Detenidas más de 65 personas en Turquía por su implicación en los ataques contra propiedades sirias
Las fuerzas de seguridad de Turquía han detenido en las últimas horas a más de 65 personas por su implicación en los disturbios registrados anoche en la provincia de Kayseri, en el centro del país. Una turba enfurecida atacó a última hora del domingo numerosos establecimientos pertenecientes a personas de origen sirio después de que se difundiera el presunto abuso de una menor a manos de un ciudadano de nacionalidad siria. Los altercados, que se extendieron hasta la madrugada del lunes, se saldaron con la quema de varias casas, tiendas y vehículos, pero no causaron víctimas. La policía utilizó gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a la multitud, que llegó a entonar cánticos críticos con el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan. «¡Erdogan dimisión! No queremos sirios en nuestro país», expresaron cientos de manifestantes desde las calles de Kayseri, uno de los bastiones electorales del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas), la formación del presidente.
El ministro del Interior, Ali Yerlikaya, compareció en la mañana del lunes para anunciar la detención de 67 personas sospechosas de participar en los disturbios. Denunció que «varios ciudadanos de la región llevaron a cabo actos ilegales de una forma que no se ciñe a los valores humanos y dañaron casas, lugares de trabajo y vehículos que pertenecen a ciudadanos sirios», y calificó de «inaceptable» el hecho de que «la gente cause daños sin tener en cuenta el orden público, la seguridad y los Derechos Humanos». El titular de Interior añadió a través de su cuenta en X, antes Twitter, que «Turquía es un Estado de derecho. Nuestras fuerzas de seguridad continúan su lucha contra todos los crímenes los criminales» y que «el Tribunal Supremo da a los criminales el castigo que se merecen».
Yerlikaya también confirmó la detención del ciudadano sirio que abusó presuntamente de una menor, el detonante de los altercados. El hombre, según el ministro, fue detenido por «ciudadanos» de la localidad de Melikgazi, situada en la provincia de Kayseri, y «entregado a las fuerzas de seguridad» por las sospechas de acoso contra la menor, también de nacionalidad siria. Las autoridades ya han puesto en marcha una investigación para esclarecer las acusaciones.
Erdogan acusó de lo sucedido a la oposición por su «retórica venenosa» contraria a la inmigración, y advirtió de que el país «no llegará a nada azuzando entre la población la xenofobia y el odio contra los refugiados», según las declaraciones recogidas por el diario oficialista Daily Sabah. Más tarde, Ozgur Ozel, el líder del principal partido de la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata), hizo un llamamiento a la calma, pero matizó que los refugiados deben regresar a Siria: «Este tipo de incidentes no deberían ocurrir, pero para evitarlos hay que resolver el problema de los refugiados».
Turquía acoge a más de 3,5 millones de refugiados sirios que huyeron del país vecino tras el estallido en 2011 de una guerra civil tras la cruenta represión de las manifestaciones prodemocráticas registradas [[LINK:TAG|||tag|||6336132159a61a391e0a0a0a|||en el marco de la Primavera Árabe]]. Durante los últimos meses ha aumentado el discurso de odio contra los refugiados y los migrantes, lo que ha elevado el temor de que se produzcan episodios de violencia contra estas personas. En la campaña de las elecciones presidenciales y parlamentarias del año pasado, tanto la oposición como el propio Erdogan prometieron iniciar un proceso de repatriación de los más de tres millones sirios a los que acoge Turquía.