Si los barones del PSOE quisiesen…
Debe ser muy gratificante ser ministro, porque hay quien está dispuesto a dejar su dignidad por el camino. Ese es el caso de María Jesús Montero, que se ha desgañitado las últimas semanas, empeñando su palabra y asegurando que Cataluña no tendría una Hacienda propia porque eso significaría romper con el modelo de solidaridad y de igualdad en España.
Desde el lunes, Montero es la máxima defensora de la soberanía fiscal catalana y tacha de falsear la verdad a quien afirma que va contra el principio de igualdad de los españoles. No es la primera vez que la responsable de Hacienda cambia de punto de vista, quien la haya conocido como consejera de Susana Díaz en Andalucía, sabe lo que opinaba entonces de los independentistas y las balanzas fiscales.
Tampoco ha pasado tanto tiempo desde aquel Comité Federal que destituyó a Sánchez en el que era una de las dirigentes más activas contra Pedro Sánchez, desde la presidencia de la comisión de ética.
No es la única, el resto de los ministros también practican el trágala para conservar sus asientos. Ya veremos lo que hacen los responsables orgánicos del PSOE, porque asumir y defender el acuerdo con ERC supondrá dejar al Partido Socialista residual en Extremadura, Castilla León, Andalucía, Murcia, o Valencia.
García-Page y Javier Lambán han sido los únicos que no han tenido problema en plantar cara a Sánchez en asuntos como los indultos, la reforma del Código Penal o la amnistía. Ambos, especialmente el presidente manchego, se han convertido en el objetivo interno a batir.
Sánchez dirige con mano de hierro el partido, con altivez el Gobierno, no da explicaciones políticas sobre lo que ocurre en su familia judicialmente, ha dinamitado las bases del Estado y está dejando al PSOE como una maquinaria inservible, impredecible y poco fiable, teniendo como su mayor valedor al único dirigente socialdemócrata que defiende el régimen de Maduro en Venezuela.
Los gobernantes deben estar al servicio público y no las instituciones a su servicio. La presidencia de Sánchez puede pasar a la historia como aquella que facilitó a los independentistas todo lo que exigían a cambio de unos pocos votos, como el que protegió a los ricos que viven en Cataluña a cambio de que haya menos escuelas en Extremadura y como aquella que acabó con los ideales del PSOE 145 después de su fundación. Aunque esto tendría remedio si los líderes regionales quisiesen y se hiciesen cargo del partido de una vez por todas.