Todo sobre la boda de Jordi Cruz y Rebecca Lima: invitados vip, lujo y el papel de su hijo Noah
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Ha sido mucho más que una boda Michelin. Tras seis años de romance y varios intentos esquivados por el MasterChef, finalmente Jordi Cruz y Rebecca Lima se han casado en una ceremonia repleta de lujo, invitados vip, anécdotas y un papel estelar reservado para su hijo Noah. Aunque ha tardado, la popular pareja ya son marido y mujer . Ha ocurrido en el marco de una romántica boda que ha reunido a familiares y amigos en el entorno idílico de la Costa Brava, con impresionantes vistas al Mediterráneo . Naturalmente, un personaje televisivo como es Jordi Cruz es dado a coleccionar amistades famosas y muchas de ellas se han dado cita en la boda. Entre los invitados han estado Mario Vaquerizo, Boris Izaguirre, Álvaro Muñoz Escassi, Samantha Vallejo-Nájera u Ona Carbonell . Del desfile de los invitados sí hay constancia, pero no así de la pareja, que ha querido mantener su privacidad –aunque igual hay exclusiva- y no se ha dejado ver para fotografiarse ante la prensa. En un incesante goteo han ido llegando al Convento de Blanes, lugar del enlace, los más de 180 invitados , un tercio de ellos procedente de Brasil, país de la novia. Los recién casados ya adelantaron que su hijo Noah iba a tener un papel destacado durante la ceremonia y así ha sido. El pequeño nació el 20 de agosto del año pasado y la unión de sus progenitores ha supuesto una doble celebración: no solo ha habido boda, sino también bautizo . En cuanto al vestido de la novia, se sabe que la arquitecta ha optado por un diseño de su propia firma , tal y como desvelaba una amiga llegada de Brasil. Pero, como se ha sugerido antes, no hay testimonio de ello hasta el momento. Naturalmente, tampoco han faltado asistentes pertenecientes al gremio de la cocina. Por ejemplo, a la boda han acudido el tres estrellas Michelin Quique Dacosta o el pastelero barcelonés Christian Escribà . Martín Berasategi también ha querido acompañar a la pareja en un día inolvidable y lo ha hecho en compañía de su mujer, Oneka Aguirre. « Esta va a ser una boda con triple garrote», bromeaba el chef vasco. El Convento de Blanes , en Girona, ha sido el enclave elegido, un lugar con tanto encanto como glamour y ubicado en un lugar privilegiado, en Punta de Sana Anna. Se encuentra a 70 kilómetros de Barcelona y fue construido en 1583. Se conserva como patrimonio de interés paisajístico y cuenta con unas preciosas vistas al Mediterráneo. Como particularidad, ofrece tanto bodas civiles como religiosas. Obviamente, el enlace ha contado con un menú espectacular, que ha corrido a cargo de un buen amigo de la pareja, el cocinero Nandu Jubany , un chef con estrella Michelin. «Jordi ha escogido el mejor cocinero que podía elegir, hay muchos platos», adelantaba el propio cocinero con gracia. Hace una cocina de autor combinada con tradición y modernidad que ha conquistado el paladar de cada rincón del planeta. Lo cierto es que ha sido una boda de lo más discreta a pesar del lujo, reflejo de la personalidad de la pareja. El chef y la arquitecta se conocieron en 2018 a través de una amiga común y no fue hasta un año después cuando se supo de la relación. Lo que al inicio fue una relación a distancia, la epidemia del coronavirus propició un cambio de perspectiva y Rebecca se trasladó a España para estar más cerca del cocinero. A principios del año pasado anunciaban la feliz noticia de que esperaban su primer hijo, « el regalo más grande », y ahora consolidan la relación con el paso por el altar.