Chicas, a las armas
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Imaginemos que un día, en España, un gobierno prohibe los programas de radio presentados por mujeres. Ya no se podría escuchar a Julia Otero, a Àngels Barceló ni a Pilar García Muñiz. Supongamos que prohibe cantar a las mujeres: olvídense de la voz de Luz Casal, de la de Sole Giménez. Lo cierto es que no lo podemos ni imaginar. De alguna forma, ocurre lo mismo con Afganistán. ¿Cómo va a ser posible que se prohiba la voz de la mujer en público en un país entero? Mi cabeza quiere que el Ministerio del Vicio y la Virtud sólo sea un mal chiste. Pero no lo es y duele el estómago al confirmarlo. Como tantos dolores, no sirve para nada.... Ver Más