La última cena atlantista
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Durante demasiado tiempo, Europa ha sido un campo de batalla permanente hasta producir en el siglo XX dos catastróficas guerras de envergadura mundial. Cualquier excusa ha servido al Viejo Continente para abrir las puertas del infierno: la religión, los imperios, las dinastías, las fronteras… incluso la monstruosa falacia de que las diferencias políticas se pueden solventar a tiros. Con un historial tan sangriento, resulta excepcional que durante los últimos 75 años no se haya producido un gran choque bélico en Europa. Además del proyecto de unidad –iniciado en 1951 con lo que entonces eran las principales materias primas para la guerra: el carbón y el acero– buena parte del mérito corresponde a la OTAN. Una alianza militar basada en el... Ver Más