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Август
2024

Grave situación en El Fasher mientras las conversaciones de paz en Sudán siguen sin dar frutos

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Continúa la guerra en Sudán. Parece que no porque no se escuchan los disparos, ni siquiera en el televisor, pero continúa la guerra en Sudán. Y este mes de agosto se cumplieron un año y cuatro meses desde que empezó la guerra civil en el país africano, que enfrenta al ejército regular contra las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF por su siglas en inglés). Se ignora cuántos civiles han muerto en el conflicto. Se ignora el número exacto de desplazados. Los civiles que han huido a la vecina Etiopía malviven en dos campos de refugiados cercanos a la frontera, y la carretera que los atraviesa es conocida por el elevado número de bandidos que circulan por ella.

Los pocos refugiados procedentes de clases altas que fueron aceptados por los países árabes dejaron de cruzar el estrecho del mar Rojo hace muchos meses. No se escucha, pero es una guerra de las de verdad. De las que destrozan vidas.

Los números ofrecidos por Naciones Unidas son estimados. Alrededor de 25 millones de personas (la mitad de la población sudanesa) se enfrentan al hambre, mientras 755.000 seres humanos se encuentran al borde de la hambruna. El número estimado de desplazados internos es de 10 millones de personas. La ayuda humanitaria solo ha conseguido acceder a 7 millones de los 14 millones que se pretende. Y poco más de 2 millones de sudaneses han huido a terceros países. Llegados a este punto, debe entenderse que los países que rodean Sudán son Libia (nación en guerra), Etiopía (la provincia fronteriza de Amhara está en guerra), Sudán del Sur (una de las naciones más peligrosas del planeta), Chad (envuelta en un complejo conflicto interno que afecta al gobierno y a diferentes grupos armados), Egipto (único país que vive una situación de paz), República Centroafricana (en guerra) y Eritrea (nación controlada desde su independencia por una severa dictadura). Quizás así pueda entenderse que los refugiados sudaneses no lo tienen nada fácil para sobrevivir, ni siquiera cuando logran escapar de la guerra.

Buscando los detalles del conflicto, puede destacarse la absoluta falta de interés mostrada por los bandos implicados a la hora de acordar la paz. El último ejemplo consiste en la reunión que tendría que haber tenido lugar la semana pasada en Ginebra (Suiza). Estados Unidos procuró mediar entre los paramilitares y el ejército regular, pero pocos días después de anunciarse la reunión en Ginebra, el líder del ejército regular, el general Al Burhan, sobrevivió casi milagrosamente a un intento de asesinato organizado por sus enemigos. Como resultado de este ataque, el ejército regular se negó a participar en las conversaciones de Ginebra… que finalmente concluyeron en fiasco. Conversaciones en busca de un alto el fuego que tuvieron lugar en los meses previos en Yeda, Arabia Saudita, también concluyeron sin decisiones relevantes en favor de la paz. Nadie duda hoy que no existe interés alguno por parte de los combatientes de dar por finalizada la guerra.

Los combates más encarnizados están teniendo lugar en la región de Darfur, muy cerca de la frontera chadiana. A los enfrentamientos entre los bandos implicados, habría que sumarle la política genocida que siguen los pobladores árabes en su inagotable interés por erradicar a las poblaciones negras de la zona. Ciudades como Geneina han sido escenario de masacres durante meses, aunque el centro de la atención se encuentra hoy en la ciudad de El Fasher, capital de la provincia de Darfur Norte.

Es tal el desastre que afecta a esta localidad, que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas emitió una resolución el pasado 13 de junio para solicitar a las RSF que terminen el asedio en curso contra El Fasher, además de pedir que concluyen los combates o desescalen a lo largo de toda la zona. Como era de prever, el llamamiento de la ONU ha caído en saco roto y la violencia continúa. Médicos Sin Fronteras anunció recientemente haber tratado a 2.500 heridos en las últimas semanas. Y actualmente solo queda un hospital funcional en la ciudad, el Hospital Saudí, que se teme que pronto deberá cerrar como consecuencia del bloqueo de la ayuda humanitaria y de los continuos ataques que sufre (hasta once veces han sido bombardeados por las RSF los distintos hospitales de El Fasher, obligándolos a cerrar uno a uno). Un único hospital queda en pie, de momento, para atender a las 300.000 personas que se supone que viven aquí.

El caos es absoluto. No solo por la guerra en curso, sino por la proliferación de milicias armadas que actúan con absoluta impunidad para imponer sus intereses, aprovechando el caos reinante y la inexistencia de un Estado fuerte que pueda garantizar el orden de la nación. Así, el oeste de Sudán se ha transformado en un salvaje oeste en donde se cumple a rajatabla la ley del más fuerte. No debe olvidarse que la capital del país, Jartum, también es un escenario recurrente para los combates, aunque aquí no se cuenta con la letal presencia de milicias como las citadas en Darfur (que actúan por cuenta propia, igual que colaboran de forma puntual con las RSF).

A este caos se le suma la hambruna y el apocalipsis sudanés ya tiene un guion que seguir en su ruta hacia el desastre. Un nuevo brote de cólera, que ya ha infectado a 600 personas, solo consigue empeorar la situación. Pero lo que podría ser más asombroso son las dificultades impuestas de forma constante al reparto de ayuda humanitaria. Por ejemplo, el principal paso fronterizo entre Chad y Sudán se encuentra cerrado desde hace varias semanas, lo que ha impedido el acceso de ayuda para la región de Darfur, que ya se conoce que es la más afectada por el conflicto. Según informó Naciones Unidas, solo han entrado 133 toneladas métricas de ayuda desde que se cerró el paso, que equivalen a lo necesario para asistir a 13.000 personas. Recuérdese que son 14 millones las que necesitan ayuda. En lugar de ser el gobierno sudanés quien pide ayuda para paliar la hambruna, tiene que ser Naciones Unidas la que negocie con el gobierno para que llegue dicha ayuda. No es el mundo al revés, es una guerra en Sudán.