Muhammad Yunus, un Nobel de la paz para sacar a Bangladés del caos y la pobreza
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«Trabajo duro y manos a la obra. Han llegado nuevas oportunidades». Con espíritu positivo y una sonrisa satisfecha en el rostro, el profesor Muhammad Yunus , Nobel de la Paz por sus microcréditos para combatir la pobreza, asume el Gobierno interino de Bangladés tras la revolución que ha derrocado a su primera ministra, Sheikh Hasina , huida a la India . Aupado por la autoridad moral que le confiere su lucha desde hace décadas contra la miseria , Yunus ha aceptado la petición de los estudiantes que han liderado la revuelta para dirigir el nuevo Ejecutivo. Tras regresar de una pequeña operación en Francia, ha tomado posesión del cargo este jueves comparando el triunfo de la revolución con «un segundo día de la independencia de Bangladés» . Para sus 170 millones de habitantes, encarna la esperanza de traer por fin la democracia, la libertad y el progreso a uno de los países más pobres del mundo, lastrado además por el autoritarismo y la corrupción de los quince años de gobierno de Hasina . Como consejero jefe del Ejecutivo provisional acordado por el presidente, Mohammed Shahabuddin , con el Ejército y los líderes estudiantiles, Yunus deberá estabilizar primero la situación, ya que la Policía ha abandonado las calles para evitar represalias por su papel en la represión contra las protestas. Desde su estallido en junio contra la cuota del Gobierno para 'colocar' a sus partidarios como funcionarios públicos , la revuelta se ha extendido por todo el país, movilizando a una sociedad harta del caciquismo de la primera ministra Hasina. Aunque el balance oficial es de unos 400 muertos en las protestas , se teme que la cifra sea mucho mayor. A pesar de tan elevado número de víctimas, en Bangladés reina la alegría y, según cuenta a ABC por vídeollamada el fotógrafo Najmul Nahid , «la situación es totalmente normal, los comercios abren durante el día, no hay desabastecimiento y los estudiantes están dirigiendo el tráfico y la seguridad en las calles por falta de policías». Tal y como resume perfectamente, «hay un sentimiento de cambio y de probar algo nuevo por la desconfianza hacia los políticos tradicionales». Ese espíritu es el que representa Muhammad Yunus, quien nació en 1940 en la ciudad costera de Chittagong y se formó en la Universidad de Daca . Con 25 años, se marchó a Estados Unidos para estudiar con una beca Fulbright , gracias a la cual logró su doctorado en Economía por la Universidad de Vanderbilt . En 1971, el año en que Bangladés consiguió su independencia de Pakistán tras una sangrienta guerra, regresó para dirigir el Departamento de Economía de la Universidad de Chittagong. Pero allí no solo se dedicó a impartir sus conocimientos teóricos, sino que se implicó directamente para combatir la hambruna que sacudió a Bangladés a medidos de esa década y se cobró más de millón y medio de vidas. «No lo hice como político ni como investigador, sino porque la pobreza me rodeaba y no podía mirar para otro lado. Me resultaba difícil enseñar elegantes teorías económicas en la universidad en medio de aquella terrible hambruna . De repente, sentí el vacío de esas teorías frente a la devastación del hambre y la pobreza. Quería hacer algo inmediato para ayudar a la gente a mi alrededor», explicó en su discurso cuando recibió el Nobel de la Paz en 2006 . Su aportación, no solo a Bangladés sino al resto del mundo, ha sido clara, decisiva y pionera: dar pequeños créditos a los más pobres para que puedan montar algún negocio con el que ganarse la vida y salir de la miseria. En 1983, el doctor Yunus fundó el Banco Grameen , que desde entonces ha concedido préstamos por valor de 6.000 millones de euros a más de nueve millones de clientes, sobre todo mujeres bangladesíes. Apodado el «banquero de los pobres», es visto como un referente moral para regenerar la política en su país. Pero Yunus también ha sido criticado por algunos economistas, que le acusan de cobrar intereses demasiado altos, y perseguido por el anterior Gobierno de la primera ministra Hasina, que lo veía como un peligroso rival. Desde que en 2007 quiso formar un nuevo partido político, ha sido acusado de diversas irregularidades, procesado por difamación y hasta obligado a retirarse del Banco Grameen por haber superado la edad de jubilación en 2011. En procesos que él atribuye a una persecución política, en enero fue condenado a seis meses de cárcel por violar las leyes laborales y en junio acusado de apropiación de fondos. Pero nada de eso ha podido minar su autoridad moral, que los estudiantes de la revolución triunfante reclaman ahora para abrir un nuevo capítulo en la historia de Bangladés. Al frente de un gobierno interino, que deberá convocar elecciones y asegurar la libertad y la democracia, Yunus pide «calma, disciplina y abstenerse de todo tipo de violencia» para traer un «Segundo Día de la Victoria« a Bangladés.