Monte , el restaurante que rinde culto a la montaña desde la pequeña aldea asturiana de San Feliz
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Lo que empezó hace cinco años como un proyecto romántico se ha consolidado hasta convertirse en uno de los imprescindibles de Asturias . En 2019, Xune Andrade decidió regresar a su tierra para poner en marcha Monte, una aventura personal. El lugar elegido, la pequeña aldea de San Feliz , apenas 25 habitantes, muy próxima a Pola de Lena . Allí, en lo que fue el chigre, abrió un pequeño restaurante con cinco mesas y cinco servicios a la semana. Un ritmo tranquilo, como exige el entorno bucólico en el que se encuentra. En el comedor, la cocina abierta. Y en el exterior una agradable terracita para el aperitivo. En este lustro, en el que su cocina se ha ido redondeando hasta alcanzar un nivel muy notable, Andrade ha ido sumando reconocimientos incluidas las estrellas roja y verde de Michelin . Distinciones merecidas porque en estos tiempos en los que la palabra sostenibilidad pierde sentido por el abuso que de ella se hace, la de Monte es auténtica. El cocinero se ha implicado al máximo en esta zona de la montaña central asturiana , utilizando casi exclusivamente materia prima local y apoyando el desarrollo económico colaborando con artesanos, ganaderos y agricultores. La oferta de Monte se centra en dos menús degustación (89 y 119 euros). El más largo con aperitivos, siete platos y dos postres. Antes, en la terraza , un buen combinado de la coctelería lenense El Patio de Butacas. Ya en la mesa espera una mantequilla ahumada acompañada de buen pan de escanda elaborado en el restaurante. Al lado un caldo caliente de alitas de gallina y jengibre para entonar. Y a partir de ahí el menú, con momentos sobresalientes como la berenjena asada con holandesa, ya un clásico, o los perrechicos de la zona (hay muchas setas por los alrededores) con huevos y embutido de Pajares. Excelente también la versión que hace Andrade del pote asturiano , con un ravioli de compango y aire de berza. Muy bien los guisantes lágrima de un agricultor local, acompañados por un rico helado también de guisantes. Un entorno montañoso pide platos de cuchara, de guisos lentos , y el cocinero lo tiene muy en cuenta. Ahí están las fabas estofadas con caldo de tendones y emulsión de ortigas de monte, las manitas en caldo de gallina con colmenillas o las albóndigas de vaca con crema de patata asada , otro clásico. Un bajón con el salmón marinado con rebozuelos, muy plano de sabor. Xune sólo quiere utilizar pescados de río, y el salmón en este caso no da la talla. Bastante mejor el paté de trucha . Festival de producto del entorno que sigue con el canelón de caldereta de cordero xaldo, ligero y elegante, y con una chuleta de ternera con crema de piquillos. Los postres mantienen la línea: crema de manzana con chocolate y fresas y una lograda tarta de queso. Personaje fundamental para el éxito de Monte es la figura de la joven Delia Melgarejo, que maneja la sala con eficacia y es responsable de una bodega breve pero seleccionada con acierto.