Empecemos por los enchufes
Financiero, inversionista, consultor y conferencista. Fundador de Aldea Financiera
Imagina que en el mundo, al fin, nos pusiéramos de acuerdo en lo que hacemos. ¿Qué descubrimientos y avances tecnológicos tendríamos si sumamos esfuerzos con el objetivo del bien común?
Tenemos un mundo increíble. Lugares espectaculares y culturas extraordinarias que hablan de la grandeza humana y de sus capacidades a lo largo de muchos miles de años. Sin embargo, pareciera que los mayores motivadores del mundo están muy arriba de lograr una real suma de esfuerzos a lo ancho y largo del planeta.
Estamos inmersos en debates que llevan a guerras, conflictos sociales, falta de alimentos, daños climáticos, crisis diversas y un sinnúmero de situaciones negativas que hacen evidente la falta de una conciencia superior que motive a que nos pongamos de acuerdo en tantas, tantas cosas.
Para muestra, un botón. Cada vez que hacemos un viaje a otro continente debemos llevar adaptador. Y es que existen 14 tipos diferentes de enchufes en el mundo, que se distinguen por letras. En México, Estados Unidos y Canadá usamos los tipos A y B, pero los diferentes estilos llegan hasta la letra M.
Esto se generó porque al momento de que se logró usar la electricidad, para uso doméstico e industrial, a finales del siglo XIX, no había mucha conectividad y viajes, por lo que las distintas zonas geográficas diseñaron el enchufe que consideraron más funcional para su época. La idea de un enchufe único no era importante.
Sin embargo, en la época del Internet, del big data, las redes sociales, la extraordinaria conectividad y la inteligencia artificial, pareciera increíble que no nos pongamos de acuerdo ni en el tipo de enchufe que se usa en todo el mundo.
Y no, no estoy tratando de hablar de cuestiones técnicas sobre electricidad. A lo que quiero llegar es que la humanidad podría llegar a grandes avances si se trabajara en objetivos comunes. Si nos pusiéramos de acuerdo en que hay que estar de acuerdo.
Cuando hacemos matemáticas tenemos que el diámetro de la tierra mide 12,000 kilómetros, el sol 1.4 millones de kilómetros y el universo observable mide 93,000 millones de años luz, donde un metro sería el equivalente a un año luz. Las cifras del tamaño de la Tierra contra el Universo son increíblemente insignificantes. En otras palabras, cuando tomamos en cuenta nuestro tamaño con la creación total, nos damos cuenta de que no somos tan grandes como creemos.
Por ello, resulta que no podamos ponernos de acuerdo en los temas más fundamentales para la humanidad: salud, idiomas, investigación, desarrollo social y humano, y un larguísimo etcétera.
En este artículo, fruto de la experiencia internacional, la postura concreta es por qué no nos ponemos de acuerdo en algo y empezamos con los enchufes. Tal vez eso abriría la puerta a tener un primer proyecto como humanidad de manera que podamos avanzar con ese logro y conseguir otro y otro, hasta que verdaderamente lleguemos a avances que permitan mejorar la calidad de vida de las personas y tengamos un mundo más saludable, seguro, equitativo y lleno de oportunidades.
Imagina que los mejores ingenieros y todos los países financian las investigaciones para erradicar enfermedades como diabetes, cáncer y tantas, tantas más. Que pudiéramos generar energía no contaminante, que pudiéramos conservar y asegurar que tengamos agua y que al final podamos vivir como un solo mundo, sin importar tanto las fronteras, sino entender que al final somos un solo planeta.
Imagina, solo a manera de ejercicio, que nos visitan de otro planeta. Y antes de aterrizar, los visitantes interestelares se detuvieran a analizar cómo somos y cómo nos comportamos. ¿Qué verían? Si bien no todo es negativo, verían guerras, conflictos, diferencias por razas, género, dinero y muchas cosas más. Yo creo que se desilusionarían al ver que no aprovechamos todo nuestro potencial y tenemos solo un enfoque egoísta.
Existen muchos intentos de generar una cooperación internacional mucho más comprometida. Si bien se ha avanzado mucho, especialmente en la agenda 2030 para disminuir los efectos adversos del cambio climático, existen un sinnúmero de necesidades adicionales que requieren de un esfuerzo más comprometido.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en diversos estudios, mide el grado de cooperación en distintas partes del mundo, sus resultados y avances. Dentro de sus conclusiones, también señala la necesidad de un enfoque más comprometido por parte de los diversos países, especialmente los desarrollados para generar iniciativas que permitan el trabajo colaborativo para enfrentar los retos del mundo.
Lo dicho anteriormente: empecemos por los enchufes.
Como decía John F. Kennedy (1869-1948), político estadounidense y trigésimo quinto presidente de esa nación: “El vínculo más básico que tenemos en común es que todos vivimos en este pequeño planeta. Todos respiramos el mismo aire, todos valoramos el futuro de nuestros hijos y todos somos mortales”.
*Financiero, inversionista, consultor y conferencista. Fundador de Aldea Financiera