Jo Aleh, gran estrella de la vela olímpica neozelandesa con corazón israelí
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La Copa América Femenina que se disputará dentro de la 37ª Copa América de Barcelona está abriendo grandes expectativas y tres veteranas regatistas, la inglesa Hanna Mills, la española Támara Echegoyen y la neozelandesa Jo Aleh, las tres campeonas olímpicas y mundiales, son las grandes 'estrellas' de la competición. Hanna Mills (INEOS Britannía) tiene 36 años, Támara Echegoyen (Sail Team BCN), 40 y Jo Aleh (Emirates Team New Zealand), 38. Mills no competirá en los JJ.OO. de París, pero las otras dos se enfrentarán en la clase 49er.FX y ambas apuntan a medalla. Joanna Ayela Aleh (Auckland, 1986) es Miembro de la Orden del Mérito de Nueva Zelanda (NZOM), medalla de oro en la clase 470 en los JJ.OO. de Londres 2012 y plata en Río 2016, además campeona mundial y con una gran historia de superación. Es una de los pocos atletas judíos que provienen de algún lugar distinto de Israel o Estados Unidos y posee la doble nacionalidad neozelandesa-israelí. Su padre, Shuki Shukrun es israelí y combatió en la guerra del Libano, y su madre Daniella Aleh, es británica nacida en Nueva Zelanda, convertida al judaísmo y ex soldado israelí. Los dos decidieron volver a Nueva Zelanda en 1982, ella nació en Auckland y su nombre israelí es Qesem (Magia) Shukrun. Tras el divorcio de sus padres adoptó el apellido materno. En 1998 tuvo su 'Bat Mitzvá' (ceremonia judía de celebración para quienes han alcanzado la madurez personal y frente a su comunidad, que está fijada en 12 años para las niñas) en Be'er Sheva (Israel). Con solo ocho años, había quedado impresionada por la victoria de Nueva Zelanda en la Copa América de 1995 en San Diego (Estados Unidos) y le preguntó a su padre si podía aprender a navegar. Hizo un curso de iniciación y, unos años después, con la ayuda del dinero que recaudó de su 'bat mitzvá' se compró un pequeño barco de vela ligera. A los doce años, en 1998, ya se inició en la vela de competición. Luego pasó a las clases juveniles (menores de 18 años) y compitió en dos Campeonatos del Mundo Juvenil, logrando la medalla de debutó como olímpica en los JJ.OO. de Pekín 2008 en la clase Láser Radial, logrando diploma olímpico (7ª). En la clase 470, junto a Olivia Polly Powrie, ganaron varias medallas en los Mundiales de la clase, antes de lograr el oro olímpico en Londres 2012 batiendo a las británicas Hanna Mills y Saskia Clark. En Río 2016 obtuvieron la plata , batidas por las británicas. Tras sus éxitos olímpicos y entrar, en 2017, en el Salón de la Fama Internacional de Deportistas Judíos, decidió retirarse después de Río y pasar a ser entrenador, combinando con un trabajo en la consultora Ernst & Young. Tras no adaptarse a la vida sin competición, pasando por un momento físico crítico, sometiéndose a cirugías y pruebas médicas para descubrir la causa y se le determinó que no comía lo suficiente para equilibrar la energía que gastaba como atleta profesional. Se convenció de que podía recuperar ese nivel físico y si bien no realizó la campaña olímpica para Tokio, en 2022 decidió iniciar la campaña olímpica para París 2024 en la clase 49er.FX con Molly Meech, también miembro del equipo femenino de Copa del América, logrando la plaza para los Juegos en el Mundial de 2023. Después de entrenarse en Marsella -donde han vuelto ahora- preparando los Juegos, en los últimos días estuvieron en el golfo de Hauraki (Auckland), familiarizándose con el AC40 del Emirates Team New Zealand con el que competirán en el equipo de la Copa femenina. Ella y Meech, así como la regatista de Nacra 17 Erica Dawson, irán, al final de los Juegos, directamente desde Marsella, a la base del equipo en Barcelona. En cuanto al contacto que ha tenido con el AC40 de competición, indicó: «A pesar de todo lo que he navegado en el pasado, nunca pensé que navegar en estos barcos fuera una posibilidad. Después de haber hecho mucho trabajo en el simulador, mucha preparación, para luego navegar, hacer algunas maniobras y acomodarse detrás del volante, fue bastante increíble. Desde el punto de vista de la dirección, me costó un poco acostumbrarme a las sensaciones y a la realidad de estar en el agua». «Pero en el agua -añadió- resulta ser más fácil que en el simulador, en el sentido de que tienes entradas: puedes sentir el barco y puedes ver el viento. Mientras que en el simulador, definitivamente estás más pendiente de los números en la pantalla». Alternar entre dos grandes campañas de navegación, con apenas uno o dos días de descanso, no es un problema para ella porque, «lo vemos como algo bueno. El AC40 es más rápido y hay un gran énfasis en la comunicación, especialmente en mi papel como timonel», dice. «Vamos cuatro tripulantes juntas en el AC40, pero dos de ellos no pueden verse directamente. Así que comunicarse entre nosotras es realmente todo un reto. Así que creo que también es una gran preparación para el 49erFX. que realiza a las órdenes del entrenador español Javier Torres del Moral, quien convenció a Aleh a volver a la competición olímpica tras seis años de ausencia «Tenemos una lista de trabajo de aquí a los Juegos. Pero lo básico está ahí, estamos viendo progresos, y durante los próximos dos meses en Marsella seguiremos trabajando» , aseveró Espera que esta primera Copa Femenina tenga continuidad en el futuro y de más oportunidades de navegación profesional para las mujeres neozelandesas y del resto del mundo. «Lo he estado diciendo durante 10 o 15 años, ¿no sería genial si hubiera algo más que pudieras hacer más allá de la vela olímpica?. Yo soy de los que nunca se rinde y espero que continúe. Esto es solo el comienzo», concluyó.