El coche eléctrico, solo para bolsillos profundos
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Un 40% de los hogares que tienen un coche electrificado –esto es, cero emisiones o híbrido enchufable– en propiedad tiene ingresos superiores a los 3.000 euros mensuales. Este dato es ligeramente superior a la media si se toma como referencia a los hombres (2.872), considerablemente por encima con las mujeres (2.426) y por debajo de las viviendas con dos adultos con hijos dependientes (3.308). Que el coche eléctrico sea caro no es una novedad: el modelo más vendido en Europa, el Tesla Model Y, parte de los 45.000 euros, casi el doble del salario medio en nuestro país. Los importes elevados son uno de los argumentos que a menudo se esgrimen para explicar la lenta adopción de este tipo de propulsión. Pero no es el único, dudas sobre la autonomía, la disponibilidad de puntos de recarga, la velocidad a la que se hace esto o la ineficiencia de los planes de incentivo nacionales han sido motivos que se han dado para justificar la demanda tibia, que va perdiendo cuota de mercado en comparación con el año pasado. De estos argumentos, los primeros han sido desmitificados. Los coches eléctricos ya baten récords mundiales de autonomía que superan incluso la distancia de motores térmicos; los puntos de recarga están sin uso durante más del 90% del tiempo y, si se usa uno con la potencia adecuada, con parar 20 minutos es suficiente para recuperar 200 kilómetros de autonomía. Pero en que los incentivos a la compra de coches eléctricos son ineficientes hay unanimidad. Los planes Moves, que pueden ver hasta 7.000 euros de descuento en el precio de compra si se entrega un coche térmico con más de siete años de antigüedad tardan meses en tramitarse, algo que las patronales de automoción claman por que cambie. Desde Autoscout24, el portal de VO de Sumauto, afirman que estas ayudas no están bien articuladas, no por los plazos, sino «porque benefician a compradores que no las necesitan», por su alto poder adquisitivo. A su juicio, el parque móvil español se enfrenta a un problema más acuciante: el del envejecimiento. En 2023, la edad media de los vehículos superó los 14 años de antigüedad. Desde la compañía afirman que «el próximo Moves debería dirigirse a las rentas con menor accesibilidad a la compra de un vehículo». La consecuencia es que, de los dos millones de coches usados que se venden en España, el grueso lo componen modelos con más de 15 años. Desde Ganvam, la asociación que representa los intereses de los distribuidores, consideran que esto está generando que existan «dos mercados de automoción paralelos». Lo que proponen desde Autoscout24 hace eco de medidas similares a las de Ganvam: incluir el coche usado en los planes de incentivos, «siempre y cuando no superen los 10 años de antigüedad» y ofrecer un descuento proporcional a la edad del nuevo coche. Además, para el eléctrico consideran que eliminar el IVA sería una medida eficaz para fomenta la compra, tal y como ha resultado en Portugal. Como ejemplo, un Fiat Grande Panda, un cero emisiones con 320 km de autonomía, que parte de los 25.000 euros, sin IVA se podría adquirir por 19.750.