Migrar por miedo a decir que se es homosexual: el caso de la venezolana Melina Lozada
A veces muchas personas deciden migrar de su país por miedo, porque su orientación sexual está considerada un delito, y otras porque simplemente sus sociedades no les integran, pero algunas encuentran un lugar mejor en el que vivir sin dejar de ser ellos: “Llegar a un lugar donde te puedas mostrar libremente no tiene precio”.
Es el testimonio de la venezolana Melina Lozada, que tomó la decisión de migrar a España hace diez meses, donde encontró la ayuda de la asociación Arcópoli, que presta cursos, asesoramiento y servicios a migrantes de la comunidad LGBTQI+ en el país.
“Vengo del país de las misses, donde todas tenemos que estar prestas para mostrar nuestra feminidad, pero no nuestra sexualidad”, explica a EFE Lozada, quien asegura que no se sentía libre siendo lesbiana en Venezuela.
A su juicio, «ser homosexual no determina» toda su vida «pero es algo fundamental e importante», algo que aprendió en su proceso migratorio que, según dice, fue distinto al de otras personas porque fue “muy planificado y ordenado”.
¿Qué significa migrar y pertenecer a la comunidad LGBTIQ+?
En España encontró un lugar que la recibió “con los brazos abiertos”, al igual que a Andréi, quien llegó hace dos años desde Rusia debido a la persecución que sufre la comunidad LGBTIQ+.
“El colectivo LGTB en Rusia está en peligro”, señala a EFE este ruso de 37 años, que asegura que la sociedad y la legislación rusa “es muy homófoba”: “en Rusia estamos en la lista de terroristas y extremistas”.
Andréi llegó a España sin hablar español y describe su proceso migratorio como “bastante largo y difícil”, sobre todo por su desconocimiento del idioma. “Me sentía como un bebé”, recuerda sobre sus primeros días en España.
Cuenta que, si bien sabe que en Rusia existen asociaciones en los que las personas de la comunidad LGBTIQ+ tienen un espacio, mientras vivía en su país, “vivía la vida (de manera) muy oscura” y le «daba miedo participar» en ellas.
Ambos se muestran muy agradecidos por la ayuda de Arcópoli, “un lugar que te recibe, que te acoge con los brazos abiertos, que tiene instituciones que ayudan a guiarte y a darte todo el soporte tanto jurídico como emocional para poder hacer de tu tránsito migratorio el mejor”, según la venezolana.
Andréi continúa aprendiendo español en la asociación y también recibe ayuda psicológica: «Ayuda jurídica ya no necesito, pero sé que puedo preguntar algunas cosas si lo necesito”, dice de la Arcópoli donde «sabes que puedes preguntar y pedir ayuda”.
Migrando con orgullo
Según explica Jorge Cobo Lorenzo, trabajador social de la asociación, allí atienden a “personas que en sus países de origen han sufrido violencia, discriminación y cuestiones que podrían ser catalogadas como para poder solicitar asilo en España”.
Cobo Lorenzo cuenta que desde principios de este año Arcópoli ha implementado el servicio llamado Migrando con Orgullo, que está orientado a migrantes, solicitantes de asilo, refugiados, personas en movilidad que estén en la Comunidad de Madrid para ayudarles en sus procesos de integración en el territorio.
«La gente viene con muchas dudas, no tienen muy claro cuál va a ser su proceso dentro de España. Algunas personas piensan que iba a ser más sencillo, incluso deciden migrar aquí y conseguir un trabajo aunque fuera de forma irregular y se están topando con la realidad de que es muy complicado», apostilla.
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