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Август
2024

Una recesión en Estados Unidos todavía no está descartada

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Jay Powell mantiene la calma sobre las perspectivas económicas de Estados Unidos, quizá en exceso. La Reserva Federal optó por mantener las tasas de interés en su reunión de mediados de semana, aunque ajustó su tono, citando la moderación de la oferta de empleo y el aumento del desempleo como señales de un enfriamiento de la economía. Esto abre la puerta a recortes en septiembre.

El problema es que el debilitamiento de la actividad tiende a retroalimentarse, lo que significa que una economía que se enfría puede convertirse rápidamente en una recesión. ¿Ha llegado demasiado tarde la Fed?

Desde mayo, los datos económicos estadounidenses han empezado a sorprender a la baja, según el índice de Sorpresa Económica de Citi. Sin embargo, las señales de la desaceleración de EE.UU. habían estado apareciendo mucho antes del reciente cambio de énfasis de la Fed. El empleo full time de los hogares comenzó a debilitarse hacia finales de 2023, y por esa época también se elevó la morosidad de las tarjetas de crédito también por encima de los niveles pre pandemia.

Dudas en algunos sectores del mercado mientras la Fed sigue sin recortar las tasas

El hecho de que EE.UU. evitara una recesión prevista en 2023 ha ayudado a mantener la fe en un soft landing [aterrizaje suave] de la economía este año, y quizás ha contribuido a interpretaciones favorables de los datos. Tomemos como ejemplo las cifras de crecimiento económico del segundo trimestre, por encima de las expectativas. La tasa anualizada del 2,8% se tomó como prueba de que la economía estadounidense está en plena forma. Pero si se profundiza, se ven los defectos.

El gasto público, respaldado por un abultado déficit, ha contribuido a apuntalar el crecimiento. El empleo también se ha visto reforzado por una ola de contrataciones en el sector público. ¿Y el gasto de los consumidores? Si lo desglosamos, las mayores contribuciones al gasto provienen de artículos de primera necesidad, alquileres, servicios públicos, salud y comida en lugar de cosas discrecionales. El crecimiento del consumo también está superando al de los ingresos. De hecho, las cifras aparentemente "fuertes" ocultan una economía subyacente más débil.

Los indicadores económicos adelantados también parecen preocupantes. El índice de nuevos pedidos del Instituto de Gestión de Suministros (ISM, por sus siglas en inglés) se encuentra en territorio de contracción, y en el pasado ha sido una buena señal de recesión. Las solicitudes de subsidio de desempleo alcanzaron la semana pasada su nivel más alto en 11 meses, las pequeñas empresas han recortado sus planes de contratación y muchas empresas orientadas al consumidor han registrado recientemente resultados negativos.

La causa inmediata es la política de tasas de interés de la Fed. El Comité debatió la posibilidad de recortar las tasas en su reunión de julio, y podría terminar lamentando no haberlo hecho. La inflación anual de EE.UU. -medida por el índice de gastos de consumo personal (PCE), la referencia preferida de la Fed- se situó en junio a 0,5 puntos porcentuales del objetivo del 2% fijado por el banco central. Las presiones sobre los precios también siguen una tendencia a la baja: el mercado de trabajo se está enfriando y el crecimiento de los salarios está disminuyendo.

Un recorte preventivo en julio tampoco habría supuesto una relajación sustancial. Muchos hogares y empresas seguirán enfrentándose a elevados costos de endeudamiento si tienen que refinanciar préstamos a tasa fija próximos a renovarse. La cuestión es si deben afrontar las actuales tasas récord o unas algo más bajas, en consonancia con la relajación de la demanda. Por ejemplo, Goldman Sachs estimó recientemente que la tasa de interés promedio óptima, basado en diversas reglas de política monetaria, se aproxima al 4%. Todo esto apunta a que la Fed ha pisado demasiado el freno, durante demasiado tiempo.

Semana clave para la Fed: cuándo será el primer recorte de tasas

Las señales del mercado también parecen ominosas. Basándose en la pendiente de la curva de rendimientos de los bonos a lo largo del tiempo, que últimamente ha sido un indicador poco confiable, la Fed de Nueva York estima una probabilidad superior al 50% de recesión para el año próximo. Las valoraciones de las acciones también parecen exageradas. De hecho, la concentración del índice S&P 500 -con los siete magníficos [Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla], representando más del 30% de su valor- lo hace vulnerable a una corrección en la narrativa alcista de la inteligencia artificial (IA).

Algunos argumentan que los recortes de tasas sólo fomentarían una burbuja de activos. La perspectiva de un recorte de tasas puede apoyar en parte a la renta variable, pero la incesante marcha alcista del S&P 500 se ha tambaleado recientemente a medida que los inversores empiezan a preguntarse si la IA puede generar los ingresos necesarios para cubrir las cuantiosas inversiones de capital que se están comprometiendo actualmente. Esto ha sucedido a pesar de que se vislumbran recortes de tasas.

El problema es que, para septiembre, la Fed podría darse cuenta de que la demanda se ha frenado en exceso. Entonces podría tener que adelantar más recortes, apostando por una reducción de 0,50 puntos porcentuales, en lugar de un recorte de 0,25 puntos. Esto preocuparía a los mercados de renta variable.

Esto puede parecer improbable ahora, pero la economía no se ralentiza de forma lineal. La pérdida de impulso económico, que lleva produciéndose más tiempo y es más profunda de lo que muchos parecen apreciar, puede convertirse en una espiral que se retroalimente. El desempleo, la morosidad y las quiebras pueden dispararse de repente, y un mercado abocado a un soft landing podría deshacerse rápidamente. Las advertencias de recesión no deben tomarse a la ligera.