Así afecta a tu memoria comer alimentos ultraprocesados
Consumir alimentos ultraprocesados perjudica la salud física, y también impacta negativamente en la memoria. Un estudio reciente revela que incluso un pequeño aumento en el consumo de estos productos puede incrementar el riesgo de deterioro cognitivo.
Además, estos alimentos están presentes en una amplia variedad de productos de consumo diario, lo que hace fundamental conocer cómo afectan a nuestras capacidades mentales y qué opciones evitar para preservar la salud cerebral.
El impacto de los alimentos ultraprocesados en la memoria
El estudio científico dirigido por el doctor W. Taylor Kimberly, publicado en Neurology, revela cómo los alimentos ultraprocesados pueden afectar gravemente la memoria y otras funciones cognitivas.
Según los resultados, un aumento del 10% en el consumo de estos productos se asocia con un riesgo 16% mayor de deterioro cognitivo. Estos hallazgos son alarmantes, ya que indican que incluso una pequeña cantidad adicional de alimentos ultraprocesados en la dieta puede tener consecuencias significativas para la salud mental.
El estudio, que siguió a más de 30.000 personas durante once años, mostró que quienes consumían más alimentos ultraprocesados tenían una mayor probabilidad de desarrollar problemas de memoria y pensamiento.
Específicamente, aquellos que desarrollaron deterioro cognitivo consumían un 25,8% de ultraprocesados en su dieta, en comparación con el 24,6% de quienes no presentaron problemas.
Además, el estudio también encontró que una mayor ingesta de alimentos ultraprocesados está relacionada con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular.
¿Cuáles son los alimentos ultraprocesados?
Los alimentos ultraprocesados son omnipresentes en la dieta moderna, y su consumo excesivo puede tener efectos perjudiciales para la memoria y la salud en general. Estos son algunos ejemplos comunes:
- Refrescos y bebidas azucaradas: gaseosas, bebidas energéticas, té helado endulzado y bebidas con sabor a frutas.
- Snacks salados o azucarados: papas fritas, chips de tortilla, galletitas saladas, pasteles y golosinas.
- Comida rápida y platos preparados: hamburguesas, panchos, papas fritas, pizzas y comidas congeladas.
- Carnes procesadas: panceta, salchichas, jamón, salame y fiambres envasados.
- Pan envasado y productos de panadería: pan blanco, facturas, bollos y muffins.
- Productos lácteos aromatizados: yogures endulzados, helados y leches saborizadas.
- Cereales para el desayuno: cereales con alto contenido de azúcar y barras de granola.
- Productos cárnicos reconstituidos: nuggets de pollo, palitos de pescado y salchichas.
- Sopas y salsas instantáneas: sopas enlatadas, mezclas de sopas instantáneas, ketchup y mayonesa.
- Postres envasados: flanes, gelatinas y productos de bollería dulce.