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Август
2024

China se encumbra también en dúo y España se queda séptima con la Sagrada Familia

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Abc.es 
La idea era sorprender, hacer de esta Sagrada Familia un monumento a Gaudí, a Barcelona, y a la propia natación artística. Una coreografía de Iris Tió y Alisa Ozhogina original, con bañadores modernistas y elementos diferentes, que se llevó una valoración de 521.4837 y que le sirve a España para terminar séptima en el cierre de la competición de esta disciplina. Imposible acercarse al podio, defendido con una superioridad insultante por las chinas Quanyi y Liuyi Wang, entrenadas por Anna Tarrés. Es un deporte que obliga a serlo todo: flexible, fuerte, grácil, con una capacidad pulmonar extraordinaria: están casi dos minutos bajo el agua, en diversos momentos, mientras gastan energía en mantenerse con los brazos a la altura adecuada para que las piernas, siempre en movimiento, sobresalgan lo justo para ejecutar la rutina, ni más abajo ni más arriba, además de desplazarse por toda la piscina. Y, además, tienen que actuar en los pocos segundos en los que están con la cabeza por encima del agua. Y, normalmente, sonriendo. Un deporte tan exigente cuando se ejecutan las rutinas bajo el agua en apnea como en la sincronía con la música y la compañera. Por eso no es raro encontrar hermanas en esta rutina de dúo. Ahí están las chinas Quanyi y Liuyi Wang, oro por derecho, las austriacas Anna-Maria y Eirini-Mariana Alexandri y las neerlandesas Bregje y Noortje (plata), que fueron las que sumaron la mayor puntuación en la rutina técnica. Tió y Ozhogina se compenetraron como si lo fueran, pero no les alcanzó. Están en el camino, eso sí. «Queríamos presentar algo de España que no sea sólo flamenco. Entrenamos cada día en Barcelona y, aunque yo sea japonesa, siento que podemos coger esta energía para hacer algo especial», explicaba sobre este ejercicio inédito la seleccionadora nacional Mayuko Fujiki. Dos acrobacias para empezar y muchas diagonales en su primera serie de apnea, sin parar de animar la seleccionadora desde la esquina. Como referencia y como ánimos para continuar en este ejercicio homenaje a Barcelona y a España, con una dificultad de 54, intentando asegurar algunas figuras para no perder puntuación, estrategia de este nueva puntuación que penaliza más que aplaude, y que tuvo sus pequeños fallos de sincronía sobre todo al final, cansancio y ácido láctico acumulado en todo el cuerpo. Pero además de los países que tuvieron más nota que España, al final de la jornada, claro, el pabellón rindió tributo a esta China imperial, inalcanzables una vez más las hermanas Wang, que perfeccionaron todavía más una sincronía exquisita sin errores como suele ser habitual en este dúo, aunque fueron Gran Bretaña y Países Bajos los que lograron la mayor puntuación en esta rutina libre. Con su «Gravitación», con música de Hans Zimmer y menos dificultad que el ejercicio español, pero ejecutado al milímetro, se convirtieron en el sol alrededor del que todos los demás países giran. Como antes lo hiciera Rusia, campeona de todo, en dúo y en equipo, durante tantos años, coge China el testigo, oro por equipos y en dúo para confirmar que va a ser muy difícil bajarlas de ahí en los próximos años. Y que tienen todavía mejora. Se acercaron Gran Bretaña (558.5367) y Países Bajos (558.3963), a una galaxia de distancia aunque fueran superiores en estas coreografías más libres; y a la espera de que España, que ya ha llegado al podio en conjunto, dé el estirón también por parejas. La tradición, la imaginación, el carácter y la disciplina españolas es codiciada por todo el planeta. Es Anna Tarrés con China (y asesora de Israel y Grecia), y Andrea Fuentes con Estados Unidos; también está Paula Klamburg trabajando el dúo australiano, Beth Fernández en el de Israel y Esther Jaumá con Países Bajos. Falta ese estirón para que también España, que ya ha recuperado el podio por equipos doce años después, vuelva a la élite en dúo tras la plata de Londres 2012.