Las moscas de la fruta pierden la cabeza por el sexo: el deseo provoca que no capten las amenazas
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La mosca de la fruta es uno de los seres vivos más estudiados. Su ventaja: es un ser sencillo y barato que sirve para casi cualquier experimento científico (no en vano tiene varios premios Nobel en su palmarés). Sin embargo, el hecho de que haya sido tan analizada hace que revele que, en realidad, no es tan simple como parece. Entre sus comportamientos, los sexuales son, sin duda, los más llamativos: hace poco se descubrió que los machos 'drogan' a las hembras para que se duerman y no copulen con otros. Ahora, un estudio publicado en ' Nature Neuroscience ' revela que, además, se ciegan tanto por el deseo que dejen de percibir cualquier estímulo de peligro. El trabajo, capitaneado por investigadores de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), buscaba probar si una recompensa codiciada (en este caso, relacionada con tener sexo con una hembra) provoca que la mosca de la fruta macho ignorase amenazas que podrían acabar con su vida, como los depredadores. «Todos los días tomamos decisiones que requieren que calibremos entre oportunidades y riesgos, pero sabemos poco sobre lo que sucede en nuestros cerebros mientras tomamos estas decisiones«, afirma Carolina Rezaval, una de las autoras del estudio. «Analizando las vías neuronales que se activan en el cerebro de las moscas de la fruta podemos saber más sobre estos procesos. A medida que la mosca continúa su cortejo y está cerca de aparearse, podemos ver claramente que cuando se presenta una amenaza, simplemente no la ve». Los investigadores utilizaron microscopia de excitación de dos fotones (una técnica de proyección de imagen fluorescente que permite la imagen de tejido vivo hasta una profundidad de un milímetro) para observar qué neuronas del cerebro de la mosca se activaban durante el cortejo. El equipo introdujo una amenaza artificial utilizando luz y sombra para simular el efecto de un depredador volando cerca. «Durante las primeras etapas del cortejo, descubrimos que la presencia de una amenaza activaba ciertas neuronas visuales en el cerebro que interferían con las neuronas controladas por la serotonina. Esto impulsa a las moscas a abandonar su cortejo y escapar de la amenaza«, explica por su parte Laurie Cazale-Debat, investigadora principal del grupo de Rezaval en la Universidad de Birmingham. «Sin embargo, a medida que avanza el proceso, el aumento de dopamina bloquea vías sensoriales clave, lo que reduce la capacidad de la mosca para responder a las amenazas y hace que se concentre en el apareamiento». Llegados a este punto, el animal debe decidir qué es lo más importante: si la amenaza o aparearse. La dopamina es clave en este proceso de toma de decisiones; sin embargo, los niveles suben por encontrarse cerca del objetivo. Tal y como explica Lisa Scheunemann, líder del grupo de la Freie Universität Berlin y colaboradora del estudio: «Este tipo de motivación se puede observar constantemente entre los seres humanos. Imaginemos que estamos escalando una montaña y estamos cerca de la cumbre. Si el clima cambia y las condiciones se vuelven peligrosas, es posible que ignoremos esa amenaza porque estamos muy cerca de nuestro objetivo». Así, los investigadores pusieron de manifiesto que, en el caso de la mosca de la fruta, a medida que avanza el cortejo, la dopamina aumenta, actuando como un filtro sensorial que bloquea las distracciones y ayuda al animal a concentrarse en la tarea en cuestión cuando está cerca de su objetivo. «Estamos entusiasmados por explorar si este es un mecanismo general de toma de decisiones que también está presente en los mamíferos, incluidos los humanos», indica Rezaval.