El Drogas: "Cuando la extrema derecha hace que a este país se le pueda llamar 'Juezspaña’ tenemos un problema"
"En los fracasos está posiblemente la base de todas nuestras biografías y eso es lo bonito de reconocer", sostiene el exlíder de Barricada, en plena gira por el 40 aniversario de la banda que lo lanzó al estrellato
Enrique Villarreal (Pamplona, 1959), más conocido como El Drogas, reflexiona de forma pausada, pero muy clara y directa sobre actualidad política y social. Nada que no haya hecho siempre. Y es que el veterano rockero, exlíder de Barricada, necesita poco para hilar un tema con otro y retratar un panorama en este país -y fuera de él- poco alentador. “Veo que todo va a peor”, lamenta unas horas antes de su actuación en el festival Vive la Feria de Torrelavega, en una entrevista con elDiario.es donde aborda asuntos como el acuerdo de la organización ultra de Desokupa con un sindicato policial, el desmantelamiento de derechos fundamentales como la sanidad pública, el genocidio en Gaza y, por supuesto, su carrera musical, lejos de pensar en cómo y cuándo será el adiós. “Veo el presente y no me importa en exceso lo que pueda ir viniendo”, afirma.
¿Con qué ánimo se encuentra El Drogas en este punto de su carrera musical?
Con el ánimo necesario para seguir disfrutando de los conciertos que vamos llevando a cabo. Es la característica fundamental de este oficio, continuar pasándotelo a gusto, ofreciendo a la gente un repertorio donde se note tu personalidad.
¿Ahora trata de saborear con más intensidad cada concierto?
Sí, comparando el presente con ciertos momentos en el pasado donde todo era nuevo y donde estábamos más rodeados de un histerismo [ríe] desde el propio grupo. Llevo ya bastantes años disfrutando de lo que supone poner un pie encima del escenario para hacer lo que te gusta.
Imagino que en algún momento se le pasa por la cabeza que el final de su carrera está cada vez más cerca… ¿Le preocupa? ¿Cómo lo afronta?
No me preocupa viéndolo desde el presente. No sé qué va a pasar o cuál va a ser la situación vital que a mí me obligue a bajar de un escenario. Sé que cada vez se está más cerca de todo eso, pero si es como estoy ahora no me preocupa casi nada porque lo que tengo claro es que en este oficio no es tan importante pasar a formar parte de un párrafo en la enciclopedia del rock nacional, por decir una estupidez [ríe]. Lo verdaderamente importante es disfrutar de lo que se hace. Con eso, mi autoestima está cada noche a rebosar con el aplauso del público. Lo que tengo que hacer es seguir comiéndome la cabeza para hacer repertorios que refuercen quién soy y qué es lo que quiero hacer.
Lo pregunto porque ahora está muy de actualidad la gestión de la retirada y la importancia de saber cuándo hacerlo, con el caso del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, o de algunos deportistas de élite. ¿Qué opina de ello? ¿Cómo se sabe cuándo es el momento?
No tengo ni idea, no es algo que me preocupe en exceso [ríe]. Tengo gente alrededor que está trabajando conmigo de una manera que es de agradecer. Estoy convencido de que no me voy a ir arrastrando por ahí. Conozco algún caso, como el de un músico, creo que norteamericano, que comienza con alzhéimer y sigue haciendo conciertos. Yo que he vivido esa enfermedad de una manera bastante directa lo pongo como ejemplo. Se trata de una situación vital muy cruel para las personas de alrededor, también muy posiblemente para el enfermo o la enferma, pero que si realmente estás en condiciones de transmitir todavía quién eres, no hay problema en continuar. Pero bueno, yo veo el presente y no me importa en exceso lo que pueda ir viniendo, porque lo que venga será presente en ese momento.
¿Enrique Villarreal se siente un privilegiado por haber tenido y por estar teniendo la vida que quiere dedicándose a su pasión?
Sí, eso lo tengo claro. Cada día que me levanto lo pienso. Y me puede fastidiar ser de los pocos que pueden vivir de lo que les gusta en este país, por lo mal que está el circuito para poder ver como público los proyectos nuevos dentro del rock. Es necesario un poderío económico para tocar en salas que no todos los grupos tienen. Y los festivales son lo que son… Es muy complicado, aunque siempre ves propuestas interesantes. El rock nunca tuvo que dejar de tener ese punto underground que a todos nos gusta. Es mi punto de vista.
¿En qué momento dejó de serlo y por qué?
Creo que ese reflejo de bandas enormes donde lo que primaba era llenar pabellones ha ido transformándose en esos artistas, unos que hacen rock, otros pop y otros otro tipo de músicas, que lo que tienen que hacer es llenar estadios de fútbol. Yo siempre lo he dicho, me gusta tocar en salas, cada una es diferente, eso es lo bonito. La relación con el público creo que es más directa. Me gusta sudar y que la gente sude, que esos intercambios de líquidos [ríe] estén pululando libremente por la sala.
Al hilo de ello, le leí hace poco decir literalmente que “ojalá las propuestas rock fueran más seguidas, pero este país es como es y veo complicado que se dé la vuelta”. ¿A qué se refería? ¿Cómo es este país?
Por las noticias más actuales, acabamos de conocer la relación entre un sindicato policial y una organización nazi para preparar policías, como si a esos policías hubiese que prepararlos más [ríe] para actuar de manera que siempre se tienda a ese rincón de la extrema derecha. Oigo a algún policía decir que no quiere que se les relacione con los extremos [ríe], como si a la Policía se le hubiera podido relacionar alguna vez con la extrema izquierda. En fin, esto es lo que hay. Podríamos ir analizando muchas situaciones actuales que son las que van definiendo un país. Acabo de escuchar una noticia de que una jueza ha pedido revisar un caso de eutanasia porque lo han pedido el padre de la solicitante y Abogados Cristianos. Cuando la extrema derecha hace que a este país se le pueda llamar ‘Juezpaña’ tenemos un problema. En lo que se refiere a la música, ahora estamos con las redes sociales como si Los 40 no hubiese supuesto un auténtico desastre, y viene de la emisora más progresista hasta hace cuatro días, que es la Cadena SER.
El tema de que vas a comprar el pan y te 'okupan' el piso… Joder, ¿somos imbéciles o qué nos pasa?
En relación a este asunto, en otra entrevista, esta vez con este periódico, pero en 2016, hace nada menos que ocho años, aseguró que “la calle tendría que estar ardiendo por la pérdida de derechos laborales y sociales, por la sanidad, por la educación, por la vivienda…”. Tengo la sensación de que esa afirmación no ha envejecido mucho, ¿lo comparte?
Bueno, es que ha ido a peor. Tenemos un ejemplo claro después de la pandemia. Los y las que están desmantelando la sanidad pública nos meten por el ojete que son los inmigrantes los que nos la están quitando. Como no la defendamos nosotros… Quizá a mí ya no me toque, y no digo que necesite la comodidad del sofá de mi casa, pero si no es la juventud la que se mueve por todo este tipo de derechos es muy complicado que se vaya a lograr nada. Veo a gente de esa que ahora se denomina influencer que no quiere pagar impuestos. Yo quiero pagar los impuestos relacionados a lo que saco tocando para poder pagar la sanidad pública, la educación pública o para que la Justicia mejore de cara a que sea más popular. En fin, veo que todo va a peor.
Ha llovido mucho desde la última huelga general en España, ¿somos una sociedad menos combativa?
Es posible que sí. Yo no acabo de entender cómo hace unos años se veía a las plataformas antidesahucios con simpatía y se las apoyaba y, en cambio, ahora… Ha habido un retraso en cuanto al contenido de programas y publicidad en los medios oficiales de comunicación por intereses propios de ciertas presentadoras y presentadores con el tema de las mal llamadas 'okupaciones'. El tema de que vas a comprar el pan y te 'okupan' el piso… Joder, ¿somos imbéciles o qué nos pasa? Estaría bien que la izquierda empezase a informar de manera clara y con números de cuántos pisos vacíos hay en este país, de quiénes son y por qué están así. Así iríamos viendo qué relación tiene la empresa de seguridad que te venden después de un programa sobre Desokupa. Lo mismo ocurre con lo que comentábamos antes de la sanidad. Te están diciendo que la patera que acaba de dejar cuatro cuerpos en el mar y seis han llegado a tierra, que esos seis son los que te han robado la sanidad, y por eso tú tienes que hacer una larga lista de espera. Como las personas que se autodefinen como neoliberales, que me hacen gracia porque en realidad recurren a Papá Estado para solucionar sus problemáticas empresariales.
Sobre lo que mencionaba antes de que tiene que ser la juventud la que se mueva para defender los derechos públicos, ¿cree que estamos dando demasiada ‘tregua’? ¿Hace falta volver a ‘tirar del gatillo’ metafóricamente, como decía Barricada?
Como hay que dejar claro el tema de si es literal o irónico… [ríe]
Sí, metafóricamente hablando...
Es la hostia [ríe], ya desde que escribí la letra de ‘No hay tregua’ en este país… No sé de quién es esta frase, pero me parece cojonuda: ‘Un libro no es caro, lo que es cara es la ignorancia’. En fin, ¿qué tipo de lucha debe llevarse a cabo? No soy yo quien tendría que definirla. Es más, voy más allá, siempre es el pueblo quien tiene que definir qué tipo de autodefensa debe llevarse a cabo para salvaguardar los intereses del propio pueblo. Para eso es importante que haya movimientos populares que estén presentes, desde el ecologismo, como Greenpeace, hasta Amnistía Internacional, que con sus informes, para que seamos conscientes de lo que hay, como que Netanyahu es un nazi y que se está haciendo un genocidio en Gaza. Que luego la RAE o el propio Gobierno de Israel utiliza ciertos términos para confundir, como antisemita, pero mí lo que me llame Netanyahu me da igual, él es un asesino y eso tiene que quedar meridianamente claro. Estaría bien que vayamos reconociendo el grado de complicidad que tiene Estados Unidos y también Europa. Hace falta que haya organizaciones populares que salvaguarden todo este tipo de datos reales. No importa si te confundes una vez, porque rectificar también te hace más grande.
Me preocupa la fuga de neuronas de muchos cerebros que de repente intentan darnos ejemplo de algo o que envidiemos su forma de vida. Me preocupa que haya un despliegue impresionante para blanquear la monarquía o la Conferencia Episcopal
Sorprende escuchar a un artista hablar tan claro, aunque conociéndole no tanto. ¿Hacen falta más personajes públicos posicionándose abiertamente?
Sus posicionamientos ya los hacen. Cuando el portero del Athletic defiende que no quiere hablar de política ya está hablando de política, o cuando el jugador del Real Madrid hace un gesto frente al presidente del Gobierno, sabiendo que viene desde la postura de la ultraderecha, o cuando escuchas a Iker Jiménez en sus programas… miedo me daría que se autodefina como historiador y nos explique la Guerra Civil. O el pedazo de monstruo lleno de músculos que dice que la culpa de que la vida te vaya mal es de que no haces cuatro flexiones cuando te levantas y otras cuatro antes de almorzar. Me preocupa la fuga de neuronas de muchos cerebros que de repente intentan darnos ejemplo de algo o que envidiemos su forma de vida. Me preocupa que haya un despliegue impresionante para blanquear la monarquía o la Conferencia Episcopal.
Volviendo a la música, ¿qué valoración hace de la gira del 40 aniversario de Barricada y qué planes tiene a corto y medio plazo?
La gira ha ido cojonuda en cuanto a que iban a ser ocho bolos y finalmente fueron 97 actuaciones. Yo dejo que sea el momento el que te diga lo que tienes que ir haciendo. Primero iban a ser ocho ciudades concretas, que son sota, caballo y rey, pero luego planteamos ir a hacer lo mismo a una sala de Toledo, Guadalajara o Sevilla, por ejemplo. Esa decisión fue muy acertada porque la respuesta del público estuvo muy bien. Nunca había hecho una gira tan extensa. Este verano seguimos con este formato para que Nahia Ojeta, el nuevo batería, se encuentre integrado. Además, yo ahora estoy haciendo una recopilación de canciones de un trabajo en referencia a poetas, exactamente empiezo esto con Miguel Hernández y con David González. No sé cómo acabará.
Y no sé si después o entre medias, un disco, que ya siempre te lo planteas como el último, un poco siguiendo con lo que me habías preguntado al principio [ríe]. A mí me quedan dos telediarios, pero espero que sean un poco largos. A algunas cosas se llega y a otras no. Parece que todos los proyectos que me planteo los hago, pero no es así. Hay más que no me salen que los que sí [ríe]. Ahora que están los Juegos Olímpicos parece que todo el mundo tiene que tener medalla, ya esto del diploma no cuenta. Y encima dentro de las medallas, el puto bronce y la puta plata tampoco [ríe]. Flipo. Incluso la persona que ha llegado la última lleva preparando todo eso posiblemente desde su infancia. Quiero decir que en los fracasos está posiblemente la base de todas nuestras biografías y eso es lo bonito de reconocer. Siempre está bien el triunfo, ese fogonazo que supone el éxito en una actuación, como tocar en un Navarra Arena lleno, pero hay otros proyectos que me parecen igual de interesantes, como que igual solo he podido hacer seis actuaciones en teatros representando el disco de 'La Tierra está sorda'. El trayecto hasta que sacas al público lo que estás haciendo es la manera de aprender. Lo que te enseña es el camino, y eso siempre recompensa, es mi visión.
¿Cómo será el concierto que tiene preparado en Torrelavega?
Espero que sea cojonudo [ríe]. Que disfrutemos todos. Los del escenario lo tengo claro que sí, porque es nuestra manera natural de movernos encima de él, disfrutando de lo que hacemos. Y espero que la gente de abajo también disfrute de lo que le va a venir encima, porque el repertorio es como si te echasen una gran roca o un meteorito del espacio. Es ir a saco, y si esta canción la conoces y la has cantado te vas a enganchar a la siguiente porque también. Espero que sea un reventón.