Leyenda y fantasma de la Posada del Potro en Córdoba
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Córdoba, ciudad de misterios y secretos, nos atrapa con su belleza. Hoy, nuestro viaje nos lleva al corazón de su encanto, al Barrio de la Judería, donde la fragancia del azahar y la exuberante vegetación nos envuelven en un ambiente mágico. En la Plaza del Potro, donde el tiempo parece haberse detenido, nos encontramos con una posada que hasta 1972 albergó a viajeros y aventureros. Aunque ya no funciona como tal, conserva intacta su aura mística. Construida entre los siglos XIV y XV, esta posada, hoy convertida en museo, ha sido testigo de ilustres figuras de las letras españolas como Francisco de Quevedo o Miguel de Cervantes. Sin embargo, la leyenda que envuelve este lugar gira en torno a uno de los capitanes de Pedro I «El Cruel». La historia nos traslada al remoto siglo XIV, a una noche tormentosa en la que un capitán del rey castellano busca refugio en la posada. Llegó malhumorado y con otros propósitos que no los de hospedarse, pero el destino lo había guiado hasta allí. Portaba un misterioso maletín que llamó la atención del posadero, hombre de «manos largas» que planeaba robarlo en un descuido del capitán. Lo que el posadero no sabía es que ese maletín guardaba un secreto que cambiaría el curso de su vida... ¿Qué secretos guarda el maletín del capitán? ¿Qué destino le espera al posadero? El capitán subió a su habitación, encontrando en su interior a una hermosa joven. Lejos de insinuarse, la muchacha le advirtió del peligro que corría en aquel lugar y de la verdadera naturaleza del posadero. «Por fin algo de acción», pensó el capitán mientras analizaba cada palabra y gesto de la dulce mujer. La inquietud sembrada por su «confidente» le impidió conciliar el sueño. Pasada la medianoche, observó cómo el posadero emergía de una trampilla en el suelo, intentando arrebatarle lo que no le pertenecía. Ante la evidencia, el posadero no pudo ofrecer excusas. El capitán, enfurecido, juró no dejar tal acto impune. Al llegar a Sevilla, narró lo ocurrido al rey, quien de inmediato ordenó el cruel ajusticiamiento del posadero. No bastaba una muerte ordinaria; debía servir de escarmiento a cualquiera que osara robar al rey o a sus capitanes. El posadero fue atado por las muñecas y tobillos a varios potros, y luego los animales fueron azotados, animándolos a tirar del cuerpo del infeliz, desmembrando y descoyuntando al deshonesto hombre. El capitán regresó a la habitación de la joven, conociendo ahora su trágica historia: era hija de un hombre asesinado por el posadero y permanecía cautiva en la posada. Movido tal vez por su noble acción o por su valentía, el capitán la tomó como esposa. Desde entonces, en las noches de viento rugiente y lluvia incesante, se dice que una sombra indefinida vaga por las estancias de la posada. Se rumorea que es el alma del posadero, condenado a vagar eternamente por la «Posada del Potro», la posada maldita. *Si has vivido alguna experiencia extraña no dudes en escribirnos y contárnosla a correo@garciabautista.net