Del multiorgasmo a la anorgasmia: desmontando mitos sobre el clímax
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¿Sería posible describir con palabras lo que se siente cuando se vive un orgasmo ? Desde el punto de vista metafórico suelen usarse referencias como escalofrío, descarga eléctrica, latigazo placentero o incluso cabría recordar la más poética expresión acuñada por el antropólogo y pensador francés George Bataille, quien se refirió a esta experiencia como la ' petit morte ' o la pequeña muerte, esa que le hace a uno irse, disolverse, desaparecer simbólicamente y, de alguna manera dejar de existir, aunque después regrese. Igualmente palabras como éxtasis , clímax , culminación y placer intenso parecen acercarse al concepto a modo de sinónimos, pues lo cierto es que desde el punto de vista etimológico esta palabra proviene del término griego 'orgasmós', cuyo significado, aunque no literal, tiene que ver con la excitación. Aunque si atendemos a esa palabra como una definición puede citarse la que aporta la RAE, que lo describe como la «culminación del placer sexual». Un paso más allá implicaría abordarlo desde una perspectiva fisiológica, donde se define como una descarga repentina de la tensión sexual acumulada durante el ciclo de respuesta sexual en forma de contracciones musculares rítmicas en la región pélvica que resultan placenteras. Incluso podría analizarse desde el punto de vista emocional pues, aunque siga siendo una sensación que resulte difícil de describir con palabras la sexóloga Raquel Graña está convencida de que tiene un componente más emocional (mental y cerebral) que físico. Prueba de ello, según argumenta, es que si una persona sufre un bloqueo a nivel psicológico o a lo largo de su vida ha sido víctima de abusos relacionados con este tema le costará más sentir placer en el sexo que a otras personas. Lo que parece claro es que el orgasmo es un concepto vivo, pues a lo largo de la historia las diferentes disciplinas han ido definiéndolo en base tanto los cambios fisiológicos del cuerpo como los emocionales y cognitivos o incluso socio-culturales. Así, las bases del estudio del orgasmo fueron asentadas tanto por Alfred Kinsey , con sus investigaciones a mediados del siglo XX sobre el comportamiento sexual en el hombre y en la mujer, como por William H. Masters y Virginia Johnson (conocidos como Masters & Johnson ), que en 1966 hicieron con su trabajo 'Human Sexual Response', un estudio observacional en tiempo real de los efectos fisiológicos de los actos sexuales. Esto llevó a establecer la sexología como una disciplina científica y a día de hoy siguen siendo un referente en las teorías sobre el orgasmo. El estudio científico del orgasmo, por tanto, es relativamente reciente, pues apenas se investiga desde mediados del siglo pasado. Pero además si nos centramos en el orgasmo femenino podría afirmarse sin miedo al error que las investigaciones no han hecho más que empezar. Por eso los sexólogos inciden a menudo en la importancia de desterrar lo antes posible las falsas creencias en torno al orgasmo femenino que siguen instaladas en la creencia popular. Uno de los mitos más extendidos, según plantea Cecilia Bizzotto, socióloga y portavoz de Joyclub España es que algunas mujeres se frustran por no tener orgasmos por penetración vaginal . «¡Cuánto daño hizo Freud diciendo que las mujeres maduras son las que tienen orgasmos con estimulación vaginal! La realidad es que la mayoría de las mujeres necesitan estimulación del clítoris para alcanzar el orgasmo y no hay un tipo de orgasmo que sea mejor que otro», aclara. Comparte esta opinión la sexóloga de Instituto Centta, Silvia Cintrano, quien recuerda que solo entre un 20 y un 25% de las mujeres consiguen desencadenar un orgasmo solamente con la penetración, por lo que lo habitual, según precisa, es que no se logre alcanzar el umbral de excitación necesario para ello solo con la penetración. Igualmente, según añade Cintrano, existe una cierta confusión sobre la existencia de diferentes tipos de orgasmos pues en realidad a lo que se hace referencia es a los centros de placer que lo provocan (si lo desencadena la estimulación de una o de otras zona) pero en el fondo es el mismo en todos los casos. También existe una presión excesiva relacionada con los multiorgasmos . «Tanto nos han machacado con que no tenemos periodo refractario y con que tenemos capacidad para tener orgasmos concatenados que nos creemos que debe ser así para todo el mundo y no tiene por qué», aclara Bizzotto. Y lo mismo sucede con el squirt o squirting pues aunque todas las mujeres estén capacitadas fisiológicamente para ser multiorgásmicas o alcanzar el squirt, el hecho de no conseguirlo no implica que esa persona disfrute menos de su sexualidad o que tenga que sentirse presionada en ese sentido. Otra creencia equivocada es la que tiene que ver con el orgasmo simultáneo junto a la pareja pues, tal como indica la socióloga, aunque pueda ser una experiencia agradable no es la norma ni tampoco es un indicador de una vida sexual satisfactoria. De hecho, como añade la sexóloga de Instituto Centta, éste suele ser uno de los mitos que más frustración genera en las parejas. «El orgasmo es un reflejo involuntario y, como decimos muchos sexólogos, el simultáneo es como pedir a tu pareja que te espere para estornudar a la vez. Es algo que puede ocurrir por casualidad , porque ambos experimenten una excitación muy elevada, y es cierto que percibir que uno lo está teniendo puede terminar de desencadenar el del otro, pero desde luego intentar buscarlo es un estresor innecesario«, aclara Cintrano. Se suele hacer referencia también a que el orgasmo es una condición «necesaria» para disfrutar realmente de las relaciones sexuales pero tal como precisa la sexóloga de Centta, todo el proceso sexual es placentero y genera (o al menos debería generar) sensaciones positivas en la persona, por lo que no se necesitar sentir el orgasmo para disfrutar y dar por finalizada la relación sexual cuando así considere. «Es importante que la obsesión por la llegada a destino no impida disfrutar del trayecto», aconseja. Comparte esta opinión la sexóloga de Womanizer y We-vibe Ana Lombardía, quien aclara que el sexo es sexo cuando se define como tal: «No importa si los amantes se tocan, se miran o tienen penetración. Todo aquello que sea placentero, positivo, deseado y consensuado es una forma de sexualidad», explica. Abramos el melón de la brecha orgásmica que es la que hace alusión a que las mujeres disfrutan de muchos menos orgasmos que los hombres . Y la cuestión es que según revela Ana Lombardía, experta en salud y bienestar sexual de We-Vibe y Womanizer ésta es especialmente grande en las relaciones heterosexuales, en las que las mujeres experimentan un número significativamente menor de orgasmos que sus compañeros varones. La explicación está en una cuestión más cultural que biológica, según manifiesta la socióloga Cecilia Bizzotto, quien aclara que es absurdo pensar que las mujeres tengan menor capacidad para alcanzar orgasmos. Para argumentar su planteamiento arranca con este dato procedente de la firma para que la que trabaja: las mujeres que alcanzan menos orgasmos son las heterosexuales (65%) frente a las lesbianas o bisexuales (cuyo 83% se acerca más al 90% de los hombres). Así, la experta manifiesta que el problema estaría en cómos e dan los encuentros sexuales heterosexuales. «Nos han educado en que el centro del placer está en el coito y en que no hay actividad sexual plena que no pase por la penetración del pene en la vagina o el ano. Y es a eso a lo que llamamos sexo y todo lo que se sale del 'mete-saca' son preliminares, algo así como el calentamiento antes del partido de verdad. Pero el coitocentrismo, esa percepción tan limitada de la sexualidad es especialmente negativa para las mujeres por algo que ya hemos comentado, que pocas logran alcanzar el orgasmo por la vía de la penetración«, manifiesta. Pero además del influjo del coitocentrismo la socióloga hace referencia a la escasa educación sexual recibida por varias generaciones, al poco autoconocimiento de la anatomía sexual femenina y la dificultad para transmitir los beneficios de la masturbación . «Si como mujer no conoces tu cuerpo, no lo has tocado y no sabes qué te gusta. Si crees que el placer te lo tiene que dar un hombre que probablemente sabe menos de tu sexualidad que tú misma y os limitáis a la penetración porque creéis que eso es tener sexo, ¡es normal que las mujeres tengan menos orgasmos!, exclama Bizzotto. En cuanto a la responsabilidad de los hombres la socióloga aclara que la clave habría que buscarla en el interés , la curiosidad y la comunicación mutua ; pero no desde la culpabilización que ponga el acento en exigirles que aprendan las supuestas técnicas necesarias para ser un buen amante, pues eso, según explica, sería caer en la idea de que el hombre tiene la obligación de proveer de momentos placenteros a su compañera en las relaciones heterosexuales. Lo que defiende Bizzotto en este sentido es que puede resultar mucho más efectivo propiciar un empoderamiento sexual femenino que lleve a cada mujer a experimentar y conocer su cuerpo en lugar de esperar que su compañero o su pareja sexual sepa «qué teclas debe tocar para que suene la música». Se trataría, por tanto, de conocerse bien para comunicar asertivamente lo que se desea en lugar de ser objetos pasivos diseñados para el disfrute del otro.