París día 10: Carta dominical para cinco guerreros
Que no hay domingo sin amor repetía mi abuela desde un refrán que empezaba con el sábado sin sol. Y la sabiduría popular llegó hasta París, hasta los Juegos Olímpicos, hasta ustedes. Sus cinco nombres le pusieron a este día un particular acento de amor, porque entregarse en pos de una medalla olímpica como lo hicieron no puede resumirse de otra manera.
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