Activista conservador lanza cruzada contra políticas de inclusión corporativas en EEUU
"Basta de imposición ideológica", brama Robby Starbuck, líder de la cruzada contra las políticas corporativas a favor de la diversidad y la inclusión, que ha logrado, en menos de tres meses, que más de seis empresas estadounidenses las desmantelen.
Su política de "exponer" a empresas para que retiren lo que en inglés se denomina políticas DEI (diversidad, igualdad, inclusión) para favorecer a las minorías LGBTQ+ y raciales, ha conseguido que empresas como Harley-Davidson (motos), John Deere (tractores), Jack Daniels (licor) o Lowe's (cadena minorista de productos del hogar), hayan sucumbido a la presión.
La última presa de este activista de 35 años votante de Donald Trump ha sido Ford, según una carta del presidente Jim Farley a sus empleados que Starbuck ha publicado en X. Allí el ejecutivo señala que en el último año la empresa "ha revisado" sus "políticas y prácticas" sobre la inclusión.
"El Estados Unidos corporativo está recuperando la razón", escribió Starbuck en X a sus 600.000 seguidores.
Estas políticas, dice Starbuck a la AFP por teléfono, "no responden ni al punto de vista de todos los empleados ni al de los consumidores" y son una imposición "de la visión que tiene la izquierda radical tanto del país como de los problemas sociales".
"La gente tiene derecho a tener sus opiniones y necesitamos un sistema que cree igualdad de condiciones para todos y no imponga una sola ideología a todo el mundo", dice este hijo de una cubana huida con sus padres de la revolución comunista de Fidel Castro.
La organización pro LGBTQ Human Rights Campaign tilda a Starbuck de "troll extremista" y dice que utiliza a las empresas estadounidenses de "peones".
Realizador y productor de vídeos musicales en Hollywood antes de convertirse en activista, Starbuck vota a Trump desde que el magnate se postuló y ganó la Casa Blanca en 2016. El candidato republicano se enfrentará en las elecciones del 5 de noviembre a la actual vicepresidenta, la demócrata Kamala Harris.
Presiona para que el mundo empresarial mantenga su "neutralidad" frente a los problemas sociales, dejando de lado la denominada ideología 'woke', que defiende el fin de las desigualdades raciales, del sexismo y la discriminación anti-LGTBQ+, y que resurgió tras la muerte del afroestadounidense George Floyd asfixiado por un policía en 2020.
El término es utilizado de forma despectiva por los conservadores.
El año pasado, la famosa cerveza Bud Light ya fue objeto de un exitoso boicot de la extrema derecha después después de utilizar a una influenciadora transgénero en su promoción.
- ¿Activismo o política? -
También está en contra de la imposición a las empresas de políticas contra el cambio climático, y en sus últimos vídeos subidos a sus redes sociales hace apología en contra del militarismo estadounidense en el exterior, abrazando la agenda política de Trump.
Con el pelo recogido en coleta y una oratoria brillante, Starbuck asegura que la ideología va más allá del magnate republicano de 78 años.
Una de las "mejores cosas que ha hecho (Trump) ha sido cambiar la dinámica de la política" para que los de afuera puedan participar y hacer oír sus voces, afirma. "Ese será su legado".
"Al final del día, la gente debe aceptar que al menos la mitad del país nos merecemos tener nuestra ideología, nuestras ideas y que sean respetadas de la misma forma que otros quieren que se respeten las suyas", defiende.
Tras sus infructuosos escarceos en las primarias por el Partido Republicano para un escaño el Congreso en 2022, asegura ahora que para qué "embarrarse" cuando puede incidir en el curso de la política pública desde "la comodidad de su propia granja".
Starbuck vive en los suburbios de Nashville, capital de la música country en el estado de Tennessee (sur), con su esposa, una activista contra las políticas de ayuda médica para cambio de sexo de menores, y sus tres hijos pequeños.
En menos de tres meses "hemos conseguido más que cualquier otro movimiento social del mundo corporativo en Estados Unidos en la última década", afirma, gracias al "ingente número de personas" que le apoya. Esto incluye la colaboración desde dentro de las empresas con denuncias de "miles de delatores" descontentos con las políticas que impone la dirección.
"No quieren que sus vidas sean dictadas por este grupo de personas que creen que pueden imponer su ideología en todos los ámbitos de nuestra vida, en las escuelas de nuestros hijos, en nuestros lugares de trabajo, en todas partes", concluye.