Eliminación del Mimp: ¿el gato caza ratones?, por Diego Pomareda
El debate sobre la eliminación o fusión del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) no es nuevo. De hecho, es un tema recurrente que periódicamente resurge en los partidos conservadores —como Solidaridad Nacional (2010), Fuerza Popular (2017), Perú Libre (2022) y Renovación Popular (2023)— para posicionarse políticamente y culpar a sus adversarios de los problemas del sector.
Lamentablemente, este debate suele estar cargado de oportunismo e ideología, y se limita a clichés como “necesitamos menos Estado”, “fortalezcamos la familia” o “¿por qué no hay un ministerio del hombre?”. Los defensores de esta propuesta rara vez se alejan de la superficialidad para centrarse en el problema real: la persistente violencia contra las mujeres, el maltrato del núcleo familiar y la desprotección de las poblaciones vulnerables.
Como decía Deng Xiaoping: “No importa si el gato es negro o blanco, lo importante es que cace ratones”. En este sentido, ¿realmente existe un interés genuino en proteger a la familia? ¿Qué hay de la trata de personas, el trabajo infantil y los derechos de los adultos mayores y personas con discapacidad? ¿Se solucionan estos problemas con cambios de nombres o fusiones improvisadas? La respuesta es clara: no.
El costo de oportunidad de ideologizar el asunto es que nos distrae de la problemática real, de sus indicadores y de la medición de la eficiencia de las soluciones planteadas hasta el momento. El camino debe ser potenciar las cosas que se están haciendo bien, cambiar aquellas que no funcionan y, de ser necesario, reestructurar al ministerio de forma seria y sin demagogia.
Esto último es imposible en un contexto en el que existe un gobierno incompetente, con poca legitimidad y que improvisa para desviar la atención sobre las investigaciones en su contra. Y aún más cuando los congresistas que defienden la reducción del Estado son los mismos que votan a favor de la creación de más de 20 comisiones especiales e investigadores, del aumento del presupuesto congresal y de incremento del número de parlamentarios.