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Август
2024

México insiste: Sheinbaum exige que España pida perdón por las «masacres» de la conquista de América

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Abc.es 
La exigencia hecha pública por Claudia Sheinbaum no es nueva. Durante una rueda de prensa celebrada este martes, la presidenta electa de México manifestó que «debe haber un perdón por parte de España», debido a «la conquista» que dejó, según sus palabras, «muchas masacres y violencia». «Lo he dicho en varias ocasiones, no es la primera vez que lo digo. Además, ya lo hizo el Papa Francisco», subrayó la mandataria, recordando a continuación los ataques a Cholula, en 1519, y a Tóxcatl, un año después, por parte de Hernán Cortes. Sheinbaum, sin embargo, advirtió que cuando asuma la presidencia el próximo 1 de octubre, su objetivo es «mantener las relaciones con España», lo que no le impedirá seguir insistiendo en las disculpas por lo acontecido hace más de medio milenio durante la conquista de América. Una política de enfrentamiento que, al igual que otros mandatarios americanos como Nicolás Maduro , en Venezuela, ya inició en su mandato como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México entre 2018 y 2023, cuando cambió los nombres de algunas calles «para que se reconociera al México-Tenochtitlán y no a la Conquista». «Había una calle que era Puerto de Alvarado. Imagínense, Alvarado fue el perpetrador de la masacre del Templo Mayor y contaba con una calle», apuntó la que se convertirá en dos meses en la primera presidenta de México en sus 200 años de república. «Tiene que haber un reconocimiento de ello, pues el perdón en las sociedades engrandece, no empobrece, y sana heridas, aunque esta se produjera hace quinientos años», declaró Sheinbaum, siguiendo los pasos de su predecesor en el cargo. El todavía presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), cuyo Gobierno termina el 30 de septiembre, ya hizo pública una carta que envió, a finales de marzo de 2019, al Rey Felipe VI y al Papa. En ella exigió también a ambos que pidieran disculpas por la conquista. Sus palabras exactas fueron muy parecidas a las de Sheinbaum: «Fue una invasión. Hubo matanzas, imposiciones, la llamada conquista se hizo con la espada y la cruz. Se edificaron las Iglesias encima de los templos». AMLO hizo público su mensaje minutos antes de dar un discurso en Tabasco para recordar la Batalla de Centla, el enfrentamiento que tuvo lugar el 14 de marzo de 1519 entre las tropas de Cortés y los mayas-chontales. «Debe hacerse un relato de los agravios y que se pida perdón a los pueblos originarios por lo que ahora se conoce como violaciones a los Derechos Humanos», continuó el mandatario mexicano. Y, ocho meses después, volvió a avivar la polémica en un encuentro con pueblos indígenas en la localidad de Tekax, estado mexicano de Yucatán: «No dejo de pedirle al Rey de España y al papa Francisco que, con humildad, pidan perdón por los abusos que se cometieron durante la conquista y la dominación colonial». Aunque todavía no se conocen reacciones de los políticos españoles respecto a las declaraciones de la presidenta electa, en su momento las palabras de López Obrador dejaron perplejos e indignados al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a los líderes del PP, Ciudadanos y Vox. «La carta de López Obrador es una ofensa intolerable al pueblo español. Así actúa el populismo: falseando la historia y buscando el enfrentamiento», declaró Albert Rivera. «Que se disculpe él, que tiene apellidos españoles y vive allí. Si este individuo cree de verdad lo que dice, es un imbécil. Si no se lo cree, es un sinvergüenza», denunció Santiago Abascal, en referencia a los abuelos del mandatario, que eran inmigrantes españoles. Lo cierto es que la Leyenda Negra que persigue a España por la conquista desde hace más de cinco siglos ha sido alimentada desde México en ámbitos mucho más importantes y peligrosos que las declaraciones de Sheinbaum y la citada carta de López Obrador . Desde 1960 y hasta 2009, en las escuelas públicas de educación primaria y secundaria del país norteamericano, la historia se enseñó a través de una serie de libros gratuitos y obligatorios que enseñaban que el pequeño ejército de Cortés conquistó violentamente sus tierras y perpetró todo tipo de matanzas contra los indígenas . En 2009, de hecho se repartieron 176 millones de estos manuales a 26 millones de alumnos de hasta 15 años de edad. Una costumbre que el Gobierno mexicano implantó en la década de los 60, con un contenido diseñado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y con la ayuda de una serie de especialistas que, en el caso de esta asignatura, hicieron hincapié en los supuestos abusos contra la población autóctona por los que la actual presidente electa y el todavía presidente exigen disculpas a la Monarquía española. Una de las matanzas más graves según estos volúmenes es el sitio de México-Tenochtitlan, la capital del imperio azteca, en 1521. Cuentan que acabó con la vida de miles de personas por hambre y enfermedad, pero la historia es mucha más compleja que eso, puesto que obviaron la situación de terror, opresión y asesinatos en masa que Hernán Cortés se encontró al llegar al Nuevo Mundo. El conquistador español aprovechó el odio extendido entre los pueblos indígenas vecinos contra el Imperio Azteca. Este odio se generó, en primer lugar, por el sistema de tributos que habían implantado sobre numerosos pueblos del centro de México, de la región de Guerrero y de la costa del golfo de México, así como algunas zonas de Oaxaca, aprovechando su superioridad militar. Y, por otro, por los cerca de 30.000 sacrificios humanos que se estos realizaban al año entre los prisioneros hechos de las tribus vecinas. Además, no hay que olvidar que para sus conquistas, Cortés contó con la ayuda de 1.300 guerreros y 1.000 porteadores indios, que no dudaron en sumarse a la guerra contra aquel «totalitarismo sangriento fundado en los sacrificios humanos», según lo definió la escritora y especialista en la Leyenda negra María Elvira Roca Barea. Gracias a esta visión que se quisó inculcar, el curso escolar de 2009 comenzó con polémica en México. Un grupo de expertos aseguraron en los medios de comunicación que algunos de los libros de Historia de las escuelas públicas habían eliminado de sus páginas la toma Tenochtitlan por los españoles y el ocaso de Moctezuma. La medida parecía un asunto de revisionismo patriotero o negacionismo histórico, tuvo su antecedente en las tres décadas anteriores. Desde 1960, los alumnos de tercero de primaria aprendían a clasificar a los españoles en tres grupos: conquistadores, misioneros y colonos. A los primeros se referían como aquellas personas que «se apoderaron de las tierras por medio de las armas» y «venían en busca de riquezas y honores». A los últimos, como los que «se dedicaron a explotar la tierra y las minas por medio del trabajo de los indios [...], a los que trataron mal para obtener de ellos el mayor provecho económico posible», recoge BBC Mundo en un artículo titulado 'Cómo enseñan la historia de la conquista española en las escuelas de México'. La colaboración entre españoles e indígenas no se incluyó hasta 2009, cuando por fin se modificó la versión sobre la conquista de México para que los estudiantes de primaria y secundaria aprendieran que la derrota del Imperio azteca no fue solo obra de los 518 infantes, 16 jinetes y 13 arcabuceros españoles que llegaron a la costa mejicana en 1519. Es imposible pensar que este pequeño contingente habría podido dominar por sí solo a los 250.000 habitantes de Tenochtitlán y a los más de 2.000.000 del Valle de México. La derrota del imperio se debió también, y así lo hicieron constar después, a la ayuda de los adversarios que tenían los aztecas antes de la llegada de Cortés. «Desde hace siglos, en México ha habido muchos grandes historiadores que han estudiado la conquista desde distintas perspectivas. Son ellos a quienes debemos dar la palabra, desde Hugh Thomas a Miguel León Portilla , pasando por John Elliott o Edmundo O'Gorman , porque los gobiernos ya sabemos que van a utilizar la historia con fines políticos. Polemizar con ellos les ayuda a politizar el trabajo del historiador y yo prefiero escribir, escribir y escribir. La mejor respuesta es nuestra obra», defendió el historiador mexicano Enrique Krauze, en ABC, hace tres años.