Bien hecho, PANI
En la semana de la celebración del Día de la Madre, vimos fuertes acciones del Poder Judicial al allanar el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) y detener a cinco funcionarios por sospechas de graves incumplimientos en los procedimientos de algo tan sensible como las adopciones. La denuncia en el Ministerio Público fue presentada por la presidenta ejecutiva, lo cual es un acierto.
Gracias a las acciones de la nueva jerarca, hemos pasado de pretender utilizar la institución para revanchas políticas a una que detecta anomalías que evidencian la desprotección de los niños bajo su cargo, y toma cartas en el asunto por medio de valientes denuncias penales.
Las acciones denunciadas son graves, porque están tipificadas como “trata de personas con fines de adopción irregular”, entre otros delitos, y resulta preocupante que estén aparentemente involucrados tantos profesionales y de diferentes partes del país: Puerto Jiménez, Puntarenas, Alajuela, Orotina, Santa Ana y Guácimo.
No se trata de un hecho aislado y espero que no sea un cáncer que corroe más áreas de la institución, pero si lo fuera, la mano fuerte y asertiva de las autoridades institucionales, policiales y judiciales es la mejor medicina.
Como madre, me preocupa qué va a pasar con esos niños emocionalmente, pues han estado al cuidado de madres y padres adoptivos durante meses o años. Por otra parte, ¿estarán enterados esos padres adoptivos de lo sucedido en la institución que les entregó a esos niños, o serán instigadores y corresponsables? Habrá que investigar en profundidad.
Apoyo el proyecto del PANI para mejorar la gestión y fortalecer el proceso especial de protección, con el objetivo de desinstitucionalizar a los menores, siempre acompañado de medidas que fiscalicen su bienestar.
Así como felicito al PANI, hago un llamamiento a los ministerios de Hacienda y Presidencia para dotar de fondos suficientes a una de las más valiosas instituciones del Estado. Bajo su cargo están los niños y las niñas más vulnerables del país. Es nuestra responsabilidad, como ciudadanos y sociedad, brindarles amor y seguridad dentro de la institución, y buscarles los mejores hogares posibles en el menor tiempo, pero siempre bajo la legalidad.
La autora es politóloga, miembro del Advisory Board del Wilson Center en asuntos para América Latina.