunicación”, les dice que eso “es escupir el pabellón nacional”; para los periodistas de tres medios de comunicación, utiliza frases como “malditos”, “sicarios políticos”, “asesinos a sueldo”, “banda” y “montón de lobos”; la contralora es burda y mentirosa; a los rectores los compara con los prestamistas de gota a gota.

Y todos hemos visto el trato para los diputados, pero el colmo es cuando, recientemente, se refiere a Ariel Robles, que ha destapado, con flagrantes evidencias, supuestos manejos irregulares (¡y este gobierno que se dice, y muchos se lo creen, paladín contra la corrupción!) de Chaves con un amigo y vecino del “humilde” feudo (Monterán) que comparten.

Lo llama “la loca de Gandoca” y, léase bien, imperdonable, dijo: “De la boca del legislador sale el mismo contenido que entra a una planta de tratamiento de aguas sucias y que, a la par de su curul, debería haber una planta de ese tipo”.

A ver: ¿De la boca de quién están saliendo palabras como para una cloaca: del diputado que denuncia seriamente o de Chaves? Y aquí surge inevitable otra pregunta: los obsecuentes miembros del gabinete ¿no se ruborizan o al menos no se inquietan con ese degradado uso del lenguaje?

Si, tácitamente, lo aceptan, aunque sea por miedo, quedan en el mismo nivel de malacrianza, irrespeto, y así también los seguidores que le aplauden alelados. Chaves irrespeta personas, el lenguaje y su investidura.

jorgeandrescamacho@gmail.com

El autor es catedrático de la UCR.