Descubren grabados y pinturas rupestres de hace más de 12.000 años en Barcelona

Arqueólogos del Instituto Catalán de Paleontología Humana y Evolución Social (IPHES) y de la Universidad de Barcelona han descubierto grabados y restos de pigmentos de entre 14.500 y 12.000 años de antigüedad en el yacimiento de Simanya Gran, situado en el Parque Natural de Sant Llorenç del Munt y del Obac. «Este descubrimiento representa una de las escasas evidencias de arte rupestre paleolítico en el interior de una cueva de Cataluña », señalan desde el IPHES en una nota. La investigación, publicada en la revista ' Journal of Archaeological Science Reports ' y liderada por Míriam Salas-Altès , investigadora predoctoral de la Universidad Rovira i Virgili (URV) y del IPHES, «demuestra el uso de la cavidad para expresiones artísticas por parte de las comunidades humanas», subraya el comunicado. Josep Maria Vergès, del IPHES, fue el primero en observar en septiembre de 2020 una serie de grabados y restos de pigmento en las paredes de la galería oeste que parecían prehistóricos. Aunque el complejo Simanya, que engloba la la Cova del Triángulo, Simanya Pequeña, Simanya Grande, Cueva de la Canal, y la Cueva del Ángel, llevaba siendo investigado arqueológicamente desde el año anterior, en 2020 se habían iniciado los trabajos en la Cova Simanya Gran -la más grande con más de 300 metros de recorrido y una de las cavidades más visitadas de Cataluña- tras el descubrimiento de restos humanos neandertales pertenecientes a al menos tres individuos durante el análisis de materiales de excavaciones no reguladas de los años setenta. A raíz de este descubrimiento, en 2022 se hizo una prospección visual sistemática de las paredes y el techo de la cavidad para documentar nuevas evidencias gráficas prehistóricas. «Los trabajos dieron sus frutos», relatan desde el IPHES. Los investigadores documentaron tres representaciones distintas en un espacio interior de la cavidad, totalmente oscuro y a escasos metros entre sí. Una de ellas consiste en 14 puntos de menos de un centímetro de diámetro, pintados en pigmento rojo y que forman dos líneas paralelas. La segunda representa cuatro trazos discontinuos más o menos rectos que se cruzan entre sí y grabados a dos metros y medio del suelo actual. La tercera muestra varias líneas paralelas y próximas entre sí, coronadas por un semicírculo en la parte superior izquierda. «Esta última figura grabada encaja con los signos claviformes típicos del arte paleolítico europeo», subrayan los investigadores. Aunque el conjunto documentado es bastante reducido, los expertos destacan la relevancia de su localización. «A pesar de la abundancia de yacimientos pertenecientes al final Paleolítico superior, las evidencias de comportamiento simbólico, especialmente arte parietal, son realmente escasas », señala Míriam Salas-Altès, autora principal del trabajo. Además, «el estudio del arte paleolítico permite poner en relación las tradiciones culturales, la movilidad y la interacción de los grupos humanos» , añade. El estudio de este conjunto artístico ha evidenciado los vínculos simbólicos y socio-culturales de larga distancia entre Simanya y varios yacimientos de la cornisa Cantábrica y Francia. Su descubrimiento también pone de relieve el papel que tendrá en los próximos años la investigación del arte paleolítico en la vertiente mediterránea.