Noches felices en Ópera
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La plaza de Ópera es bonita, europea, trasera. No tiene el predicamento de otras, pero hay algo italiano en ella. Allá va el paseante mareado de los reclamos de Sol y llega por Arenal como el tuareg que arriba a un oasis. Parte de una cierta tranquilidad, que le da la vecina plaza de Oriente los días de diario y a una hora concreta. Cuando anochece y se desvanece el Madrid más intenso. Sentarse en Ópera es una invitación a la eternidad, en el momento en el que el día ya se ha echado como se ha podido en Madrid. Es un lugar para una foto a Isabel II , el lugar donde desembocan muchos 'madrides' del viejo Madrid y... Ver Más