Francisco Adrianzén Merino: “A la izquierda peruana de hoy le falta solidaridad”
“Para mí fueron los años maravillosos”, dice el cineasta Francisco Adrianzén Merino sobre el espíritu que recorre su nueva película, el documental El color del cielo, que se estrenó en la última edición del Festival de Cine de Lima. Ha pasado poco más de una semana de su presentación y son varias las preguntas que La República le quiere formular a Pancho, como gusta y pide que lo llamen.
El color del cielo es un trabajó que le demandó a Pancho diez años y este vendría a ser la continuación de su documental del 2013, Desde el lado del corazón. Ambos proyectos, con un fin común: reflexionan sobre la historia de la izquierda peruana. Pero lo que vimos hace unos días, tuvo el aura de acontecimiento. El color del cielo dura dos y horas, y está compuesto por entrevistas e imágenes de época correspondientes a los años sesenta y setenta. “En primer lugar, siento satisfacción por haberla terminado como yo quería. No pretendía que sea un documental didáctico, sino una reflexión sobre la historia de la izquierda peruana”, señala el cineasta con la seguridad de los que saben, porque lo que se propuso fue dejar un documento, un registro completo y no una película que se ajuste a los estándares comerciales de hoy.
“El documental reflexiona sobre cuatro hechos: el paro nacional del 19 de julio de 1977, la Constituyente, las elecciones generales de 1980 y los inicios de la violencia. Todos los entrevistados para el documental, fueron militantes. Estábamos comprometidos, éramos jóvenes muy unidos que luchábamos por mejoras sociales en situaciones muy adversas, con represión”. Efectivamente, el documental es un mural de época y en él tenemos testimonios sobre las gestas en favor de la justicia social, como también discursos desgarradores, como el de la poeta Mary Soto.
El color del cielo transmite una sensación de compromiso y no deja de llamar la atención de que su presencia calce en un escenario en donde la izquierda peruana experimenta cuestionamientos, de los que Pancho está más que enterado.
“Es indudable que la izquierda peruana está atravesando por una crisis. Cada quien piensa por sí mismo. Antes, a pesar de las diferencias, había un horizonte común. Hoy no lo tenemos, hay muchos egos. Tenemos que pensar en función a nuestro país. Si la película salió ahora, es una coincidencia. El mundo ha cambiado mucho en los últimos treinta años. No creo que la utopía como utopía se pierda, pero a la izquierda le está faltando lo que tenía tiempo atrás: solidaridad”. En este punto del relato, Pancho se quiebra.
“La solidaridad es fundamental para el ser humano. Nosotros teníamos un fuerte sentimiento de solidaridad, ser de izquierda es ser solidario. Ese factor lo debemos recuperar. La mirada individualista ahora está en todo, en los de derecha y en los de izquierda. Ese es un valor que quería poner en el documental. La solidaridad te permite seguir. En esos años, yo fui muy pleno. Pienso cuando se creó Izquierda Unida. Y también hubo tristezas, la ARI (Alianza Revolucionaria de Izquierda) me significó una tremenda frustración”.
Uno de los pasajes dramáticos de El color del cielo, está relacionado con la masacre de Cromotex. Este evento figura como uno de los más oscuros en la historia social peruana. En diciembre de 1978, los trabajadores de esta exitosa fábrica textil deciden tomarla ante la suspensión de pagos por supuesta falta de recursos. La respuesta no fue menos que brutal a cuenta de las fuerzas policiales y de los matones contratados por la empresa. “El tema de Cromotex lo venía siguiendo. Cuando recibo la noticia, llamé a algunos constituyentes de izquierda y nos encontramos en el Congreso. De ahí partimos a Cromotex. No pensábamos igual, pero nos unimos para evitar ese baño de sangre de obreros. A nadie le interesó el protagonismo”.
Aunque no esté en la línea discursiva del documental, el mismo muestra el lazo de los obreros con la cultura. “Los obreros eran personas muy cultas, ahora no es así. La cultura es importante y está en peligro porque la derecha la quiere tomar”, enfatiza Pancho, quien profundiza: “Por ejemplo, la ley de cine de la congresista Tudela es una continuación de la ley del fujimorismo de los noventa. Lo que quieren es borrar la memoria del país, tener un cine a su medida para construir otra memoria”.
El tiempo que uno invierte en el documental, vale la pena. Los militantes convocados, como Carlos Iván Degregori y Javier Diez Canseco, no necesariamente tenían que estar sintonizados, pero argumentaban sus ideas.
“La mirada individualista ha permeado en toda la sociedad peruana y los políticos no son la excepción. Hoy, ser político es un negocio. La derecha en el mundo quiere apoderarse de la cultura, de su espíritu crítico para acomodarlo a sus intereses. La cultural no es algo más, la cultura es importante para la integridad de las personas. Cuando vemos a los políticos peruanos “argumentar”, lo hacen sin ideas, quieren controlar la cultura, pero no saben qué es cultura”.
Pancho nos invita a recorrer los espacios de su casa. Más de uno está consagrado a su labor de cineasta. “Acá tengo material que debe estar en una cinemateca, en Perú no tenemos una”, indica mientras caminamos al cuarto de edición para la sesión de fotos. Pancho, quien lleva cincuenta años como cineasta profesional, camina con la seguridad de los maestros. Pancho es un maestro que sabe muy bien lo que ha hecho con El color del cielo.
No se puede ser de izquierda y no ver este documental. No se puede ser cinéfilo y pasar de él. A tenerlo en el radar.
“El cine es cine, nada más”, se despide Pancho de La República. Hasta la próxima.