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Август
2024

Riesgos éticos

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En términos simples, la ética trata de la forma en que tomamos decisiones. Señalaba el filósofo José Luis López Aranguren que “el ethos es el suelo firme, el fundamento de la praxis, la raíz de la que brotan todos los actos humanos”. Agregaba que es la personalidad que hemos conquistado a lo largo de la vida, “lo que hemos hecho de nosotros mismos, viviendo”.

Se trata de ejercer la libertad con responsabilidad, de forma autónoma, con miras a realizarnos como seres humanos; no porque nos obligue alguien más, sino porque nos obligamos nosotros mismos.

Un riesgo ético es cualquier decisión que tomemos y tenga la capacidad de poner en juego nuestro proyecto vital. Son riesgos éticos casarse, tener hijos, escoger una carrera, enviar el currículo a una empresa que no conocemos.

Pero también lo son cosas más simples y cotidianas, como montarse en un vehículo con un extraño, trasnochar por salir de fiesta, comer comida chatarra.

Sin embargo, en el mundo empresarial y en la administración pública suele hacerse una falsa homologación de la ética con las normas disciplinarias y el derecho. Por lo que terminan denominando riesgos éticos a los riesgos de corrupción.

Claro está, si me ofrecen un soborno y estoy tentado a aceptarlo, es un riesgo de corrupción y también lo es ético, pues podría afectar negativamente mi vida, no solo porque me pueden descubrir y sancionar, sino porque es un acto que, si se repite, afectará mi carácter.

Pero no todos los riesgos éticos son también de corrupción. Es como decir que todos los perros son mamíferos, pero no todos los mamíferos son perros. Si nos interesa “una especie” en específico (en este caso, la corrupción), es mejor usar la palabra precisa que hacer creer que la ética es algo tan simple como seguir normas; que responsabilizarse de la propia vida se resume en no delinquir.

Lo mismo sucede con el término “faltas éticas”, que es confundido con delitos o faltas disciplinarias. La falta es la materialización del riesgo, entonces, si no todos los riesgos éticos son de corrupción, tampoco todas las faltas éticas lo son. Una falta ética puede ser hablar de un amigo a sus espaldas, pero no es delito, y no conviene confundir una cosa con la otra.

No se es una persona ética solo por evitar actos de corrupción. Es como creer que estar sano es lo mismo que no tener una enfermedad, porque, en realidad, el concepto es más amplio, distinto.

A las oficinas de control interno, asesorías jurídicas y todas aquellas encargadas de generar normas, les recuerdo: el uso de las palabras no puede ser antojadizo, todo tiene un costo.

Se ha hecho un esfuerzo para que dejemos de confundir lo ético con lo disciplinario, porque no podemos seguir promoviendo un modelo social donde la gente crea que debe hacerse responsable de su vida solo porque la obligan o para evitar sanciones.

La ética es una cuestión vital y educativa, de formación del carácter; no se regula de forma jurídica; el pensamiento no se modifica por decreto. Si las decisiones van a depender del control y el castigo, lo que perdemos es humanidad.

Al entender del filósofo Fernando Savater: “Si uno no sabe cómo arreglárselas para sobrevivir en los peligros naturales, pierde la vida, lo cual sin duda es un fastidio grande; pero si uno no tiene ni idea de ética, lo que pierde o malgasta es lo humano de su vida y eso, francamente, tampoco tiene ninguna gracia”.

daxlion@gmail.com

El autor es psicólogo organizacional.