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Mercado laboral en España: menos paro y más subsalariados que no ganan lo suficiente

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Mercado laboral en España: menos paro y más subsalariados que no ganan lo suficiente

Hay menos parados estadísticos, y es una buena noticia, pero el trabajo temporal, se impone y, además, cada vez peor pagado

Thomas Carlyle (1795-1881), filósofo, historiador, matemático, rector de la Universidad de Edimburgo, proclamaba: «Bendito es el hombre que encuentra su trabajo». Más de un millón de personas, 1,1 para ser precisos, consiguieron un contrato de trabajo, nuevo o renovado, en junio. Eso sí, menos de la mitad fueron contratos indefinidos –también incluyen a los fijos discontinuos– y, por otra parte, no está claro en qué condiciones salariales. El paro también bajó en junio en 46.783 personas. Es una buena noticia, por supuesto, y la cifra total de desempleados es de 2,56 millones, la menor desde 2008, como presume la vice Yolanda Díaz, en horas bajas y con un futuro político más que incierto. El supuesto «mundo feliz» laboral de Sánchez y compañía, más allá de las estadísticas, no es tan idílico.

Cáritas, la ONG por excelencia, por encima de modas y postureos, acaba de explicar que el año pasado atendió a 1,33 millones de personas, de las que –¡es lo significativo y alarmante!– más de la mitad tenían empleo y salarios estables. Es decir, trabajan, pero no ganan lo suficiente para salir adelante o vivir sin agobios. No son parados, claro, y no están en las estadísticas que airea el Gobierno, pero son «subasalariados», algo así como una nueva clase social dependiente de todo tipo de ayudas. Raymond Torres, de Funcas, acaba de advertir sobre «la pérdida del poder adquisitivo y su significado». Yolanda Díaz abandera estos días una especie de «cruzada» a favor de la reducción de la jornada laboral, con sus palmeros habituales, Sordo y Álvarez al lado. Torres ha contado, en El País, que los trabajadores con bajos ingresos están preocupados por su capacidad de compra porque, a pesar de ciertas subidas, cada vez ganan menos «una vez descontada la inflación». Por el contrario «las rentas altas manifiestan una mayor preferencia por otras cuestiones, como la reducción de jornada». No hay muchos secretos y sí demasiado relato para confundir a ingenuos. Hay menos parados estadísticos, y es una buena noticia, pero el trabajo temporal –discontinuo o no, todo es terminología–, se impone y, además, cada vez peor pagado. «Bendito el hombre que encuentra su trabajo», decía Carlyle, pero ahora debería añadir que con la remuneración adecuada.