“¡Epur si mouve!” ¡Sin embargo se mueve!
Fue la frase que pronunció “por lo bajini” Galileo Galilei, no se atrevió a decirlo en alto, temiendo que le pudiera sobrevenir algún castigo como prisión o cosa peor, cuando por “consejo” por parte de los cardenales de la Inquisición romana tuvo que abjurar de su teoría heliocéntrica, que después se probaría que era cierta, y admitir de boca para afuera que era el sol el que giraba alrededor de la tierra.