Esta es la coletilla que más molesta a los españoles
Todos usamos alguna de esas expresiones que nos sirven de comodín al hablar. Se conocen como muletillas. Nos salen de forma automática y ni siquiera somos bien conscientes de por qué lo hacemos. Generalmente caímos en ella como un modo de reforzar nuestros argumentos, captar el interés de nuestro interlocutor o creer que con ellas dominamos menos el uso de nuestra lengua.
Colocamos un no interrogativo al final de la frase, o la iniciamos con un "a ver" o "te entiendo" o colamos el manido "en plan", imprescindible en la jerga juvenil. Son innecesarias, no mejoran la claridad ni la efectividad de lo que queremos comunicar. Nos daremos cuenta de la facilidad con que aparecen en nuestras conversaciones si nos grabamos. En "Ser inteligente no es un delito", A. Cabo Ciudad señala que "las coletillas o muletillas nacen, crecen, se reproducen, pero no mueren; ahí van quedando, en el archivo, para el próximo que las quiera adoptar. Son una plaga que se extiende como un martirio para los oídos de cualquiera que se detenga a escucharlas".
Hay una que podemos coronar como la coletilla más mortificante: "¿Me entiendes?" Es la muletilla que más molesta a los españoles, según recoge la escuela salmantina Salminter. En una larga lista de curiosidades sobre el español, añade esta y lo corrobora con varios estudios que han revelado que es la expresión que más molesta a los hispanohablantes. La razón es la misma que podría aplicarse a otras de las coletillas presentes en nuestro hablar cotidiano: cuestiona la capacidad de entendimiento del receptor. Sin mencionar el nombre, Salminter alude a una famosa tertuliana de televisión que replica a cada persona con su machacón "¿Me entiendes?" A buen entendedor…
El español es un idioma muy rico y también lo es en expresiones populares y frases hechas que lo engrandecen. Es el caso de "dormir la mona", "montar un pollo", "manda huevos", "meterse en todos los fregados", "el coño de la Bernarda" o "hacerse la picha un lío". Son muy socorridas y alegran nuestra forma de hablar. Las coletillas, sin embargo, tienen el dudoso don de lo cansino y lo insípido. Y como ocurre con el denostado ¿me entiendes?, acaban resultando vulgares.
Los expertos en oratoria aconsejan eliminarlas definitivamente con un ejercicio inicial tan simple como identificar las muletillas. Una vez reconocidas, la siguiente técnica para evitarlas es practicar pausas al hablar que frenen el paso a esa expresión recurrente. La principal herramienta para combatirlas es ampliar nuestro vocabulario. Generalmente, la muletilla se cuela allí donde no encontramos la palabra adecuada. Cuantos más recursos tengamos a nuestra disposición, menos necesidad tenderemos de llenar el vacío con las dichosas muletillas. Lo agradecerán nuestra lengua y también nuestros contertulianos.