12 años sin justicia: el clamor de la familia de Oswaldo Payá
La familia de Oswaldo Payá, el histórico líder opositor
cubano asesinado por el régimen castrista hace exactamente 12 años, ha enviado
una carta al Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación para
preguntarle al ministro José Manuel Albares qué se ha hecho hasta ahora y qué
se pretende hacer desde el ministerio para que el coordinador
del Movimiento Cristiano Liberación de Cuba reciba justicia y para
presionar al régimen cubano a rendir cuentas.
Ofelia Acevedo, viuda del disidente, junto a sus hijos Rosa
María, Reinaldo y Oswaldo Payá, recuerdan a las autoridades españolas que entre
las competencias del Ministerio de Asuntos Exteriores está la protección y
asistencia a los intereses de los españoles que se encuentran en el exterior. Y
Oswaldo Payá, además de ser ciudadano cubano, también tenía la nacionalidad
española.
Un asesinato disfrazado de accidente
La familia Payá insistió durante años en que la muerte del disidente no fue un accidente de coche, como lo sostiene el régimen, sino un asesinato premeditado. Después de todos los testimonios y las evidencias que se han presentado a lo largo de los años, la justicia aún no ha llegado. Sin embargo, sí que se han logrado grandes avances.
El más significativo fue, sin duda, la resolución de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanas (CIDH) que en junio del año pasado
determinó que existen “indicios serios y suficientes” para concluir que agentes
estatales cubanos participaron activamente en la muerte de Oswaldo Payá, de 60
años, y su compañero Harold Cepero, de 32 años.
Según la versión de las autoridades cubanas, ambos
disidentes murieron en un accidente de tráfico en las afueras de la ciudad
de Bayamo ocurrido cuando viajaban en un coche conducido por el político
popular español Ángel Carromero, quien fue arrestado posteriormente por su
supuesta responsabilidad en el “accidente”. Durante una de sus audiencias ante
la CIDH, Carromero declaró que un vehículo con agentes de seguridad cubanos los
persiguió durante el trayecto y en un momento embistió su coche, causándole la
pérdida de control.
La comisión encontró “indicios serios y suficientes para
concluir que agentes estatales participaron en la muerte” de ambos disidentes.
“Ambos fueron sujetos a diversos actos de violencia, hostigamiento, amenazas,
atentados contra su vida, y finalmente, a un choque vehicular que les causó la
muerte”. Asimismo, el organismo de Derechos Humanos también declaró la condena
por conducción imprudente a Ángel Carromero “ilegal” y “arbitraria”.
¿Quién fue Oswaldo Payá?
Nominado en cinco ocasiones al Premio Nobel de la Paz y galardonado en 2002 con el Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia otorgado por el Parlamento Europeo, Oswaldo Payá se erigió en un emblema de la oposición cubana, luchando por los derechos humanos y la democracia en la isla.
Fue el fundador y el líder del Movimiento Cristiano
Liberación (MCL), y el principal artífice e impulsor del Proyecto Varela, una
organización que marcó un antes y un después en la historia de la disidencia
cubana y en cómo esta afrontaba su lucha. El Proyecto Varela se aprovechó del
artículo 88 de la Carta Magna cubana de 1992 para impugnar al propio Estado con
la Constitución que el propio régimen utilizaba para controlar y reprimir a la
disidencia y al cubano de a pie.
Este artículo constitucional permitía a los ciudadanos
proponer leyes si 10 mil votantes registrados presentaban sus firmas a favor de
la propuesta. Así, el Proyecto Varela consiguió reunir miles de firmas para
exigir la celebración de un referéndum nacional, elecciones libres, libertad de
expresión, libertad de asociación, libertad de prensa y libertad de empresa.
Algo realmente complicado de conseguir, porque para firmar había que estar
registrado, lo que supone un grave riesgo bajo el estricto control del régimen.
Han pasado más de 12 años, y el régimen sigue sin rendir cuentas por la muerte de Payá. La familia continúa demandando justicia y transparencia en la investigación del caso. A pesar de los obstáculos y la falta de cooperación del régimen cubano, la lucha por la verdad y la justicia sigue viva. Su legado inspira a nuevas generaciones de opositores y disidentes que continúan trabajando por un presente y un futuro más justo y democrático en la isla.