El PSOE seguirá pidiendo los votos de Junts en el Congreso pese a la fuga de Puigdemont
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«Fue mágico». «Una treta de la que Houdini hubiera estado orgulloso» . Estas son solo algunas de las definiciones que hizo la prensa internacional sobre la -segunda- fuga de Carles Puigdemont «¿Cómo pudo desaparecer de una de las vías más anchas de toda Barcelona?», se preguntan. Nadie parece tener respuesta. Hasta los Mossos d'Esquadra reconocieron que el expresidente catalán «se les escapó» por culpa de la gran barrera humana que conformaron los líderes y seguidores de Junts. El Gobierno de Pedro Sánchez, sin embargo, opta por exculpar a Marlaska y apuntar directamente a la Policía autonómica. Entre todo este barullo y cruce de acusaciones, la realidad es evidente: la huida del dirigente secesionista sume en el descrédito no sólo a los Mossos sino al conjunto de Fuerzas de Seguridad del Estado que dependen del Ministerio del Interior. Y aún así, ni un atisbo de cambio de actitud en el PSOE respecto a uno de sus aliados preferentes: Junts. Ferraz continuará aplicando la misma hoja de ruta seguida hasta el momento y recurriendo a los votos de los de Puigdemont de cara al nuevo curso político para sacar adelante sus iniciativas legislativas: «Seguiremos contando con Junts en el Congreso», confirman fuentes socialistas a ABC. María Jesús Montero se encargó ayer mismo de ratificar en público precisamente esta postura. La vicepresidenta, que asistió a la investidura de Salvador Illa en Barcelona, aseguró que su partido mantiene «absoluta normalidad institucional» con los independentistas, a la vez que resaltó la necesidad de entendiemiento entre ambas fuerzas, pese a sus diferencias, dada la compleja aritmética parlamentaria existente. Donde sí habrá cambios es en Cataluña . Reconocen los socialistas que se abre se abre a partir de ahora una nueva etapa política con la investidura de Salvador Illa, que llega al poder de la mano de los comunes y en especial de ERC, con quienes el PSC ha pactado el concierto económico para Cataluña. El nuevo Gobierno monocolor de Cataluña , socialista, hará que la relación con Junts sea «todavía más complicada» para negociar y pactar, explican estas mismas fuentes. Jordi Turull , secretario general de Junts y uno de los posibles cómplices de Puigdemont en su regreso al exilio en Bélgica -«ya está en Waterloo», reveló el viernes a primera hora-, dijo que la relción entre su partido y el PSOE «tendrá muy poco recorrido» si el discurso del Ejecutivo es que los jueces no apliquen la Ley de Amnistía. Además, señaló Turull, el pacto PSC-ERC «cambia mucho el relato y las condiciones del acuerdo de Bruselas y de esto tendremos que hablar» en la próxima reunión con mediador internacional, que hasta ahora se habían estado celebrando mensualmente. «No se puede descartar nada» porque «la situación ha cambiado mucho y tendremos que ver si esto tiene sentido o no», explicó. En Ferraz evitaron pronunciarse al respecto preguntados por este diario y se remitieron a las palabras del ministro Bolaños, quien afirmó que en España la Justicia funciona «perfecto» y «se aplica la ley». Frente a las críticas que suscitó el concierto económico catalán entre gran parte de las federaciones socialistas, chirría la ausencia absoluta de críticas al Ejecutivo de Sánchez a excepción del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page . «La misma persona de siempre», como ya le definieron en Ferraz la semana pasada. Esta vez ni siquiera se le unió el de Aragón, Javier Lambán. El otro de siempre. El barón manchego que exigió a la dirección nacional del partido poner pie en pared con el secesionismo en la financiación, ha expresado en esta ocasión la «profunda vergüenza» y el «profundo sonrojo» que le causa el hecho de que «el Gobierno de España dependa de Puigdemont». «Espero que ya nadie le incluya a partir de ahora en la mayoría progresista», escribió a modo de recado al PSOE en el antiguo Twitter. El segundo y último barón socialista que comentó el 'show' de Puigdemont en la Ciudad Condal fue Adrián Barbón , que también se sumó al rechazo del pacto entre republicanos y socialistas catalanes, y en especial al principio de ordinalidad por el que se supone se va a regir el reparto de recursos entre comunidades autónomas de llevarse a cabo la reforma de la ley de Financiación Autonómica en el Congreso. El presidente de Asturias, que ni hizo ni una sola mención a la gestión del Ejecutivo de Sánchez en todo este asunto, sí que acusó al 'expresident' de haber desaparecido «por miedo a que se le detenga»: «Parece que ha vuelto a dejar tirado a los suyos», concluyó. Y para de contar. Ni Miguel Ángel Gallardo en Extremadura, ni Luis Tudanca en Castilla y León. Tampoco Juan Espadas en Andalucía o José Luis Gómez Besteiro en Galicia. Nadie se atrevió a romper el mutis a excepción de Page.