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Август
2024

La historia tras la docuserie sobre el crimen de Los Galindos: de un trabajo de fin de carrera a un 'true crime' en Amazon

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Dos jóvenes sevillanos soñaron durante la universidad con crear una serie documental que arrojara luz sobre uno de los casos más misteriosos de la historia de la España rural. Tres años después, ese sueño es una realidad materializada en un proyecto audiovisual que rezuma "esencia andaluza"

Hemeroteca - Los Galindos: 45 años del último crimen impune de la España franquista

Rafael Mármol Lebrón (Marchena, 1998) creció escuchando a su madre hablar sobre el crimen de Los Galindos. La madre de Rafa –como todos lo llaman– ejerció como magistrada en los juzgados de Marchena y tuvo entre sus manos el sumario del que todavía hoy, casi 50 años después, sigue siendo uno de los grandes casos sin resolver de la historia de España. El 22 de julio de 1975 se produjo un asesinato múltiple en el cortijo Los Galindos, situado a unos nueve kilómetros de su pueblo, en la localidad vecina de Paradas. De allí es Pablo González Bejarano (1997), otro joven que convivió durante su infancia con las heridas abiertas que provocó la tragedia en este pequeño municipio de la campiña sevillana.

Los caminos de Rafa y Pablo se cruzaron en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, cuando ambos estudiaban el grado de Comunicación Audiovisual. La curiosidad compartida en torno a un caso que, de una forma u otra, los había acompañado a lo largo de su vida los llevó a trabajar conjuntamente en una propuesta audiovisual sobre la verdad del crimen como trabajo de fin de grado (TFG). Entonces, recabaron información y testimonios, elaboraron el plan de rodaje y, cuando se disponían a grabarlo con sus propios medios, llegó la pandemia y se vieron obligados a paralizar el proyecto.

Sin embargo, la convicción de tener entre sus manos una idea “que merecía la pena” les llevó a retomarla durante su etapa en el máster en Producción Audiovisual que ambos cursaron en Madrid. Esta vez confeccionaron la biblia completa –documento que contiene la información imprescindible de una serie– de un true crime estructurado en cuatro capítulos, que, tres años después, se ha materializado en la serie documental 'Los Galindos, toda la verdad', que se ha estrenado este verano y se ha convertido en una de las más vistas de la plataforma de Amazon Prime Video.

“Es exactamente como la habíamos imaginado”, afirma Rafa Mármol a este periódico después de haber cumplido el sueño de todo estudiante de Comunicación Audiovisual: ver su nombre plasmado en un proyecto real como creador de la propuesta original. Pero, desde que defendieron la idea como estudiantes del máster hasta que Mediaset España se hizo cargo de la producción, estos dos jóvenes sevillanos han vivido su serie particular, cargada de suspense y giros inesperados.

Capítulo 1: llamar hasta que una puerta se abra

El móvil de Rafa y Pablo a la hora de crear esta docuserie era saciar su propia curiosidad. Llenar un espacio que se les antojaba vacío en el universo true crime a partir de información rigurosa y testimonios reales. “Llevo toda la vida escuchando hablar del crimen, pero no me quedaba claro qué había pasado”, reconoce el marchanero. También el joven de Paradas compartía esa sensación. Su familia tenía una finca en El Palomar, muy cerca del cortijo de Los Galindos, y “cada vez que pasaba por la puerta, pensaba en que me gustaría ver en una película reconstruido todo lo que pasó allí”. De ahí que concibieran su documental como un espacio donde “reunir todas las partes, todos los puntos de vista”.

La idea captó la atención de una de las profesoras del máster que trabajaba en 93Metros, la productora de David Beriain, uno de los dos periodistas asesinados durante un ataque en Burkina Faso en abril de 2021. Tras este lamentable suceso, la productora frenó su actividad y los dos jóvenes sevillanos siguieron llamando a todas las puertas que se iban encontrando porque “confiábamos en la idea y no teníamos nada que perder”. Estaban convencidos del potencial del proyecto que tenían entre sus manos porque contenía todos los ingredientes para triunfar en la pantalla: una historia llena de misterio, fuentes de calidad y una mirada cercana al caso. Todo ello hilado con las ganas de dos apasionados confesos del mundo audiovisual.

Durante sus prácticas en Fénix Media, una de las productoras de Telecinco propiedad de Christian Gálvez, Pablo se atrevió a presentar el dosier de la serie a los responsables. “Les pareció un proyectazo y me dijeron que iban a proponerlo a la cadena”, rememora ahora el joven de Paradas. Tanto fue así que Mediaset España vio la oportunidad de aproximarse de nuevo al mediático caso con una doble estrategia: preparar junto al documental una serie llamada El Marqués que adaptara a la ficción el cruento crimen que tuvo en vilo a todo el país en los estertores del franquismo.

Capítulo 2: colaboración especial

A partir de ahí, Rafa y Pablo se sumaron al equipo de rodaje de la docuserie, capitaneado por la directora Pepa Sánchez-Biezma y por Almudena García Páramo, periodista especializada en este tipo de investigaciones. Por eso, además de figurar como autores de la propuesta original, sus nombres cuentan con el reconocimiento de “colaboración especial”, pues la presencia de los dos jóvenes durante el desarrollo del proyecto ha sido clave para poder profundizar en un caso que sacudió a todo un pueblo que sigue sufriendo los efectos de su onda expansiva.

“Nos hemos dejado la piel”, asegura Pablo, remarcando que se han “implicado muchísimo” a la hora de contactar con los familiares y los profesionales que llevaron el caso, entre otros testigos. “Sin nosotros podría haber salido un documental que reconstruyera el caso, pero no hubiese sido tan personal, con tantos testimonios porque al final estábamos hablando con ellos de vecino a vecino”, añade.

Esa cercanía que aporta autenticidad al resultado final suponía un reto para los dos jóvenes, que abordaron el trabajo desde un profundo “respeto”, pues sabían que iban a remover un tema “muy sensible que sigue enquistado en el pueblo”. Sin embargo, los vecinos se mostraron “dispuestos y colaborativos”, y contribuyeron con el documental, bien con sus declaraciones o compartiendo fotografías. Agradecidos, Rafa y Pablo se marcaron el objetivo de “aportar de alguna forma” a aquellos vecinos que llevan décadas sufriendo en silencio, empezando por “posicionar a las víctimas en un buen lugar”.

Hoy sienten que la docuserie aporta “descanso y justicia para las víctimas” y sus familiares, al arrojar luz al caso aclarando “aspectos que hasta ahora no se habían aclarado del todo”, como por ejemplo la inocencia de Manuel Zapata Villanueva, el capataz de la finca a quien se le atribuyó la autoría del crimen múltiple sin fundamento. “El documental limpia esa mancha negra que cayó injustamente sobre el trabajador y contaminó a su familia”, asegura Rafa. Y Pablo remata esta idea apuntando que “se retrata que eran trabajadores de Paradas, que eran buenas personas, vecinos de un pueblo tranquilo”.

Capítulo 3: conservar la esencia

Además de aportar ese “toque de cercanía, de pureza, de pueblo”, la misión que Pablo y Rafa se atribuyeron era la de “conservar la esencia andaluza” que volcaron en su propuesta original. “Nosotros en Madrid mantenemos y reivindicamos nuestro acento y la biblia que habíamos creado recogía una historia de pueblo, muy del sur, así que nos parecía muy importante conservar esos elementos tanto en la estética como en la narrativa del documental”, recuerda el marchenero.

“Queríamos reivindicar la tierra, plasmar una historia que habla de Andalucía con gente andaluza y todo eso se ha mantenido y se ha reforzado mucho en la serie”, celebra ahora Rafa. Los paisajes de la campiña, los campos de trigo bajo un sol abrasador de julio, los caballos, el cortijo... conforman ese universo rural que se habían propuesto recrear durante el desarrollo de la docuserie. Otro elemento vertebrador es el acento de los testigos que reconstruyen los momentos posteriores al crimen, como el de Pepe Zapico, el agente judicial que asistió el caso: “Pepe es el que mejor lo cuenta y habla con su andaluz cerrado”, elogia el joven de Marchena.

Quienes conocen a Rafa y Pablo saben que son dos enamorados del audiovisual que se implican en cada proyecto en el que tienen la oportunidad de trabajar. Pero este ha sido especial. No solo porque representa su primer hito profesional como creadores de una docuserie, sino por su vinculación personal con el caso. Por eso, quisieron compartir la experiencia con sus familiares y amigos, haciéndolos partícipes e involucrándolos en el rodaje, como figurantes (es el caso del padre de Rafa que encarnó al médico forense) o cediendo su propio tractor, como en el caso del abuelo de Pablo.

Capítulo 4: seguir soñando

Mientras recuerda todo lo vivido hasta el día del estreno, Rafa se expresa como si aún no lo hubieran despertado de un sueño: “Éramos dos chavales de pueblo en Madrid, con nuestro acentazo, y ahora tenemos nuestro proyecto propio”. Ambos comparten el sentimiento de orgullo y de agradecimiento, pues son conscientes de “lo frustrante que puede llegar a ser este mundo en el que hay muchas personas con talento que nunca llegan a vender sus ideas”.

Ellos, con apenas 26 años, ya cuentan con una serie documental que lleva estampada su firma y su seña de identidad, y que ha sido distribuida por Mediterráneo Mediaset España. “Hemos cumplido un sueño de niños”, confiesa Pablo, quien recuerda que “cuando empezamos a trabajar en la idea lo visualizábamos, pero era todo muy fantasioso”. “Que ya esté hecho después de tres años trabajando en ello me parece increíble”, apostilla.

De toda esta experiencia se quedan con haber visto reconocido su trabajo, haber contado con el respaldo de sus familiares y amigos y haber crecido personal y profesionalmente durante el proceso. Actualmente, Rafa sigue reivindicando su acento desde Madrid trabajando de productor en un programa de televisión, mientras que Pablo trabaja como realizador en los informativos de Canal Sur. Y así, cada uno en su esfera, continúan poniendo en práctica la lección aprendida: “Con esfuerzo y constancia se pueden alcanzar los objetivos”.