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Август
2024

Ingebrigtsen cae en su trampa y se queda fuera de las medallas; Hocker, rey del 1.500 en París

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Se cree Jakob Ingebrigtsen el amo del 1.500 y lo es, pero no puede con todo tanto como él piensa. Tan superior se siente que no le importa cómo salgan las carreras. Él va a ganar y punto. Eso es lo que sucede casi siempre y lo que está en su cabeza. Pero en el momento más duro, en una final olímpica, al noruego le fallaron los cálculos y la estrategia y se quedó sin nada. Cuarto, mirando cómo el estadounidense Cole Hocker celebraba el oro; el británico Josh Kerr, la plata y el también norteamericano Yared Nuguse, el bronce. Acabó deambulando por la pista con cara de circunstancia, y sin que la derrota, como le había pasado en los últimos dos Mundiales, le bajara el ego: "Fue la carrera que esperaba. Todo dependía de cómo me sentía, de mi capacidad para recuperarme de carreras anteriores. Me sentí muy bien y por eso apreté demasiado el ritmo. Por supuesto, este no es el resultado que esperaba. Sólo puedo culparme a mí mismo. No es tan divertido si no puedo obtener los resultados que quiero, pero los demás hicieron una buena carrera. Mi estilo de correr es un riesgo que acepto", concluyó, en palabras que recoge "L'Équipe".

 

Kerr fue quien le superó en el pasado Mundial e Ingebrigtsen menospreció ese triunfo. Se han convertido en enemigos y la previa de la final volvió a ser un cruce de declaraciones, un desgaste de energía innecesario. Presentaron a Kerr con sus gafas de sol y decía con los dedos: "Aquí, aquí", aquí hay que hablar. Salió después Jakob y subió los brazos y enseñó el índice, el número uno. Es decir, él. Se atusó el pelo y en cuanto sonó el disparo, corrió primero. Los quería tener a todos firmes. Ganar por aplastamiento, como tantas otras veces. Detrás se colocó el keniano Komen y tercero, a la expectativa, Kerr. Y así una vuelta y otra, cada vez más rivales con la lengua fuera. El atleta africano cedió, pero le dio el relevo Cheruiyot, el campeón del mundo de 2019. Kerr siempre tercero, una sombra.

Al toque de campana hace otro cambio el noruego y a falta de 300 metros parece que toma distancia. Ahí estaba, el rey reinando... Pero se le hizo eterno. Llegó la última curva y ya tenía a Kerr echándole el aliento. Había más invitados en la fiesta, aunque no lo pareciera. Hocker ya se intentó colar en los últimos 100 por dentro, pero Jakob le cerró el paso. Su cara inmutable desapareció. Sufría. Kerr le pasó y ya se relamía pensando que lo había vuelto a hacer, pero Hocker estaba con más fuerzas y llegó primero e incluso tuvo un momento para disfrutar. Por detrás, Ingebrigtsen se hundió y también le pasó Nuguse. Quería una carrera rápida y lo fue: los tres primeros por debajo de 3:28, seis atletas por debajo de 3:30, récord olímpico del vencedor, récord británico de la plata, récord de Países Bajos de Niels Laros...

Jakob gana cuando quiere y como quiere. Eso está en su cabeza y casi siempre sucede así. Esta vez, no.