La injuria anónima
Tengo ciento treinta mil seguidores en mi cuenta de X (antes Twitter), número que se puede considerar grande comparado con otras que sólo tienen unas pocas decenas, pero una nimiedad al lado del millón doscientos mil de personajes de la prensa del corazón como Belén Esteban o de los dos millones y medio de escritores de éxito como Arturo Pérez Reverte y, saliendo de nuestras fronteras, qué decir de los noventa y cinco millones de cantantes idolatradas como Taylor Swift o de los once millones trescientos mil de deportistas olímpicas como Rebeca Andrade. Las llamadas redes sociales son ...