La huida de Morante y Manzanares de Linares reabre el debate de los veterinarios en los toros: «Todos los años pasa algo»
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La polémica corrida de toros que ayer debió celebrarse en Linares con Morante de la Puebla, José María Manzanares y Curro Díaz en el cartel, finalmente deshilachada tras la huída de los «ilocalizables» Morante y Manzanares, reabre un debate histórico en el mundo de los toros como es el de las excesivas injerencias de los equipos veterinarios a la hora de dar su visto bueno a los toros que deberán lidiarse durante la tarde. Un problema enraizado en el excesivo papel que juega el veterinario dentro de cada festejo, quien además de asumir sus funciones como garantes de la salud del toro es el encargado, junto con los presidentes, de aprobar o rechazar las reses en función a un criterio tan subjetivo como es el del trapío. Durante los últimos años ha crecido una corriente dentro del sector profesional – toreros, ganaderos y empresarios – que exige limitar las funciones del equipo veterinario durante el reconocimiento de las reses a lidiar, para asemejarla a la actuación de sus homólogos en Francia, donde un veterinario no participa en la evaluación de la presentación de los toros. Ayer, tras un nuevo desencuentro entre los toreros y los veterinarios, las figuras declinaron actuar por la tarde. Según explican algunos de los implicados a este periódico, la situación vivida ayer en Linares «no fue la peor en comparación con los últimos años, aunque ya estamos cansados de soportar tantas faltas de respeto; aquí todos los años pasa algo». Durante las últimas temporadas ha sido habitual que en la plaza de toros de Linares se rechacen tantas reses como para prolongar el sorteo, que habitualmente se celebra al mediodía, hasta las cinco o las seis de la tarde, después de un desfile de hasta veinte toros. « Un disparate », dicen. El ganadero de la jornada de ayer, Álvaro Núñez (del Cuvillo) realizó unas duras declaraciones tras el sorteo en la televisión local de Linares, donde no dudó en señalar al equipo veterinario: « Ha faltado humildad y que se respete un poco a los toreros », decía el criador gaditano, señalando una nueva «cabezonada» de los veterinarios –en plural, que tiene mandanga que haya más veterinarios para seis toros que médicos de familia para cientos de personas–, empeñados en no lidiar ese polémico número 9 «porque uno de ellos dice que el toro cojea». No se tapó Núñez: «Morante es un torero irrepetible y no se merece que le digan 'es lo que hay'». Los problemas de esta corrida aparecieron durante la tarde del pasado martes, cuando tras el desembarque empezaron a gravitar dudas sobre ciertos toros, como el citado número 9 que supuestamente tenía un cojera . Finalmente, y una vez que se confirmó que los toreros no estaban dispuestos a torear en esas condiciones, los veterinarios aceptaron incluir ese toro, demostrando que era una situación más caprichosa que sustentada en un criterio profesional. El toro se lidió en tercer lugar y lo que menos evidenció fue «cojera» . Los toreros se enfrentan ahora a duras sanciones, aunque la empresa confirma a este periódico que Morante de la Puebla mandó a las 16.17 horas un parte médico en el que se advertía «disnea» y a la misma hora llegó otro parte médico de José María Manzanares por «gastroenteritis», quien «se ha sentido mal después de comer». Además, Morante de la Puebla se mantendrá de baja al menos durante este jueves, cuando no podrá actuar en su compromiso con la plaza de toros de Tomelloso.