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Сентябрь
2024

Reconstruir el pasado

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Si por algún motivo la fecha del 27 de agosto del 2018 es significativa, todavía no lo sé: es el principio de la narración de los acontecimientos que a continuación se suceden en La más recóndita memoria de los hombres, novela ganadora del Premio Goncourt.

El caso es que otro 27 de agosto, pero de la semana pasada, empecé a leerla. Pasaron seis años entre las dos fechas, y cuando advierto la paridad entre ellas interrumpo de inmediato la lectura para desbarrar un poco acerca de esa coincidencia.

Naturalmente, no llevo un diario, como el personaje del relato; ahora ya no se acostumbra, aunque en el comercio se siguen vendiendo esas libretas edulcoradas, a veces con diminutos cierres metálicos que cualquiera vulnera, idóneas especialmente para obsequiarlas sobre todo en los cumpleaños infantiles.

Según mi experiencia, los destinatarios de esos regalos apenas saben qué hacer con ellos, no lo han aprendido, nadie se lo ha enseñado: en cuanto llegan a sus manos apuntan alguna nadería y enseguida los dejan con desdeñosa inconsciencia sin prestarles más atención. La introspección y la observación perspicaz del entorno que capacitan para distinguir entre lo importante y lo que no lo es, y traducirlo en palabras, o sea, lo que ha de dejarse constando en los diarios, no es moneda de curso corriente, parece más bien una extravagancia, así lo recomienden los especialistas.

Además, un diario es un instrumento vulnerable, ya lo dije. Es fácil husmear en él a hurtadillas, tanto o más que en cualquier otro soporte en el que se asientan las presuntas comunicaciones privadas: actualmente, no me creo demasiado que estas sean, en efecto, privadas. La protección que les dispensa la Constitución se ha erosionado, y ya fuera por una buena causa u otras no tan buenas, la privacidad de lo privado es cada vez más precaria; vamos camino de la regla inversa.

Mientras transcurría en la vida del personaje el día de la novela, ¿qué ocurría en mi propio día? Me inquieta no recordarlo. El único vestigio de ese tiempo pasado al que puedo acudir para refrescar la memoria es mi cuenta de correo electrónico. Vana ilusión: todo lo borré.

Así que reconstruiré mi 27 de agosto del 2018 según mi libre arbitrio, prescindiendo de lo que realmente sucedió e imaginando en cambio lo que quisiera que hubiera sucedido.

arguedasr@dpilegal.com

Carlos Arguedas Ramírez fue asesor de la presidencia (1986-1990), magistrado de la Sala Constitucional (1992-2004), diputado (2014-2018) y presidente de la Comisión de Asuntos de Constitucionalidad de la Asamblea Legislativa (2015-2018). Es consultor de organismos internacionales y socio del bufete DPI Legal.