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Август
2024

Concierto catalán o sardana «unplugged»

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«La financiación singular de Cataluña no es un concierto, y quien diga eso, miente». Con esta contundencia la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha vuelto a negar que la Generalitat, en manos del presunto acólito Salvador Illa, vaya a disfrutar de las ventajas que los fueros otorgaron a País Vasco y Navarra. Tanto el PSOE como ERC llevan todo el verano mareando la perdiz, manteniendo el debate con conceptos semánticos sobre si la «cosa» va a ser financiación singular o soberanía fiscal plena. Es decir, si la Generalitat dispondrá de una de las llaves de la caja o se queda con todo el llavero. Nada más y nada menos.

Se quejan las huestes independentistas de que el control sobre los impuestos generados que se recaudan en el territorio catalán apenas llega al 10%, porcentaje que consideran inadmisible e injustificable. Se comparan sin conocimiento con los cantones suizos, los «lands» germanos o los departamentos canadienses. Para poder llegar a eso, el marco legislativo debe estar claramente definido, ordenado y aceptado por todas las partes implicadas, con reglas transparentes sobre el reparto de los recursos financieros, que esté fijado y bajo el amparo de la Constitución española y desarrollado todo con leyes marco «ad hoc»aprobadas y consensuadas por todas las partes, algo que se presume imposible por estos lares sureños.

Los independentistas de ERC –y también el Gobierno socialista de Illa, plagado de secesionistas supuestamente moderados– pretenden recaudar el 100% de los tributos y después negociar un pago al Estado, cuanto más a la baja, mejor, claro. Lo que les diferencia es la forma y las cantidades. De lo que se sabe hasta ahora –y nos cuentan fuentes autorizadas– es que la intención es fijar un cupo anual con dos transferencias al Estado: una primera por la contraprestación de servicios públicos estatales en Cataluña –tales como Justicia, Defensa, Asuntos Exteriores...– y una segunda como contribución dineraria al fondo de solidaridad territorial.

A los independentistas de Junts no les basta y van más lejos. Su idea se basa en recaudar todo lo que se genere en Cataluña, usar ese dinero en Cataluña y exclusivamente para Cataluña, y lo que sobre, si sobra, «ya veremos lo que aportamos al Estado mientras estemos en el Estado», lo que significa que limitarían la contraprestación a un pago simbólico al resto de España «porque somos así de generosos». Vaya, lo que en mi pueblo se conoce como un óbolo.

Además, desde Junts dudan, y con razón, de que este concierto sea un concierto de verdad, con toda la orquesta al completo. Temen que todo quede en una audición «unplugged» de una sardana que no llegue a lo que ellos exigen, que es el control total de los impuestos catalanes y para los catalanes, al margen del resto de comunidades españolas. La portavoz de Junts en el Congreso de los Diputados, Míriam Nogueras, lo ha repetido muy alto y claro estos días: «Se ha construido una mayoría política en Cataluña a partir de un engaño, de una mentira. Se nos ha estado vendiendo un concierto económico inexistente. Nosotros no apoyaremos eso». Eso tendrá un nombre, no se sabe cuál ahora mismo: o concierto a la catalana o sardana «unplugged».